Alonso Recio Romances
Empieza a contar Alonso la etapa de su vida, donde tiene sus romances amorosos con sus dos primeras novias. Con las dos serían unas relaciones fracasadas.
Y ahora punto y aparte, hablare de los amores que me han hecho sufrir munchisimos sinsabores.
Solo he tenido dos novias, a las dos quise de veras, tenía veintitres años cuando busqué la primera.
Y no la busqué peor porque peor no la hubo ahora verán ustedes el resultado que tuvo.
Se fué a Málaga a servir y aprendió tantos oficios que terminó por hacer toda clase de servicios.
Se divirtió lo que pudo, echaba muy buenos ratos, y su paradero fue una casa de tratos.
De allí tuvo que salir porque no podía estar, y su resultado fué morir en el hospital.
Si hizo, para ella hizo, porque yo, no perdí nada, ella fué la que perdió, murió la desgraciada.
Esta primera mujer que yo elegí por esposa la era Carmen Ruiz e hija de Anica Sosa.
Como sufrí con aquella un tan grande desengaño estuve sin buscar novia unos seis o siete años.
Pero que al fin busqué otra y fue Dolores Muñoz, que parecía una cosa y fue otra, me engañó.
Y no es por labrarme, pero es cierto lo que digo, que la busqué, por que ella casi claro me lo dijo.
Y después me despidió para otro pretendiente, ya vereis lo que ocurrió en la relación siguiente.
Escuchad todos atentos lo que voy a decir, que no es historia, ni cuento, que todo me pasó a mí.
A ver si a alguno de ustedes les pasa cosas así que tenga tan buen principio y acaben con tan mal fin.
Estando yo trabajando en el "Lagar de la Loma" como es un sitio muy solo se ven muy pocas personas.
Un dia, sin esperarlo se presentó una visita, vinieron cinco mujeres del "Cerro de Santo Pita"*
Venían algunas feas, la mayor parte bonitas, con muchas ganas de novio porque todas eran mocitas.
He dicho todas mocitas y no he dicho la verdad, que también venia una que ni mocita ni casá.
De las Cordobas* era una y otra de Casa Mayor*, si quereis saber el nombre también se lo diré yo.
Una se llamaba Trini, y la otra Antonia, y la tercera Encarnación y la cuarta Celedonia.
La quinta, que no he de nombrarlo, que se llamaba Dolores, fué la que a mí me dejó penando por sus amores.
Ellas fueron muy cumplidas para a todos saludarnos, allí muy bien recibidas por el alma y el amo.
Se sentaron en la cocina, como era en el verano yo estaba dentro de la sala, estaba escogiendo* grano.
El amo me preguntó que si me gusta alguna, y yo le dije que todas pero mayormente una.
No sé por lo que sería, que sea por lo que sea, lo que si puedo decir que me gustó la más fea...
Se salieron a la puerta, y empezaron a bailar, y entonces me dijo el amo que me saliera a tocar.
Agarré yo la guitarra tocando con alegría al mismo tiempo observé que una me quería.
Echamos un rato de fiesta pero como toda harta entre todas dispusieron de bailar la maragata.
Yo me agarré de una mano pero de muy mala gana, porque estaba temiendo que me pegara la sarna.
Esto que digo de sarna que todas las que venían, unas más y otras menos, pero todas las tenían.
Como estaban muy a gusto y se estaban divirtiendo, cuando dijeron a irse estaba ya anocheciendo.
Se fueron casi de noche, que ya se veían estrellas, yo me quedé con las ganas de haberme ido con ellas.
Pero me quedé pensando, se me pasaban las horas diciendo voy o no voy a decírselo a la Lola.
Después de mucho pensar, al final me decidí, fui una noche y se lo dije*, y me dijeron que sí.
Yo me sentaba a su vera, más cerca no pudo ser, entre su silla y la mía no cabía un alfiler.
Esa es la pura verdad, yo lo digo y lo diré, por ese mismo motivo le tomé tanto querer.
Ella también me quería, no sabía lo que hacer, de la noche a la mañana varió de parecer.
Y fue que le salió otro y le dijeron que si, cuando yo hiciera motivo me espacharían a mí.
Como yo no lo hacía no encontraban ocasión, y estubo cinco o seis meses siendo novia de los dos.
Asi pasando el tiempo íbamos los dos luchando a mí me tocó perder, el otro salió ganando.
El dieciocho de agosto el desprecio recibí, el treinta del mismo mes esta carta le escribí.
"Apreciable y distinguida Lola de mi corazón, me alegraré que estés buena en la presente ocasión.
Es lo que yo deseo, por mi buena condición, en unión de Maria Trillo, de Antonia y Encarnación.
De tu padre, de tu madre, de tu Paco y tu Miguel, y también de Joseillo y de tu novio Manuel.
Y después de saludarte tanto a tí como a tu gente, me tomo la libertad de decirte lo siguiente. |
Todo lo que yo te digo es porque tengo razón, por que yo nunca pensaba en esta desesperación.
Después de hablarte diez meses y sentarme a tu lado, sin motivo me aborreces, dime lo que te ha pasado.
De decir estas palabras a mí me da sentimiento, porque yo te quise a tí con muy buenos pensamientos.
Y tú con tu falsedad me engañabas como a un niño, y yo como me lo creía te fui tomando cariño.
Y cuando más te quería me quitaste de tu lado, sin fijarte en lo presente ni pensar en lo pasado.
Acuérdate de aquel día que me hiciste juramento de no olvidarme en la vida, ni un minuto, ni un momento.
Y apenas te salió otro fuiste y me dejaste, que pronto se te olvidó el juramento que me hiciste.
No se te hace presente cuando yo te demostraba el querer que te tenía y tú me lo contestaba.
Te acuerdas cuando me dijiste que nunca se acabaría, y si acaso se acaba que por mi parte sería.
De esas cosas así estoy muy ofendido, que veo que se te ha acabado y que por mi parte no ha sido.
Sabrás que me prometiste y yo estaba consentido que sería para mí promesa que no has cumplido.
Tú eras una mujer que tiene mucho valor, que yo te quise a tí sola y tu quisiste a dos.
y no vayas a creerte que yo eso lo ignoraba, que muy bien lo comprendí aunque tú lo disimulabas.
Pero ajusto la cuenta, y me quedo muy conforme, que no has sido la primera mujer que ha engañado a un hombre.
Pero tengo que decirte que tú no sabes querer, ni aprecias, ni distingues, y tienes mal proceder.
Porque yo a tí te he guardado muchas consideraciones, mientras tú me has pagado con malas comportaciones.
Sabrás que yo siempre estaba a las órdenes de tí, todo lo que me mandaba lo tenía que cumplir.
Todo lo que tú hacias era en contra de mi gusto. Y yo lo sobrellevaba por evitar el disgusto.
Este disgusto de ahora es promovido por ti, lo que es menester es que no te tengas que arrepentir.
Porque puedo asegurarte que no irá a "Casa Mayor" otro hombre que te quiera como te quería yo.
Me despediste y me vine ¿que me quedaba por hacer? tanto como te quería te tuve que aborrecer.
Ya me despido de tí, no quiero decirte más, porque me parece a mí que te puedo molestar.
Pero te hago saber, que le digas a tu amante que yo soy amigo suyo lo mismo que lo era antes.
Le deseo suerte y que viva con salud, porque él no tiene culpa, que toda la tienes tú.
Pero también te perdono porque quiero perdonarte, y vivas con alegría en compañia de tu amante.
Dale recuerdos a tu padre, a tu hermano y hermana, así que llegue la carta a tus simpáticas manos.
Todos los bienes del mundo te deseo para tí, este que ha sido tu amante Alonso Recio Martín.
Y después de todo eso no quedó la cosa así, los detalles más salientes ahora los voy a decir.
Al poco tiempo después aquel novio la dejó, y se quedó sin ninguno y entonces me reclamó.
Con palabras lastimosas me acuerdo que me decía: "tu haces lo que quieras pero estoy arrepentida".
Con cariño me pidió que yo la perdonara, que no habia de mirar a ningún hombre a la cara.
Y yo como la quería y no la habia olvidado, todo se lo perdoné y eché tierra al pasado.
Empecé a querer de nuevo con la misma cegación*, a mí me tenía ciego la venda de la ilusión.
Primera y segunda vez, yo la quise de verdad, pero sin embargo ella me quiso con falsedad.
El corazón me anunciaba que me hacia traición, pero yo nunca pude tener la comprobación.
La gente lo publicaba será verdad o no será, como cierto no lo sé no lo puedo asegurar.
Eché cuenta de casarme, ella no tenía ajuar, su padre era muy pobre no lo podía comprar.
Yo con miles de sacrificios y ganados trabajando le fui entregando dinero para que lo fuera arreglando.
Y cuando ya, casi todo, arreglado lo tenía se fue a Málaga a vivir y acabó la noviería.
Y con su boca me dijo, en Málaga, que fui a verla, yo no me caso con nadie me voy a quedar mozuela.
Pero yo le dije así: Lola, si no me equivoco, me parece a mí que tú de mozuela tienes poco.
Y ella me contestó, en legítima defensa, "esas palabras que dices para mí son una ofensa."
Allí pasamos la noche y me vine al otro día, al venirse nos hicimos una triste despedida.
Al separme de ella y darle el último adiós, le di un abrazo y un beso y así la cosa se quedó.
Como era muy coqueta, le gustaba y se dejaba que le diera besos y abrazos pero de lo otro, nada. |
Esas mujeres así a los hombres vuelven locos, y diciendo la verdad a mi me falta poco.
Siempre me encuentro pensando a veces me desespero, cuando me fijo que estoy sin novia y sin dinero.
Porque no sólo tenía casi el ajuar costeado, sino que también tenía el casamiento pagado.
Tengo la cuenta ajustada del dinero que me cuesta, y en la menos me resulta unas quinientas pesetas.
Esta habrá sido la estrella que para mí tuvo Dios, me sacrificaba por ella y qué mal pago me dió.
Yo-solo entre sí- decía así que me despreció, esta mujer no sería la que para mí nació.
Aunque por mi mala suerte y por mi mala fortuna, yo creo que para mí no habrá nacido ninguna.
Pues yo tenía creído que para mí iba a ser esta última que tuve y también me equivoqué.
Se terminó para siempre, eso ya no tiene enmienda, pero lo que yo no consiento delante de mí, es la ofensa.
Porque le tengo cariño, aunque ya no voy ni vengo, y hago por olvidarla, pero presente la tengo.
En cuatro años y medio que hablando hemos estado, han sido muchas las caricias que entre los dos se han cruzado.
Grabado tengo en el alma las palabras silenciosas que de su boca salían tan bonitas y cariñosas.
Y de aquella misma boca y de aquellos mismos labios que cariño recibí. Y después recibí agravios.
Me acuerdo mucho de ella, yo, la verdad, lo confieso, un retrato tengo suyo, todos los días lo beso.
Advirtiéndole una cosa que todo lo que publico no lo debiera decir porque yo me perjudico.
No hay que darle vueltas aunque libertad tenemos, en estos casos así los hombres también perdemos.
Todo el hombre que me escucha, escucha y se está callado, pero entre sí se está diciendo a ese lo han puesto chalao*.
Otros suelen decir eso a mí no me pasaba porque yo una novia así enseguida la dejaba.
Se dice que se dejaba y luego se deja menos, porque tocante de amores no hacemos lo que queremos.
Algunas mujeres hay qye son capaces de todo, du dan con un hombre bueno lo tratan de cualquier modo.
He dicho que son algunas y vuelvo por las que quedan, las voy a meter a todas y que salga la que pueda.
Yo hablo de las mujeres pero hablo con razón, porque dos he conocido no han podido ser peor.
Muchas personas lo saben las dos novias que he tenido, de lo bien que se han portado y lo decente que han sido.
A mí se me da muy poco que lo que hablo se cunda*, si buena fué la primera, no menos fué la segunda.
La primera hizo para ella porque yo nada perdí, pero la segunda hizo para ella y para mí.
Pero no digo por eso que otra no buscaré, aunque me parece a mí que nadie me ha de querer.
Si me ha de querer alguna como mi suerte es tan buena, por seguro que ha de ser otra de la misma manera.
Por ese motivo estoy que no sé lo que hacer, si casarme o no casarme, quizás no me casaré.
Malamente estoy soltero y peor estaré casado, yo no sé de que manera lo seré más desgraciado.
Voy a volver atrás a hablar de la noviería, de la última que tuve, a la que yo tanto quería.
Que como antes he dicho ella fué quien me dejó, que no me casé con ella y le doy gracias a Dios.
Gracias a ella también, por que después me he enterado de lo que sucedió hace años, en el pasado.
Yo considero que es una mujer desgraciada, porque perdió su valor en su primera volada.
Y si me hubiera casado, cosa que no sucedió, andaria yo en el camino que otro antes "andó".
O, dicho de otra manera, para entenderlo mejor, yo cavaria la viña que otro ya vendimió.
Ella lo sabrá quien fué el que le puso el anzuelo, pero no quiso que yo cargara con el mochuelo.
Hay quien diga y asegure, pero yo no lo seré, que lo más malo que hay es una mala mujer.
A todo el que diga eso se lo contradigo yo, que si una mujer es mala mucho más mala son dos.
Aunque reniego de ellas, no dejo de comprender que la mujer es mala para el hombre y el hombre para la mujer.
Porque así viene dispuesto de tiempos antepasados, que para que sea mundo el hombre ha de ser casado.
Una mujer para un hombre es una prenda muy bella, que no podemos vivir ni con ella ni sin ella.
Ya se terminó la historia de mis buenas novierías, y va a continuación mis grandes penas sufridas. |
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