Al-hakam I

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Abû al-`Âs al-Hakam ibn Hisham (Árabe: أبو العاص الحكم بن هشام), llamado al-Murtazî (المرتضى), más conocido como Alhakén I o Al-Hakam I (Córdoba, 770 - Ibidem, 21 de mayo de 822), tercer emir independiente de Córdoba, desde el 17 de abril de 796 hasta su muerte.

Para el cronista Ibn Hazm, que nunca se mordía la lengua, fue el más sanguinario y déspota de los emires omeyas.


Biografía

Hijo de Hisham I, sucedió éste cuando tenía 26 años de edad. Su reinado fue uno de los más agitados de la dinastía omeya, pues tuvo que hacer frente a las aspiraciones de sus tíos Sulaimán y Abdalá y a las sublevaciones de los muladíes de Toledo, Mérida y Córdoba, brutalmente sofocadas. Su política de mano dura y el incremento de la aplastante presión fiscal sobre los cristianos provocaron el levantamiento de los cordobeses del arrabal de Córdoba. Los amotinados estuvieron a punto de asaltar el Alcázar, pero una maniobra hábil y rápida de la guardia palatina salvó la situación. Tres días duró la matanza y saqueo en el arrabal y el enérgico emir ordenó la crucifixión de trescientos notables. Todos los habitantes del arrabal, que fue arrasado, fueron deportados. Unas veinte mil familias emigraron de la Península y parte de ellas se establecieron en el norte de África, donde fundaron el barrio y mezquita de los andalusíes en la ciudad de Fez, mientras que otras se dedicaron algún tiempo a la piratería, desembarcando en Sicilia, ocupando Alejandría durante diez años y estableciéndose finalmente en la isla de Creta, donde fundaron una dinastía cordobesa que se mantuvo independiente hasta el año 961, en que la isla fue reconquistada por el Imperio Romano.

La situación interna permitió la conquista franca de Barcelona en el año 801 y, aunque por poco tiempo, los asturianos llegaron a ocupar Lisboa. Carlomagno firmó un tratado de paz con Al-Hakam por el que se comprometía a no extender sus fronteras más allá del río Llobregat.

Su ejército fue fortalecido por un elevado número de beréberes, también reclutó mercenarios cristianos de diversas procedencias. Contó con una guardia palatina de más de dos mil hombres de origen eslavo, denominados «los mudos», porque no sabían el árabe ni el romance. Estuvieron en dos cuarteles contiguos al Alcázar y bajo las órdenes del conde cristiano Rabí, hijo de Teodulfo.

Dejó al morir, a los 52 ó 53 años, diecinueve hijos varones y veintiuna hembras. Le sucedió su hijo Abderramán II.


Fisionomía

Los cronistas retratan así al tercer emir de Córdoba:

Al-Hakam I fue de color trigueño, alto y delgado, de nariz bien formada, aunque ligeramente respingona y no se teñía el pelo. Se preocupaba personalmente de todos los asuntos, fueran importantes o no; no se fiaba de nadie, aunque fueran hombres de confianza y no admitía que éstos cometieran actos injustos, pero en caso de que esto ocurriera, rápidamente reparaba la injusticia; era valiente, atrevido y temible en sus enfados; resuelto y decidido, pero también era espléndido en sus regalos y muy generoso. Era además buen orador e inspirado poeta. Allanó el camino a sus sucesores y se atrajo a los alfaquíes y hombres de saber.

De él se decía que era tan dado a la bebida como poco adicto a las costumbres piadosas, y en la mezquita mayor, durante la oración de los viernes, se levantaban voces anónimas que le gritaban: ¡Borracho, ven a rezar!


Emires de al-Andalus

Predecesor

Hisham I

(796 - 822)

al-Hakam I

(822 796)

Sucesor

Abderramán II

Referencia

Este artículo incorpora material de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia GFDL.

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