Historia:Valle de Abdalajís

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El término municipal de Valle de Abdalajís se encuentra situado al borde sur de la Comarca de Antequera, rodeado casi en su totalidad por las tierras de este municipio y abierto por un estrecho corredor al Valle del Guadalhorce. En el entorno de Valle de Abdalajís tiene un gran protagonismo la sierra que recibe su nombre y que actúa como impresionante telón de fondo calizo, formado en el periodo Jurásico, de las casas blancas que se extienden a sus pies.

En la vertiente opuesta, el paisaje está formado por un relieve más suave, de lomas y ondulaciones cubiertas de olivares y cereales. Entre las lomas y la sierra se abre paso el Arroyo de las Piedras, que desemboca en el Río Guadalhorce y avisa de la cercanía del Valle del Guadalhorce.

La situación de este pequeño valle entre las tierras del Guadalhorce, vía de comunicación hacia el mar y la ciudad de Málaga, y las tierras de Antequera, entre la Alta y la Baja Andalucía, le convierten en un paso importantísimo a lo largo de la historia. Una historia que aunque tuvo antecedentes muy remotos, como lo demuestran los numerosos vestigios encontrados en la zona, tiene sus primeras páginas notables en la época íbera.

Desde la Prehistoria, el Valle de Abdalajís ha servido como paso obligado o nexo de unión entre la zona del Guadalhorce y la Vega de Antequera lo que le ha proporcionado una riqueza arqueológica extraordinaria, así lo evidencian los múltiples yacimiento y restos arqueológicos encontrados en su término municipal.

Ya en el siglo pasado, escritores como Berlanga o Guillen Robles se asombraron de ello. Este último autor en su libro "Historia de Málaga y Provincia" decía así: "... También se han encontrado en nuestro país multitud de hachas de piedra, encontrándose en nuestra provincia, en Almogía, Álora, Ronda,... pero recogiéndose con mucha mayor abundancia en el Valle de Abdalajís, por lo cual sospecho que en este punto se hallaría una importante estación prehistórica.

Efectivamente son incontables las cantidades de hallazgos de hachas de piedra, útiles de sílex y cerámica prehistórica encontradas en esta localidad.Vasijas

Queda patente, por tanto el indudable abolengo histórico de esta comarca. Por el valle y Sierra de Abdalajís han pasado muchas civilizaciones y razas diversas.

Después de los pueblos indígenas primitivos, dejaron su huellas, íberos, celtas, helenos, púnicos y romanos; alcanzando su mayor apogeo durante la permanencia del dominio romano, localizándose la antigua ciudad romana de Nescania sobre los cimientos del actual pueblo.

Bajo los cimientos del Valle de Abdalajís yacen muchos recuerdos y grandezas remotas sepultadas; de las asperezas de sus sierras, arranca el hombre neolítico, la diorita, el pedernal y la piedra con que fabricó sus útiles y hachas de caza y lucha; en el ambiente, se dibujan los trazos eurrítmicos de sus estatuas nescanienses y parecen oírse plegarias a Júpiter.

Está constatada la existencia de una población ibérica, la cual más tarde entraría en contacto con los colonizadores fenicios y púnicos, como lo demuestran los yacimientos del "Nacimiento" y "Cerro del Castillo" (ambos han aportado fragmentos de cerámica griega siglo V a.C). En opinión de los estudiosos del tema, estos dos yacimientos tuvieron una misión de control de esta zona.

También hay que reseñar el yacimiento del "Cerro Pelao", el cual Gozalbes C., en su obra "Las Vías Romanas de Málaga" lo relaciona con las famosas "Torres de Anibal". De esta época data la estatuilla de una Demeter en Terracota, expuesta hoy en día en el museo arqueológico de Sevilla.

Estatuilla de un toroYa de época un poco posterior podemos señalar la aparición en 1928 de un bloque de piedra con un bajorrelieve que representa a un toro y que, desgraciadamente, fue destruido por su descrubridor.

Fechada en los siglos II y III a. C., " La Dama de Oferente del Valle de Abdalajís " es una muestra del arte ibérico prerromano. Se trata de exvoto que representa a una figura femenina tocada con mitra y velo en posición de súplica, realizada en bronce pleno y de unos 8 cm, aproximadamente de altura.

Una decena, aproximadamente, de exvotos aparecidos, representando a otros personajes y animales, nos demuestran lo común de este tipo de ofrendas, permitiendo la localización de un santuario ibérico, por parte de expertos en el tema.

En el campo de la numismática Gonzalo G., en su libro sobre las monedas de la ceca de Malaca, destaca el hallazgo en el Valle de Abdalajís del mayor tesoro de moneda de esta ceca en Málaga.

Aproximadamente en el año 70 d. C., en tiempos de Vespiano, se le concede a Nescania el título de " Municipium Flavium ".

Sobre la vida social, acontecimientos y familias notables de Nescania se hallan más de 25 epígrafes procedentes de sus ruinas de las cuales podríamos destacar tres:

La Peana, dedicada en el año 104 por los nescanienses a Trajano.

Una epigrafía dedicada a Júpiter por un Calpurnio y que atestigua la existencia de un templo dedicado a éste dios.

Epigrafía referente a Séneca, ya desaparecida, que dice así: "Los naturales y vecinos de Nescania erigieron una estatua a Lucio Anneo Séneca, por los beneficios que le había hecho. En resumen, gracias a estas epigrafías conocemos que en Nescania había familias muy influyentes, fuentes muy apreciadas nos hablan de unas 15 estatuas, entre ellas las de Séneca, Trajano y las existentes en el museo de la Alcazaba de Málaga y que representan a Baco ( Dios del vino) y a Fauno.

Tras la destrucción del pueblo romano por parte de los pueblos bárbaros, vándalos y visigodos a mediados del siglo IV, toda la región quedó despoblada durante varios siglos hasta la llegada de los árabes. A la dominación del pueblo árabe, el municipio de Valle de Abdalajís debe su actual nombre. El nombre actual del pueblo, parece ser que viene de Abd-el-Aziz, hijo de Muza, lo que situaría su origen árabe en los primeros años de la presencia de este pueblo en la península, no existiendo datos sobre el municipio en esta época.

La comarca del Valle de Abdalajís queda bajo la dominación musulmana durante 699 años. Durante tan dilatado periodo de tiempo, sobre las ruinas de Nescania, no existió población alguna. Los habitantes de la comarca del Valle de Abdalajís y de su Sierra, vivían diseminados en huertas y cortijos, sin la existencia de un núcleo de población urbana como tal.

De esta época, únicamente quedan restos del que fue el Castillo de Hinz-Almara (Castillo de la Mujer ) construido sobre los restos de un poblado ibérico y que formaba parte del cinturón defensivo de Antequera.

Posterior a la dominación árabe, nos adentramos en la reconquista cristiana, con la ocupación, completa sumisión y dominio efectivo de la totalidad de la comarca, incluido en ella el Castillo de Hinz-Almara, la Sierra y el valle. Este periodo tiene sus inicios en 1407.

En los últimos años se ha podido documentar la existencia de varios núcleos de población árabe. El más importante de ellos se localiza próximo al Cortijo del " Plateao ". Igualmente se han encontrado amuletos árabes en plomo, con inscripciones en árabe y rica decoración. Pero sin duda cuando el Valle de Abdalajís tiene más protagonismo es en la época de Omar Ben Hatsun y en los encuentros bélicos que en él tienen lugar.

En 1492 los árabes son expulsados totalmente de nuestro suelo y acaece un hecho histórico en el Valle de Abdalajís, de escasa importancia pero que viene a significar la génesis del actual pueblo, el reparcimiento que, de los campos del Valle de Abdalajís, se hizo por el Bachiller Juan Alonso Serrano, tras la finalización de la reconquista de la provincia de Málaga, cupo buena parte a un vecino de Antequera, D. Juan de Eslava, (se puede considerar a éste como la piedra angular del origen de la villa de Valle de Abdalajís y aborigen de la genealogía del Señorío Jurisdiccional que gobernó esta villa desde 1559 hasta las Cortes de Cádiz de 1811.

Hay que considerar dos etapas durante el siglo XVI, la primera, hasta el 1559 el Valle de Abdalajís es antequerano, formando parte de la estructura geopolítica de Antequera durante 149 años, siendo a partir de esta fecha cuando se constituye en Señorío, segregándose de la Jurisdicción antequerana y crea su propio municipio autónomo, gobernándose por la Señoría, y el Ayuntamiento y Justicias que nombra el Señor.

El término de Valle de Abdalajís se incorpora a la Casa de los Padillas, representada en el año 1559 por D. Alonso Pérez de Padilla y Cobos, biznieto de Juan de Eslava, nieto del Alcayde de Antequera D. Alonso Pérez de Padilla y Eslava y sobrino del Arcediano de Ronda D. Lorenzo Pérez de Padilla y Eslava. A éste último es a quien se incorpora en 1559 a 1561 el Mayorazgo de Abdalajís quién en virtud de los vínculos fundados a favor de este Mayorazgo dona la Corona del Señorío jurisdiccional civil y criminal a favor de Alonso Pérez de Padilla y Cobos. Podemos considerar por estos motivos, como fundador del Valle de Abdalajís a D. Lorenzo de Padilla y Eslava.

En el siglo XVII se empiezan a conocerse las primeras calles del pueblo y nombres de las mismas como son entre otras, la plaza pública, calle Real, calle Alameda, calle Fresca, barrio del Medio, Castillejo, Callejón, calle Albaicín.

En este tiempo continuaba siendo el Valle propiedad de los señoríos, y sus habitantes seguían sometidos al régimen de vasallaje. Las casas, propiedad de los habitantes del pueblo, estaban sujetas a unos tributos a favor de los señores y los Ayuntamientos de la Villa eran nombrados por el señor. La actividad del pueblo era, exclusivamente agrícola y ganadera. La categoría económica de los ciudadanos los dividía en propietarios, arrendatarios, artesanos y jornaleros. El escribano, el cura y el médico, y algún vecino con nivel cultural alto constituían el estamento ilustrado.

Ya en el siglo XIX se produce una profunda transformación política, social y económica que modifica la estructura de los pueblos, la disolución y abolición de los Señoríos y entre ellos el de Abdalajís. De esta forma el señorío del Valle de Abdalajís se interrumpe desde 1812 a 1814, según el acuerdo de las Cortes de Cádiz, para restablecerse en 1814 con la etapa absolutista de Fernando VII.

Muerto este en 1833, la reina Regenta María Cristina consigue abolir la política de los señoríos. Así D. Isidro Mesías de Vargas, Conde de los Corbos, último señor del Valle, quedo convertido en particular, simple y puro propietario de sus fincas en el Valle de Abdalajís falleciendo en 1880 y desaparecido definitivamente de la Villa de Valle de Abdalajís la Casa de los Padillas. En esta fecha el Valle de Abdalajís cuenta con 2.859 habitantes y muchas de las actuales calles y fuentes.

A partir de esta fecha, el pueblo fue aumentando en el número de habitantes y conformando la actual estructura urbana, alcanzando en los años 60 del siglo XX, un total de 3.987 habitantes.

Josefa Muñoz Castillo, que juntamente con Ana Josefa Pérez Florido, la futura Madre Petra de San José, promovió, en 1873, la creación de una Casa, en la Calle Alameda, para acoger a los ancianos necesitados de Valle de Abdalajís. en 1875 se trasladaron a otra casa en la plaza, frente a la Parroquia de San Lorenzo, a la que el pueblo llamó, muy significativamente, " La Casa de Los Pobres " . De ahí también el que el vecindario las llamara " Hermanitas de los Pobres", sin ser religiosas, ni tener ninguna relación con la Congregación lleva ese nombre. A partir de 1878, año en que " Anita ", siguiendo su vocación religiosa salió de Valle de Abdalajís. "Josefita ", ayudada por otras personas del pueblo, continuó durante muchos años, al frente de la citada " Casa de los Pobres ".

Ana Josefa Pérez florido - conocida más tarde con el nombre de Madre Petra de San José - nació el 7 de diciembre de 1845. Después de vivir cinco años dedicada al servicio de los ancianos más necesitados de Valle de Abdalajís, fundó en Málaga, en 1880, la Congregación de Madres Desamparados y San José de la Montaña. Su primitiva comunidad fundacional estuvo formada por tres vallesteras más: Frasquita Bravo Muñoz - Madre Magdalena de San José - , su hermana Isabel Bravo Muñoz - Madre Natividad de San José y Rafaela Conejo Muñoz - Madre Trinidad de San José . La primera y la tercera sucedieron a Madre Petra, al frente de la Congregación.

Después de haber fundado diez Casas, enferma y agotada por su entrega sin límites a los demás, especialmente a los más necesitados, murió Madre Petra, en Barcelona, el 16 de agosto de 1906. Su fama de santidad y los muchos favores atribuidos a su interseción, dieron lugar a la apertura de su Proceso de Beatificación y Canonización, en 1932. El 14 de junio de 1971, el Papa Pablo VI aprueba sus virtudes heróicas; y el 16 de octubre de 1994, fue beatificada en Roma por el Papa Juan Pablo II.

La Congregación, extendida hoy por España, por Italia y por siete países de América, ejerce su labor apostólica y social en Residencias para Ancianos necesitados, Hogares para niños con problemas familiares, Colegios, Residencias para Estudiantes, Casas en países de Misiones, Guarderías y Casas de Espiritualidad.

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