Partir la Vieja (Arriate)

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Partir la Vieja es una fiesta del municipio de Arriate

En el municipio de Arriate se viene celebrando año tras año desde hace ya varios siglos , una fiesta tradición: El día de la vieja. Los orígenes de esta celebración se remontan a fechas muy anteriores al 1700 , si bien es en este año cuando se encuentra el primer testimonio escrito. La iglesia en aquellos años era dura durante la cuaresma, ya que quería que ésta fuera lo más parecida a los cuarenta días y cuarenta noches que Jesús estuvo en el desierto; ante tanta dureza el pueblo se reveló y consiguió que se pusiera un día de Acción de Gracias . En este día , se partía la cuaresma por la mitad y se aprovechaba para resarcirse de tanta dureza, de ahí la expresión “Partir la vieja Cuaresma” y no Partir la vieja, pensando mucha gente que ésta viene de partir una vieja por la mitad.

Coincidía este domingo central de la Cuaresma con el llamado “ laetere” , En el que se hacia un descanso a la penitencia cuaresmal ; lo ornamentos sacerdotales, morados en todo ese tiempo se cambiaban por el color rosáceo en la celebración de la misa de esos días, y en el antiguo misal también coincidía con la lectura evangélica de la multiplicación de los panes y los peces. Caso curioso es que la vieja sea la única fiesta de Andalucía que no este representada por ninguna advocación santoral, sino por una figura pagana, La Vieja, aunque a pesar de ello, tiene ecos religioso, partir la vieja Cuaresma.

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Sin embargo, hay estudiosos que creen que la vieja hunde sus raíces en las multitudinarias fiestas de primavera que celebraban en la antigüedad las civilizaciones mediterráneas: etruscos , griegos, romanos. Aquellas celebraciones de entonces y estas de ahora son muy parecidas: el invierno, estación dura y gris, en sus últimos estertores presiente a la primavera que, tendiendo redes de sol se bebía sus tinieblas. Con sus verdes vientos y sus claros aires prende de vida los campos y de azules viste las tardes. El clima se suaviza y las gentes salen al campo para darle la bien venida y para ver partir “la vieja”estación

Es sabido que en Francia también se celebra una fiesta llamada pic-nic de la mi-curéme o comida campestre de la mitad de la Cuaresma. Coincidiendo con la fecha y el significado de nuestra vieja. Los amantes de la literatura que hayan leí a Madama Bovary de Flaubert, habrán podido captar que en sus páginas hace mención a esta fiesta y a su carácter.

En nuestra comarca, este día se celebra solamente en los pueblos situados en la depresión de los pueblos situado en la mesa de Ronda: Arriate y sus aledaños (las huertas, la simada y los prados), Serrato y cuevas del becerro.

Para esta celebración los arriateños escogieron lugares donde el agua era abundante y buena y en los que tuviera cabida casi la totalidad de la población. Inicialmente se iba a un lugar llamado huertas de María de las Nieves, El serrito del esparto, Los arroyos... años más tarde se cambiaron estos lugares por Parchite o el Puente de la ventilla (siendo estos dos últimos junto con las Monjas los más frecuentados últimamente) . Otros lugares frecuentados par tal menester fueron Los Pinitos del Marqués y Fuente Bermeja.

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Parchite era un lugar muy apropiado para dicho menester, la abundancia de hiervas, la cuenca del arroyo,las numerosas encinas y las paredes en las que poder resguardarse en caso de mal tiempo, propiciaban un buen sitio donde extender las mantas y sentarse en torno a la comida. (Las paredes solían ser elegidas por las personas que llevaban menos comida y que se sentían un poco avergonzadas).

La costumbre de ir a partir La Vieja a Parchite quedó fuertemente arraigada después de que el ferrocarril atravesara por primera vez, aquel entorno. Levantó tal expectación, se concentraba tal cantidad de personas que, practicaménte Parchite, se erigió en icono de La Vieja. Parchite, en aquella época, pasaba por una época de bonanza económica debido a sus fábricas de chacinas, su fabrica de mármol, su estación de tren y la gran cantidad de viviendas que se construyeron a su alrededor contribuyendo a crear un entorno próspero y esplendoroso. Las gentes comenzaron a coger el tren en la estación de Arriate y bajarse en la de Parchite, facilitando de este modo el camino con los niños y los canastos . Cuando la economía no era propicia, se iba una persona con los canastos en el tren, mientras que el resto de la familia hacían el camino andando; quien poseía un burro o mulo, montaba a los niños y a los canastos (también habían canastas) en los cerones. El viaje andando era un trayecto de encuentros en el cual se cantaban numerosas coplillas de pique, se contaban chascarrillos ,adivinanzas... Más tarde, pusieron la “ empresa” ( el autobús), que desde la ermita de las Casas Nuevas a Parchite no paraba de dar viajes durante todo el día.

En Parchite en frente de la fuente se encontraba La Venta, que era una taberna con un salón muy grande, en el cual se hacía el baile y se posibilitaba la oportunidad de “ arrimarse”los mocitos a las mocitas para pretenderlas. El paseo que se efectuaba en un camino paralelo a la vía y por debajo de ella (en la actualidad sigue vigente) también propiciaba la oportunidad del acercamiento de los galanes a sus pretendientas ya que el paseo se convertía en un hervidero de gente joven paseando por él, en el cual las mocitas lucían sus encantos y y lo mocitos tenían la oportunidad de “arrimarse”a la que le gustaba para pedirle “un paseíto” Aunque, al parecer, habían parejas que cambiaban el paseo por lugares más recónditos, contribuyendo así a engrosar la lista del censo; de ahí el dicho que había en aquellos tiempos cuando nacían los niños frutos de aquellas voluptuosidades campestres: “Ya están aquí los de La vieja”. Ni que decir tiene que era un día de regocijo, encuentros, bailes,paseos,juegos que propiciaban las relaciones y relajaban agrias y estrictas normas sociales y de decoro. También a lo largo de este improvisado paseo se ponían kioscos de golosinas, un toro donde se montaban los jóvenes y un par de caballitos, uno más grade y solo y otro más pequeño y con un carrito detrás para los más pequeños donde era costumbre de echarse una fotografía montados en ellos para dejar constancia de que se había estado en La Vieja.

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A pesar de la precariedad económica de la generalidad de las personas de tiempos pasados, el día de La Vieja, era esperado y deseado por pequeños y mayores como un día que les brindaban la posibilidad de comer alimentos que de ordinario se carecía tales como limones dulces, naranjas cañadú, rosca de pan, salchichón, nueces ,carne de membrillo, peros de Ronda, huevos duros, salmorejo pobre, chorizos... y que con el mayor de los esfuerzos se iba recogiendo poco a poco para ese día. las mujeres se las tenían que ver y que desear para poner a buen recaudo lo aprovisionado pues, más de un caso se daba que en un descuido los chiquillos carentes de tales viandas y no pudiendo resistir la tentación, sucumbían al deseo y daban buena cuenta de todo lo que con tanto esfuerzo se había ido juntando. Se dieron casos de familias que no pudieron salir al campo porque al echar mano para preparar el canasto no tenían nada para llevar, cobrándose los pequeños una buena paliza. Pasado el tiempo se fue uniendo a las viandas antes citadas, el queso, el vino, la carne, los dulces y frutas variadas, los rosquillos de vino, la mistela y las variedades de chacinas de la localidad. Es sabido que en tiempos de La República, El Ayuntamiento, regalaba a cada niño que a si lo pidiese en la escuela, estando escolarizado o no, una naranja, un limón, un chorizo, un huevo cocido y una rosca de pan. Para que ningún niño se quedara sin partir La Vieja. Pero a pesar de todo era inevitable ver a numerosos pedigüeños que sin tener nada que llevarse a la boca se acercaban desde distintos puntos de la comarca, atraídos por la característica de la festividad, para pedir algo de sustento y que eran socorrido por la generosidad de los lugareños.

Cuando se daba el caso de que el día de La Vieja se presentaba desapacible y no se podía salir al campo, se solía organizar la celebración, en un lugar de la casa que no fuera de uso cotidiano tales como el cuerpo de casa, la cámara o cualquier otra dependencia. con ello se le daba un toque especial a dicho día.

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El pueblo de Arriate se ha visto siempre acompañado en esta tradición por las personas que habitan en sus alrededores: los huertanos, los simaéños y los plaeños, a si, como numerosas personas venidas de toda la comarca, que cargados con su cestas, talegas, canastos..., se fundían con los lugareños. Últimamente, cada vez son más las personas que allende nuestra comarca, se desplazan para compartir con todos nosotros este día de tanta tradición y significado. Llegando a organizar excursiones en autobús, incluso desde Francia, los emigrantes arriateños residentes allí. Desde la Costa del Sol, también suelen organizar excursiones los arriateños que viven en ella para pasar este día con familiares y paisanos.

Igualmente, señalar los evidentes cambios producidos en esta celebración. En primer lugar la diferente forma en que vivimos hoy la Cuaresma, por lo que ese día de Acción de Gracias ha perdido su sentido en los tiempos que corren. En segundo lugar los desplazamientos a pie, en burro, autobús, tren... ha sido sustituidos por los vehículos de motor que abarrotan los espacios naturales. En tercer lugar las barbacoas, las carnes, los mariscos, jamones, tartas..., han sustituidos casi, en su totalidad, a todos aquellos alimentos que tradicionalmente se consumían. Y para terminar diremos que las coplillas de pique, chascarrillos. juegos, sevillanas..., han sido sustituidos por la música actual que en una discoteca abierta al efecto, suena durante todas las noches que dura la fiesta, pues, en la actualidad cada vez son más los jóvenes que van tomando la costumbre de irse a La Vieja con varios días de antelación. En la vida nada se estanca ni se enrancia, todo está en continuo movimiento, todo se va modificando. Y La Vieja tampoco ha sido ajena a estos cambios.

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