Plantas útiles de nuestros campos (Almargen)
Desde los inicios de la humanidad, el hombre ha utilizado las plantas como alimento. Con la evolución y el consiguiente desarrollo cognitivo de la especie humana, que la distingue y separa del resto de especies animales, nuestros antepasados aprendieron a utilizar las plantas para infinidad de usos, no sólo como alimentos. Así, poco a poco se descubrieron plantas medicinales con propiedades curativas. Plantas aromáticas para condimentar otros alimentos. Plantas fibrosas con las que confeccionar tejidos y cuerdas. Plantas tintóreas, usadas para teñir los tejidos. Incluso un buen número de plantas tóxicas y venenosas, usadas para facilitar la captura de algunos animales, e incluso para provocar la muerte de otros humanos. En definitiva, una infinidad de utilidades, que continúan hasta nuestros días. Buena prueba de ello es que gran parte de los principios usados en la farmacología actual, proceden directamente de extractos de plantas o de sustancias obtenidas a partir de ellas, mediante los correspondientes procesos físico-químicos realizados por los distintos laboratorios. Algunos de los usos tradicionales han caído en desuso o en el olvido, debido a que han sido sustituidos por otros artificiales, más económicos, fáciles de obtener, conservar o transportar. Por ejemplo, hoy ya a nadie se le ocurriría deshilachar una hoja de pita, ponerla a secar y trenzar un cordel con las fibras, salvo como experimento vestigial, ya que el mercado ofrece una vasta gama de cuerdas de diferentes materiales, obtenidas mediante procedimientos industriales. Otros usos, sin embargo, han permanecido hasta nuestros días, resultando curiosos, y convirtiéndose, en algunos casos, en un verdadero arte. Siguiendo el ejemplo de las fibras, podemos citar el esparto, cuyas hojas filamentosas se trenzan para formar diferentes tipos de tiras que, cosidas, dan lugar a numerosos y útiles objetos. En nuestro pueblo contamos con un gran número de plantas útiles, aunque el número de las que se han utilizado tradicionalmente es mínimo. Salvando la utilización básica como material combustible o pasto del ganado, podemos citar una serie de ellas que se encuentra fácilmente en nuestros campos. Veámosla:
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