Moros y cristianos de Benalauría

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Fiestas de Moros y cristianos de Benalauría.

Historia

Tras la conquista del reino nazarita en 1492, la Serranía de Ronda queda incorporada a la Corona de Castilla. Las Capitulaciones entre la Corona y los moros vencidos determinaban el respeto a las creencias y los bienes de los muslimes que no habían dispuesto una resistencia a ultranza al avance cristiano.

La política real buscaba un doble objetivo: de un lado tener sujetos a la tierra a unos súbditos "pecheros", esto es, capaces de generar impuestos, de otro, evitar revueltas que pusieran en peligro la consolidación de la conquista. Si algunos emigraron al norte de África lo hicieron en pequeño numero, y siempre de las clases mas acomodadas, ya que los Reyes impusieron numerosas trabas legales e impuestos que evitaban una desbandada general, a la par que permitían la desarticulación de aquella sociedad, privada desde entonces de sus cuadros dirigentes.

Los moros que permanecen serán llamados mudéjares ( de “mudayyan”, los que se quedan ) y, como hemos dicho, disfrutan del libre uso de su credo y sus leyes, de su libertad y su propiedad, sobre todo de los bienes raíces en las zonas rurales. Territorios casi mudéjares serán las serranías granadinas, almerienses y malagueñas. Hubo zonas cuyo poblamiento fue mas bien mixto, y otras pobladas mayoritariamente por cristianos, como ocurrió en Ronda y el sector norte y noroeste de su serranía.

Unos estarán bajo jurisdicción real ( moros de realengo ). Pagaban un impuesto general, el servicio y medio servicio, y otro como minoría bajo protección de los Reyes, el castellano de oro. Otros moros son de señorío, como ocurría precisamente en la parte sur-occidental de la Serranía de Ronda: Los señores de Arcos tenían la jurisdicción de Casares; el marques de Cádiz, la de Villaluenga y Gaucín; el Conde de Feria era el señor de Benalauría y Benadalid.

Muy pronto comenzaron los primeros disturbios. En 1499 los Reyes están en Granada e instan a Cisneros a que intente la conversión de los descendientes de cristianos que anteriormente habían abrazado el Islam ( los “elches” ). Este fútil motivo fue suficiente para que el celoso cardenal intentara otras conversiones, lo que hizo cundir el pánico en el Albaicin. Fue como una señal para que los mudéjares de las serranías, que además estaban siendo objeto de expolios de sus propiedades a pesar de la protección regia, se alzaran en armas en partidas mas o menos organizadas.

Desde 1500 comienzan las revueltas en la Alpujarra, la Axarquía y las sierras de Marbella y Ronda. En Marzo de 1501, Don Alonso de Aguilar y su tropa son aniquilados en las faldas de Sierra Bermeja y las milicias concejiles se vieron impotentes para dominar la rebelión. Acudieron entonces contingentes de otros municipios andaluces y, por fin, en mayo de 1501 se rinden las ultimas partidas de rebeldes.

La represión no fue dura, a pesar de los requerimientos de la nobleza, con el Conde de Tendilla a la cabeza. Los moros fueron obligados a la conversión, en cuyo caso se respetaban sus bienes y disfrutaban de los derechos de un cristiano, o a la deportación. Se decretaba asimismo una amnistía para todos los que habían participado en las revueltas.

Pero el problema de fondo, la existencia de una minoría cuyos usos, leyes y costumbres eran poco menos que inadmisibles, no quedaba resuelto con estas medidas. Los mudéjares se van a convertir casi en masa, pero la mayoría de ellos practicaría la “taqiya” o simulación. La tragedia de esta minoría continuará durante todo el siglo XVI, con graves rebeliones sofocadas tras guerras penosas y cruentas represiones ( 1568-69, 1577 ). Finalmente, en 1609, Felipe III decreta su expulsión definitiva de todos los reinos de España.

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