Historia de Coín

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Los primeros asentamientos situados en el término municipal de Coín son los estudiados por los profesores Fernández, Márquez y Ferrer entre otros, en los alrededores de los ríos Grande, Pereila(s) y Nacimiento, datados en épocas Paleolíticas, Neolíticas y de los Metales. En Coín se pueden encontrar vestigios de la época del Paleolítico, de la Edad del Bronce y del Cobre. El primer vestigio arqueológico conocido de la Prehistoria en Coín es el denominado "Taller de Ardite", lugar donde se extraían minerales y se fabricaban utensilios, tanto en el Paleolítico como en la Edad del Cobre y del Bronce. Dos yacimientos Cerro Carranque y Llano de la Virgen, catalogado como Bien de Interés Cultural, destacan en la Edad de los Metales, y este último abarca todo el segundo milenio antes de nuestra Era. Del paso del mundo prehistórico al histórico, el yacimiento del Cerro del Aljibe y su entorno son testigos excepcionales. Su cronología va desde el Calcolítico al siglo I después de nuestra Era, incluyendo vestigios griegos, fenicios, íberos y romanos. La civilización romana está representada ampliamente por utensilios y cerámicas encontradas por todo el término municipal, sin embargo, no puede afirmarse que Coín haya sido municipio romano. De época visigótica parece ser el yacimiento del Cerro de las Calaveras, lugar de enterramiento individuales en fosa alargada.

Edad Media

Los primeros vestigios construidos en el espacio urbanístico conocido como Coín y que hoy día se mantienen pertenecen a pobladores mozárabes: un espectacular monasterio excavado en la roca conocido como las cuevas rupestres, probablemente construido entre los siglos VIII y X, que hacen entender una habitabilidad en el núcleo urbano previa a la fundación. Un conjunto de cinco huecos excavados en la roca de los que los tres centrales se comunican entre sí y los dos laterales tienen acceso independientemente. El conjunto está vertebrado en torno a las tres naves centrales, siendo una de ellas la que constituiría la iglesia. En este hueco se puede diferenciar la entrada, la nave de la iglesia y el ábside cuadrangular, cuya cubierta pretende imitar una bóveda de medio cañón. Este conjunto rupestre hubo de ser en su tiempo un monasterio suburbano, lo que denota la existencia de una comunidad mozárabe organizada y de cierta importancia. También parece confirmado que el castillo de Coín tuvo un papel importante en la lucha interna que supuso la rebelión de Omar Ben Hafsún, de ahí la posible construcción de la plaza fuerte mandada construir por Abderramán III, probablemente posterior a la existencia de las cuevas antes comentadas, según el estudioso Gallero. A partir de este momento Dakwan parece iniciar su época de esplendor. En 1330, el año de la toma de Teba por los cristianos, es sede judicial y probablenente por ello también capital administrativa de la Algarbía (región occidental) de Málaga, situación ésta que muy probablemente se mantuvo hasta finales del siglo XV. Es también en los siglos XIV y XV cuando los autores musulmanes (Ibn Battuta, Ibn al-Jatib) fraguan la imagen geográfica de la excelencia natural de Dakwan -abundancia de aguas, exuberante vegetación, bondad de clima- que ya no cesará de repetirse a lo largo de su historia.

Edad Moderna

En el siglo XV el cerco cristiano se estrecha sobre el Reino Nazarí de Granada. En cuanto Benamequiz, era una alquería que fue prácticamente arrasada por las tropas cristianas. Ejército que tomó Coín o Castro Dzaquan a finales de abril de 1485, el día 27 concretamente, según algún cronista. Nace el Coín cristiano. No obstante su cercanía a Málaga, conservó durante mucho tiempo una autonomía y organización aparte de la malagueña, no incluyéndose en el término de Málaga, uno de los más extensos del nuevo Reino de Granada, por lo que su repoblación y regimiento fueron independientes de los de Málaga. Dos años y medio después de la conquista se inicia el reparto de tierras y la repoblación, pensada inicialmente para 300 vecinos, pero que finalmente ascendió a 450. Los problemas suscitados por los repartidores motivan que a mediados de 1491 tenga que reformarse el Repartimiento.

El gobierno municipal en Coín se rigió entre 1505 y 1623 por un sistema basado en la "mitad de oficios" entre el estado noble y el estado llano o plebeyo. Desde el siglo XVI Coín ofrece un lento pero constante aumento de población. Andrea Navaggero en su "Viaje por España" (1524-1526) lo cita entre la relación de pueblos más destacados de Andalucía. Uno de los personajes más importantes que habitaron en la Villa de Coín durante estos años fue Bernardo Pérez de Vargas, quien escribió aquí gran parte sino la totalidad de las páginas de sus obras Los cuatro libros del caballero Don Cirongilio de Tracia (Sevilla, 1545), La Fábrica del Universo (Toledo, 1563) y De re metallica (Madrid, 1569). En 1586 tiene 500 vecinos (es decir, "pecheros", personas que pagan impuestos), cifra sólo superada en la provincia por Málaga, Antequera, Vélez-Málaga, Ronda y Marbella; 580 vecinos en 1594; 603 vecinos en 1717; 6.237 habitantes en 1752 según la pesquisa de Ensenada y 6.639 según el Censo de Floridablanca, datos relativos pero muy aproximados. El siglo XVII supone el afianzamiento de la Edad Moderna en Coín. 1632 es el año de la compra su jurisdicción al Rey, eximiéndose así de la de Málaga, pero el pago no se hará efectivo hasta 1696. Entre 1632 y 1649 diecisiete vecinos compran al rey otros tantos regimientos perpetuos, cargos que se anularon por orden real en 1650 por los daños y perjuicios causados al vecindario. Esta medida fue el inicio de una serie de desórdenes que culminan con la elección fraudulenta de dos delincuentes como alcaldes y con la muerte del Corregidor de Vélez, enviado para aclarar la situación, y de uno de los alcaldes. Como consecuencia de ello, se decreta la imposición y erección del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Hoya de Málaga, jurisdicción gobernada por un cargo denominado Corregidor, el cual ejercía su mando sobre las villas de Alhaurín, Álora, Cártama y la propia Coín, donde era normalizada su residencia continuada.

El Siglo Ilustrado transcurre teniendo a Coín como sede del Corregimiento y con la importante aportación del obispo vasco Don Monseñor de Eulate y Santacruz, quien inició varias medidas de corte ilustrado a mediados del siglo XVIII. En el Catastro de Ensenada, realizado durante 1752 se deja ver la gran desigualdad en cuanto a la propiedad de tierras de secano (en manos de grandes propietarios absentistas y de eclesiásticos) y la gran presencia de una protoindustria basada en la transformación de cosechas de trigo y aceite especialemte, mayoritariamente propiedad igualmente de estos estamentos. Algo más adelante en el tiempo le fue concedida, por resolución de Carlos III, en 1765, el privilegio de tener Feria anual de ganado durante los días 11, 12, 13 y 14 de agosto, la primera feria oficial en la comarca, proceso que fue estudiado por el profesor Avellaneda. El impulso por el conocimiento histórico propio de la corriente ilustrada verá aparecer los primeros historiadores locales: el trinitario Fray Fernando Domínguez Noticia de la conquista, antigüedad y demás cosas notables de la villa de Coín (1773) y Antonio Agustín Jiménez de Guzmán Historia de la villa de Coín (a finales del siglo, en 1796). Según el trinitario, en 1773 el Ayuntamiento de Coín se compone de un Corregidor de Letras, seis regidores anuales, un alguacil mayor, un fiscal, un síndico personero, dos síndicos del común, dos escribanías de cabildo, cinco escribanías públicas, una escribanía de millones, una escribanía de hipotecas (anexa a la mayor de cabildo), dos procuradores, un síndico general de menores, un mayordomo de propios, dos ministros y un portero. Contaba también con una Administración de Rentas Provinciales y otra de Tabaco, así como un preceptor de gramática y un maestro de primeras letras. Sus 700 huertas producen toda clase de hortalizas y frutales, como el "albarcoque", el granado, el durazno, el peral y el membrillo. Sus campiñas proporcionaban trigo, cebada, maíz, aceite, cáñamo, lino, uva de Loja, higos, miel, pasa y seda. Tiene 20 molinos de pan moler y 14 de aceite, preindustria ésta que ha perdurado hasta el siglo XXI. La población en dicho año era de 1.800 vecinos.


Edad contemporánea

Durante la Guerra de la Independencia Española, Coín jugó un papel importante, ya que allí se alojó el obispo de la diócesis malagueña, Vicente de LaMadrid, en el Palacio Episcopal que se construyera allá por el siglo XVI, donde falleció en 1809. Sufrió una gran inundación en el mes de noviembre de 1831 y construyó un cementerio extramuros en 1888. El siglo XX vio un auge industrial auspiciado tanto por coineños, como por comerciantes foráneos, y aunque no existieran personajes cercanos a la figura de terrateniente, existían las desigualdades propias del sistema capitalista. En 1896, comienzan los pioneros de la electricidad en la villa; en 1913 se inauguró la línea férrea con Málaga y un par de años más tarde se solicita y llega la comunicación telefónica. Diecisiete años después, Alfonso XIII le concedió a Coín el título de Ciudad y el tratamiento a su Ayuntamiento de Excelencia. Una vez llegada la Guerra Civil, Coín vivió un cruenta lucha que segó la vida de centenares de personas. Durante la dictadura franquista se vivió el exilio como en otras tantas localidades andaluzas. Décadas después, se ha ido transformando tanto la configuración política de su ayuntamiento como el aspecto o fisonomía urbanística del pueblo -dependiente antes de la agricultura e industria- en una pequeña ciudad cada vez más tendente al sector de la construcción, servicios y turismo de interior.

Referencia

Este artículo incorpora material de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia GFDL.

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