Esparto
El esparto crece asilvestrado en terrenos pedregosos y sedientos. Para darle flexibilidad es necesario meterlo en agua durante varias semanas y majarlo con mazo de madera. Todavía hoy en día se puede ver algún anciano atareado trenzando esparto, maestros talabarteros sin futuro ni horizonte.
En nuestros días ha quedado como una afición, pero antiguamente fue un trabajo que remedió mucho el hambre existente.
El trenzado de sus hojas, cilíndricas, largas y flexibles, da lugar a las tiras de pleita, que enlazadas y moldeadas sirvieron para generar calzado, esteras, capachas de lagar y almazara, espuertas, serones, recubrimientos de recipientes cerámicos o vidriados a los que protegían de su fragilidad al tiempo que refrigeraban. Las personas dedicadas a esta labor vendían sus trabajos realizados con el esparto y lo transportaban hasta otros pueblos.
También genera esta gramínea una celulosa de calidad incomparable que la hace muy apreciada para la fabricación de papel de calidad, entre otros el papel moneda.
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