Hombres de trono
Hombre de trono es la denominación malagueña que se da en Semana Santa al hombre que lleva el trono y cuya expresión va desapareciendo para dejar paso a la palabra portador. Viene a ser un sinónimo de la forma costalero, con la diferencia de que éstos llevan el paso sobre su espalda y los hombres de trono, sobre su hombro.
Historia
Antiguamente, y hasta la década de los años 60, tales hombres de trono no eran hermanos de las hermandades, sino individuos contratados específicamente para tal fin por las hermandades entre los cargadores de los muelles, ferroviarios y del gremio de la construcción. Cobraban un jornal por trono y se agrupaban en cuadrillas seleccionadas por los capataces, jefes y líderes del gremio.
La soldada de los hombres de trono era escasa, casi simbólica a veces, por lo que aquellas cuadrillas trabajaban bajo los varales por verdadera afición. Tan afición y no otra cosa era aquel "apuntarse para llevar los tronos", que, hasta los años 60, durante el año, en cualquier época, se podía encontrar a capataces y hombres de trono en determinadas tabernas charlando de cofradías, de mesas de trono, de varales...
La voz cantante entre los hombres de trono la llevaban los capataces, que decidían quién entraba y quién salía de sus cuadrillas a la vez pactaban el precio con los directivos de las hermandades y, sobre todo, ellos eran los encargados de dirigir las complejas y a veces arriesgadas maniobras de los tronos en las calles malacitanas. Los mayordomos de trono tocan la campana, suben y bajan el trono, pero quienes en realidad guían los tronos de Jesús y su Madre eran y son los capataces.
Allá por el año 1967-1968 el mundo de los hombres de trono entró en crisis y hubo dificultades con algunas cuadrillas; no se encontraban suficientes hombres y las cuadrillas se completaban a duras penas. Fue entonces cuando los jóvenes de las hermandades decidieron dar un paso al frente e incorporarse a los varales. Fue una revolución cofrade en la que los propios hermanos empezaron a portar los tronos.
En muy pocos años las hermandades pasaron de tener que pagar a hombres por llevar los tronos andas a cobrar un donativo a los jóvenes que querían hacerlo.
Con la intención de diferenciar a unos de otros, se hizo caer en desuso el término hombre de trono y se empezó a utilizar el de "portador". Se alargaron varales en la mayoría de los tronos y la mujer se incorporó a las filas de nazarenos. Así se fraguó la Semana Santa actual en la que la mayor parte de los capataces son miembros de las juntas de gobierno de las cofradías y en la que, no obstante, algunos de los tronos más pesados cuentan bajo sus mesas con cuadrillas de refuerzo como el caso del popular "Submarino" del Rescate, de la Virgen de la Esperanza, Dolores de la Expiración, la Fragua de la Virgen de la O, la Laceria en el caso de María Santísima del Rocío o la Galera de Nuestra Señora de la Soledad siendo en la mayoría de los casos hermanos de las cofradías.
En la actualidad se esta intentando incorporar por parte de algunas cofradías la figura de la mujer en los tronos de las hermandades malagueñas. Con el caso de Adela Utrera como primera "mujer de trono" de la historia de la Semana Santa malagueña.