Los Cortijos: Majavieja (Parauta)

De Malagapedia
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La Maestrilla Ciruela, sigue con sus deberes, aunque he de reconocer que el último que me ha mandado, hacer una entrada de los cortijos, me gusta y voy a disfrutar realizándolo.

He tenido la suerte de poder disfrutar en mi infancia de la vida rural en un cortijo, el día a día. Puede que exista alguna diferencia con los cortijos de los Montes de Málaga, yo haré referencia al cortijo “Majavieja”, en la Sierra de las Nieves, Serranía de Ronda.

Las comidas:

Desayuno: los desayunos eran fuertes, café de “pucherete” y lo que había de embutidos procedentes de la matanza, queso y miel de la recolección de las abejas. Como no se tiraba nada de nada, si había sobrado olla de la noche anterior, se freía con ajos y un buen plato para empezar el día, os recomiendo que la probéis, a mi me encanta, mi tías de vez en cuando en Parauta la hacen. No faltaba para los hombres la copa de aguardiente perla, todavía en la Destilería El Tajo en Ronda, lo siguen fabricando.

Comida: Sopa de la olla y carne, que de eso siempre había, ya fueran conejos, pollos, etc. recordad que estábamos en plena sierra. Los domingos como algo excepcional arroz.

Cena: Olla, todas las noches un buen plato de olla.

Lo cierto es que siempre se comía lo mismo. Hay que tener en cuenta que lo que se sembraba era para comer, y estamos hablando de trigo y garbanzos.

También todos los cortijos tenían un huerto, de el se recogía los frutos y demás hortalizas.

Todos se sentaban a comer en la misma mesa, y en medio había una fuente que contenía la comida, de ella comían todos. Recuerdo que las sopas todos metíamos las cuchara y cuando era carne, la pinchábamos con las navajas y la pasábamos encima de un trozo de pan y de ahí la comíamos.

La navaja era un utensilio necesario para el campo, todos teníamos una, incluso los niños.

Cuando se salía a faenar al campo, se llevaba una talega o zurrón donde se llevaba algo para pasar los descansos.

El vestuario era muy pobre, se tenía el del día de los domingos que se usaba cuando se bajaba al pueblo y el de diario, sobre el cual siempre se llevaba unas “zahonas”, que eran una funda de lona que protegía al pantalón. Tengo una foto de pequeño con las “zahonas” puestas.

Las mujeres para las tareas del campo prácticamente vestían igual, que los hombres, y la mayoría de la ropa que tenía o trajes eran hechos por ellas mismas de tela o de crochet.


El primero en levantarse era el Cabrero, el cual muy de madrugada iba al lugar donde dormitaban las cabras. Despuntando el día, el resto de las personas ya estaban en pie y después de desayunar, al tajo, y no se paraba solo hasta la hora de comer y mientras había luz, todos trabajando.

A mediodía, justo antes de comer, se ordeñaban las cabras, recuerdo que a mí siempre me tocaba hacer “portillo”, que era entrar en el corralito y empujar a las cabras para que saliesen. Con la leche se hacia el queso, justo después de comer, y todo de forma artesanal, todavía mi familia conservan las tablas donde se hacían los quesos, con la marca de la casa nuestra. Estos, se vendían en los pueblos y de ahí se sacaba dinero. La leche que sobraba de hacer los quesos, que se llamaba suero, se les daba a los cochinos, que todo se aprovechaba.

Por las tardes se seguían con las labores de la tierra o del ganado. Arar, sembrar, trillar, el trabajo de la era, cuidar los animales, recoger leña y esparto, marcar animales, etc.

Los granos recogidos en la recolección se guardaban en atrojes, y allí se mantenían, caso del garbanzo, si era el trigo se molía y de ahí se hacia el pan, autentico pan antiguo y cateto, echo en el horno del cortijo que duraba semanas y semanas. El horno solía estar al lado de la chimenea que servia como cocina, a parte de las “estrevez”, donde se ponía la olla o demás útiles de cocina para que se calentara, había una barra por encima del fuego y de ella colgaba un gancho del cual se colgaba las ollas grandes para hacer la comida y que se calentara.

Si no había faena, las mujeres por la tarde se entretenían en coser y remendar ropa, aparte de la tareas propias del hogar, recuerdo que había una radio antigua de la cual se sintonizaban unas cuantas emisora, y era lo único que se escuchaba, con deciros que recuerdo canciones como “Un rayo de sol”, “Eva María” “Achilipú”, etc..

El tema del aseo era mas complicado, normalmente se ponía un baño de latón lleno de agua, al sol por la mañana y por la tarde se bañaban, en nuestro cortijo pasa el río al lado y nos bañábamos en el, mas que por aseo por divertimento. Por la mañana los hombres iban al río y allí se afeitaban y se aseaban, las mujeres lo hacían dentro de la habitación, en una palangana. Como WC, teníamos todo el campo a nuestra disposición.

Si se recibía visitas en el cortijo, se les abría la puerta de la casa, no faltaba comida ni alojamiento, el trato era cordial, pero siempre había una “humosa” (escopeta), cargada detrás de la puerta.

Los métodos de aviso para el peligro eran varios, el principal era la Caracola, que estaba en todos los cortijos, cuando sonaba, indicaba que algo pasaba, podía ser la llegada de la Guardia Civil, algún suceso que requería que los que se encontraban en el campo regresaran al cortijo. Para que estos no se encontraran con sorpresa, si cuando venia al cortijo, veían un “reó”, se usaba como recogedor cuando se barría, colgado en las paredes, significaba, que estuviera atento, podría ser que la guardia civil había llegado y si estaba de caza, escondieran la escopeta y los animales. Es decir, acércate con precaución. También dependía de las veces que la hacía sonar.

Las mujeres se divertían solo cuando iban al pueblo, en los cortijos era muy complicado, para visitar a una mujer tenían que tener el permiso de los padres y siempre tenían que estar acompañadas por alguien.

Había pocas habitaciones, una para las mujeres, otra para los hombres, la del matrimonio y el pajar, que era donde dormían los jornaleros, cabreros, etc.

Por las noches, después de la cena, todos se reunían y charlaban de varios temas, eran momentos muy emotivos y además aprovechaban la gente de los otros cortijos para acercarse y poder estar juntos y así comentar sobre el ganado y la tierra.

Respecto a los animales, estaban los que servia de sustento y los que ayudaban a las faenas y otras labores.

Las cabras, ovejas, vaca, cochinos, gallina y pollos eran para criar, se cuidaban, se alimentaban y servían de sustento, ya sea mediante el sacrificio, o con su venta.

Los perros en los cortijos eran muy necesarios, aparte de que te protegían de otras alimañas, siempre te avisaban de la llegada de alguien, y además te proporcionaban comida, muchas veces aparecían con un conejo o liebre en la boca. Te ayudaban a guardar los animales y guiarlos.

Los mulos y caballos eran lo que se usaban para todas las faenas de la tierra, además para el transporte.

Me imagino que los Cortijos en los Montes sería parecidos, solo había que añadirles la Fiesta de verdiales ¿no?

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