Alonso Recio Romances

De Malagapedia
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Empieza a contar Alonso la etapa de su vida, donde tiene sus romances amorosos con sus dos primeras novias. Con las dos serían unas relaciones fracasadas.


Y ahora punto y aparte,

hablare de los amores

que me han hecho sufrir

munchisimos sinsabores.


Solo he tenido dos novias,

a las dos quise de veras,

tenía veintitres años

cuando busqué la primera.


Y no la busqué peor

porque peor no la hubo

ahora verán ustedes

el resultado que tuvo.


Se fué a Málaga a servir

y aprendió tantos oficios

que terminó por hacer

toda clase de servicios.


Se divirtió lo que pudo,

echaba muy buenos ratos,

y su paradero fue

una casa de tratos.


De allí tuvo que salir

porque no podía estar,

y su resultado fué

morir en el hospital.


Si hizo, para ella hizo,

porque yo, no perdí nada,

ella fué la que perdió,

murió la desgraciada.


Esta primera mujer

que yo elegí por esposa

la era Carmen Ruiz

e hija de Anica Sosa.


Como sufrí con aquella

un tan grande desengaño

estuve sin buscar novia

unos seis o siete años.


Pero que al fin busqué otra

y fue Dolores Muñoz,

que parecía una cosa

y fue otra, me engañó.


Y no es por labrarme,

pero es cierto lo que digo,

que la busqué, por que ella

casi claro me lo dijo.


Y después me despidió

para otro pretendiente,

ya vereis lo que ocurrió

en la relación siguiente.


Escuchad todos atentos

lo que voy a decir,

que no es historia, ni cuento,

que todo me pasó a mí.


A ver si a alguno de ustedes

les pasa cosas así

que tenga tan buen principio

y acaben con tan mal fin.


Estando yo trabajando

en el "Lagar de la Loma"

como es un sitio muy solo

se ven muy pocas personas.


Un dia, sin esperarlo

se presentó una visita,

vinieron cinco mujeres

del "Cerro de Santo Pita"*


Venían algunas feas,

la mayor parte bonitas,

con muchas ganas de novio

porque todas eran mocitas.


He dicho todas mocitas

y no he dicho la verdad,

que también venia una

que ni mocita ni casá.


De las Cordobas* era una

y otra de Casa Mayor*,

si quereis saber el nombre

también se lo diré yo.


Una se llamaba Trini,

y la otra Antonia,

y la tercera Encarnación

y la cuarta Celedonia.


La quinta, que no he de nombrarlo,

que se llamaba Dolores,

fué la que a mí me dejó

penando por sus amores.


Ellas fueron muy cumplidas

para a todos saludarnos,

allí muy bien recibidas

por el alma y el amo.


Se sentaron en la cocina,

como era en el verano

yo estaba dentro de la sala,

estaba escogiendo* grano.


El amo me preguntó

que si me gusta alguna,

y yo le dije que todas

pero mayormente una.


No sé por lo que sería,

que sea por lo que sea,

lo que si puedo decir

que me gustó la más fea...


Se salieron a la puerta,

y empezaron a bailar,

y entonces me dijo el amo

que me saliera a tocar.


Agarré yo la guitarra

tocando con alegría

al mismo tiempo observé

que una me quería.


Echamos un rato de fiesta

pero como toda harta

entre todas dispusieron

de bailar la maragata.


Yo me agarré de una mano

pero de muy mala gana,

porque estaba temiendo

que me pegara la sarna.


Esto que digo de sarna

que todas las que venían,

unas más y otras menos,

pero todas las tenían.


Como estaban muy a gusto

y se estaban divirtiendo,

cuando dijeron a irse

estaba ya anocheciendo.


Se fueron casi de noche,

que ya se veían estrellas,

yo me quedé con las ganas

de haberme ido con ellas.


Pero me quedé pensando,

se me pasaban las horas

diciendo voy o no voy

a decírselo a la Lola.


Después de mucho pensar,

al final me decidí,

fui una noche y se lo dije*,

y me dijeron que sí.


Yo me sentaba a su vera,

más cerca no pudo ser,

entre su silla y la mía

no cabía un alfiler.


Esa es la pura verdad,

yo lo digo y lo diré,

por ese mismo motivo

le tomé tanto querer.


Ella también me quería,

no sabía lo que hacer,

de la noche a la mañana

varió de parecer.


Y fue que le salió otro

y le dijeron que si,

cuando yo hiciera motivo

me espacharían a mí.


Como yo no lo hacía

no encontraban ocasión,

y estubo cinco o seis meses

siendo novia de los dos.


Asi pasando el tiempo

íbamos los dos luchando

a mí me tocó perder,

el otro salió ganando.


El dieciocho de agosto

el desprecio recibí,

el treinta del mismo mes

esta carta le escribí.


"Apreciable y distinguida

Lola de mi corazón,

me alegraré que estés buena

en la presente ocasión.


Es lo que yo deseo,

por mi buena condición,

en unión de Maria Trillo,

de Antonia y Encarnación.


De tu padre, de tu madre,

de tu Paco y tu Miguel,

y también de Joseillo

y de tu novio Manuel.


Y después de saludarte

tanto a tí como a tu gente,

me tomo la libertad

de decirte lo siguiente.

Todo lo que yo te digo

es porque tengo razón,

por que yo nunca pensaba

en esta desesperación.


Después de hablarte diez meses

y sentarme a tu lado,

sin motivo me aborreces,

dime lo que te ha pasado.


De decir estas palabras

a mí me da sentimiento,

porque yo te quise a tí

con muy buenos pensamientos.


Y tú con tu falsedad

me engañabas como a un niño,

y yo como me lo creía

te fui tomando cariño.


Y cuando más te quería

me quitaste de tu lado,

sin fijarte en lo presente

ni pensar en lo pasado.


Acuérdate de aquel día

que me hiciste juramento

de no olvidarme en la vida,

ni un minuto, ni un momento.


Y apenas te salió otro

fuiste y me dejaste,

que pronto se te olvidó

el juramento que me hiciste.


No se te hace presente

cuando yo te demostraba

el querer que te tenía

y tú me lo contestaba.


Te acuerdas cuando me dijiste

que nunca se acabaría,

y si acaso se acaba

que por mi parte sería.


De esas cosas así

estoy muy ofendido,

que veo que se te ha acabado

y que por mi parte no ha sido.


Sabrás que me prometiste

y yo estaba consentido

que sería para mí

promesa que no has cumplido.


Tú eras una mujer

que tiene mucho valor,

que yo te quise a tí sola

y tu quisiste a dos.


y no vayas a creerte

que yo eso lo ignoraba,

que muy bien lo comprendí

aunque tú lo disimulabas.


Pero ajusto la cuenta,

y me quedo muy conforme,

que no has sido la primera

mujer que ha engañado a un hombre.


Pero tengo que decirte

que tú no sabes querer,

ni aprecias, ni distingues,

y tienes mal proceder.


Porque yo a tí te he guardado

muchas consideraciones,

mientras tú me has pagado

con malas comportaciones.


Sabrás que yo siempre estaba

a las órdenes de tí,

todo lo que me mandaba

lo tenía que cumplir.


Todo lo que tú hacias

era en contra de mi gusto.

Y yo lo sobrellevaba

por evitar el disgusto.


Este disgusto de ahora

es promovido por ti,

lo que es menester es que no

te tengas que arrepentir.


Porque puedo asegurarte

que no irá a "Casa Mayor"

otro hombre que te quiera

como te quería yo.


Me despediste y me vine

¿que me quedaba por hacer?

tanto como te quería

te tuve que aborrecer.


Ya me despido de tí,

no quiero decirte más,

porque me parece a mí

que te puedo molestar.


Pero te hago saber,

que le digas a tu amante

que yo soy amigo suyo

lo mismo que lo era antes.


Le deseo suerte

y que viva con salud,

porque él no tiene culpa,

que toda la tienes tú.


Pero también te perdono

porque quiero perdonarte,

y vivas con alegría

en compañia de tu amante.


Dale recuerdos a tu padre,

a tu hermano y hermana,

así que llegue la carta

a tus simpáticas manos.


Todos los bienes del mundo

te deseo para tí,

este que ha sido tu amante

Alonso Recio Martín.


Y después de todo eso

no quedó la cosa así,

los detalles más salientes

ahora los voy a decir.


Al poco tiempo después

aquel novio la dejó,

y se quedó sin ninguno

y entonces me reclamó.


Con palabras lastimosas

me acuerdo que me decía:

"tu haces lo que quieras

pero estoy arrepentida".


Con cariño me pidió

que yo la perdonara,

que no habia de mirar

a ningún hombre a la cara.


Y yo como la quería

y no la habia olvidado,

todo se lo perdoné

y eché tierra al pasado.


Empecé a querer de nuevo

con la misma cegación*,

a mí me tenía ciego

la venda de la ilusión.


Primera y segunda vez,

yo la quise de verdad,

pero sin embargo ella

me quiso con falsedad.


El corazón me anunciaba

que me hacia traición,

pero yo nunca pude

tener la comprobación.


La gente lo publicaba

será verdad o no será,

como cierto no lo sé

no lo puedo asegurar.


Eché cuenta de casarme,

ella no tenía ajuar,

su padre era muy pobre

no lo podía comprar.


Yo con miles de sacrificios

y ganados trabajando

le fui entregando dinero

para que lo fuera arreglando.


Y cuando ya, casi todo,

arreglado lo tenía

se fue a Málaga a vivir

y acabó la noviería.


Y con su boca me dijo,

en Málaga, que fui a verla,

yo no me caso con nadie

me voy a quedar mozuela.


Pero yo le dije así:

Lola, si no me equivoco,

me parece a mí que tú

de mozuela tienes poco.


Y ella me contestó,

en legítima defensa,

"esas palabras que dices

para mí son una ofensa."


Allí pasamos la noche

y me vine al otro día,

al venirse nos hicimos

una triste despedida.


Al separme de ella

y darle el último adiós,

le di un abrazo y un beso

y así la cosa se quedó.


Como era muy coqueta,

le gustaba y se dejaba

que le diera besos y abrazos

pero de lo otro, nada.

Esas  mujeres así

a los hombres vuelven locos,

y diciendo la verdad

a mi me falta poco.


Siempre me encuentro pensando

a veces me desespero,

cuando me fijo que estoy

sin novia y sin dinero.


Porque no sólo tenía

casi el ajuar costeado,

sino que también tenía

el casamiento pagado.


Tengo la cuenta ajustada

del dinero que me cuesta,

y en la menos me resulta

unas quinientas pesetas.


Esta habrá sido la estrella

que para mí tuvo Dios,

me sacrificaba por ella

y qué mal pago me dió.


Yo-solo entre sí- decía

así que me despreció,

esta mujer no sería

la que para mí nació.


Aunque por mi mala suerte

y por mi mala fortuna,

yo creo que para mí

no habrá nacido ninguna.


Pues yo tenía creído

que para mí iba a ser

esta última que tuve

y también me equivoqué.


Se terminó para siempre,

eso ya no tiene enmienda,

pero lo que yo no consiento

delante de mí, es la ofensa.


Porque le tengo cariño,

aunque ya no voy ni vengo,

y hago por olvidarla,

pero presente la tengo.


En cuatro años y medio

que hablando hemos estado,

han sido muchas las caricias

que entre los dos

se han cruzado.


Grabado tengo en el alma

las palabras silenciosas

que de su boca salían

tan bonitas y cariñosas.


Y de aquella misma boca

y de aquellos mismos labios

que cariño recibí.

Y después recibí agravios.


Me acuerdo mucho de ella,

yo, la verdad, lo confieso,

un retrato tengo suyo,

todos los días lo beso.


Advirtiéndole una cosa

que todo lo que publico

no lo debiera decir

porque yo me perjudico.


No hay que darle vueltas

aunque libertad tenemos,

en estos casos así

los hombres también perdemos.


Todo el hombre que me escucha,

escucha y se está callado,

pero entre sí se está diciendo

a ese lo han puesto chalao*.


Otros suelen decir eso

a mí no me pasaba

porque yo una novia así

enseguida la dejaba.


Se dice que se dejaba

y luego se deja menos,

porque tocante de amores

no hacemos lo que queremos.


Algunas mujeres hay

qye son capaces de todo,

du dan con un hombre bueno

lo tratan de cualquier modo.


He dicho que son algunas

y vuelvo por las que quedan,

las voy a meter a todas

y que salga la que pueda.


Yo hablo de las mujeres

pero hablo con razón,

porque dos he conocido

no han podido ser peor.


Muchas personas lo saben

las dos novias que he tenido,

de lo bien que se han portado

y lo decente que han sido.


A mí se me da muy poco

que lo que hablo se cunda*,

si buena fué la primera,

no menos fué la segunda.


La primera hizo para ella

porque yo nada perdí,

pero la segunda hizo

para ella y para mí.


Pero no digo por eso

que otra no buscaré,

aunque me parece a mí

que nadie me ha de querer.


Si me ha de querer alguna

como mi suerte es tan buena,

por seguro que ha de ser

otra de la misma manera.


Por ese motivo estoy

que no sé lo que hacer,

si casarme o no casarme,

quizás no me casaré.


Malamente estoy soltero

y peor estaré casado,

yo no sé de que manera

lo seré más desgraciado.


Voy a volver atrás

a hablar de la noviería,

de la última que tuve,

a la que yo tanto quería.


Que como antes he dicho

ella fué quien me dejó,

que no me casé con ella

y le doy gracias a Dios.


Gracias a ella también,

por que después me he enterado

de lo que sucedió

hace años, en el pasado.


Yo considero que es

una mujer desgraciada,

porque perdió su valor

en su primera volada.


Y si me hubiera casado,

cosa que no sucedió,

andaria yo en el camino

que otro antes "andó".


O, dicho de otra manera,

para entenderlo mejor,

yo cavaria la viña

que otro ya vendimió.


Ella lo sabrá quien fué

el que le puso el anzuelo,

pero no quiso que yo

cargara con el mochuelo.


Hay quien diga y asegure,

pero yo no lo seré,

que lo más malo que hay

es una mala mujer.


A todo el que diga eso

se lo contradigo yo,

que si una mujer es mala

mucho más mala son dos.


Aunque reniego de ellas,

no dejo de comprender

que la mujer es mala para el

hombre y el hombre para la

mujer.


Porque así viene dispuesto

de tiempos antepasados,

que para que sea mundo

el hombre ha de ser casado.


Una mujer para un hombre

es una prenda muy bella,

que no podemos vivir ni con

ella ni sin ella.


Ya se terminó la historia

de mis buenas novierías,

y va a continuación

mis grandes penas sufridas.

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