Toro de Cuerda (Gaucín)

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Fiesta del Toro de Cuerda, de Gaucín

Esta fiesta se celebra como final de la austeridad de la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, día en el que explosiona la alegría de forma poco corriente en la provincia de Málaga, con la celebración de un tradicional festejo, cuyo origen se pierde en la memoria de los más viejos, por las calles de la población se suelta un toro bravo, atado con una cuerda.

Gaucín es el único pueblo de la provincia de Málaga que desde antiguo acostumbra a celebrar el final de esta fiesta corriendo un toro, la esencia consiste en eso: soltar un toro bravo por las calles, con la relativa seguridad que dan una cuerda atada a los cuernos y unos cuantos mozos que procuran dirigir, con más voluntad que eficacia, al animal y hacer un quite en el momento preciso, corriendo delante o detrás próximo al cornúpeta o a una sensata distancia, con la alegría y la angustia que respectivamente producen el bullicio de los participantes y las astas del morlaco o los pisotones del personal.

El gozo excitado de la primera línea lo cambian muchos por la seguridad de balcones y terrazas, aunque no por ello mengue en exceso la intensidad con que lo viven. Este día se producen incidentes de todo tipo, jocosos casi siempre, que aunque alguna vez hayan revestido cierta importancia, nunca han llegado a mayores.

La historia es muy antigua y de orígenes ignorado, los más mayores dicen haberla conocido siempre y aseguran además que sus padres y abuelos contaban lo mismo, se celebraba de forma similar a como ahora se hace. Su relación con el acontecimiento religioso de la Resurrección está corroborada por el hecho de que antes se soltaba el toro en la puerta de la iglesia en el momento en que salían los fieles de la misa de Resurrección, pero cuando la misa se comenzó a hacer en la madrugada del domingo, se cambió la hora y el lugar de salida a la calle Tenería. Actualmente por razones de amplitud se hace en "la Carrera", tramo de la calle Luis de Armiñan o calle Convento.

Antaño se encargaba de la preparación del festejo un grupo de entusiastas, sin más estatuto que su propia afición, siendo su principal cometido la recaudación de fondos a todos los vecinos para adquirir el toro y disponer todos los detalles para que la fiesta resultara lucida. Otro de los menesteres de estos comisionados, era intentar convencer al alcalde para que autorizara la celebración del festejo, que legalmente estaba considerado como una grave alteración del orden público. Al final siempre se alcanzaba un cierto consenso y el alcalde acababa no oponiéndose y mirando para otro lado. En las fechas anteriores a la Semana Santa una de las comidillas generalizadas era la duda y la inquietud sobre si habría o no toro ese año. El Ayuntamiento se mantenía oficialmente al margen, aunque hubo concejales que solapaban sus actividades consistoriales con las propias de la organización del festejo, y algunos alcaldes acostumbraban a ausentarse de la localidad en ese día para hacer más patente que no sabían nada del asunto, en un vano intento de salvar su responsabilidad en unos hechos sobre cuya existencia era difícil alegar ignorancia. Así se llego hasta 1964, cuando un reportaje televisivo del acontecimiento desató las iras de un preboste castellano al que al parecer habían prohibido una fiesta similar en su pueblo. La protesta de éste ante el Ministerio de Gobernación tubo como consecuencia el cese fulminante del alcalde y del reciente entrado Diputado Provincial.

A pesar de ello, siguió viva la llama de la afición y muchos, con más vocación o con más ganas de pitorreo y desahogo, solían a veces arrastrar, el día en que debía celebrarse la fiesta, los cuernos de una vacuna al grito castizo de “¡que miró, que miró!”, de forma tan rápida e inesperada que impedía la intervención de los agentes de la autoridad.

La llegada de la democracia y la recuperación de las libertades permitió a muchos pueblos recobrar sus fiestas más características, reprimidas en casos como el de Gaucín por el régimen anterior. Gaucín quiso restaurar su Toro de Cuerda y en 1978 un grupo de vecinos se desplazo a Málaga para intentar conseguir la autorización gubernativa, pero la respuesta de la autoridad fue contundente y el día del festejo más de 50 Guardias Civiles ocuparon el pueblo ante el presumible temor de que a pesar de la negativa fuera a celebrarse el festejo.

Hubo que esperar a que las primeras elecciones municipales establecieran una Corporación democrática para que, haciéndose responsable solidaria del festejo, se celebrara éste en el año 1980 , después de 16 años de prohibición. A partir de entonces, salvando las naturales dificultades administrativas y económicas, todo ha ido con normalidad. Una normalidad llena de obstáculos y ocupaciones que ha ido superando año tras año el entusiasmo de la Corporación Municipal y el grupo de vecinos que voluntariamente se integra en la Comisión del Toro de Cerda. Corresponde a ellos tomar medidas que minimicen las consecuencias de previsibles percances: ambulancias, UCI móvil, cirujanos, directores de lidia, equipo de seguridad para la cuerda, seguros de accidentes para los que no participan en el festejo, protección civil y una serie de precauciones y disposiciones organizativas, entre la que no es la menor recaudar, visitando todas las casas del pueblo, los fondos precisos para hacer frente a unos gastos que ya resultan millonarios, y que la generosidad de los vecinos y una acendrada defensa de sus tradiciones superan con nota cada año.

Este día Gaucín triplica con facilidad el número de sus habitantes, no siendo el día mejor para conocer los encantos de uno de los pueblos más característicos y con mayores atractivos de la Serranía de Ronda, pero es un día único para participar en una experiencia singular, que convierte al Toro de Cuerda en el segundo motivo de reencuentro par los muchos que por diversas razones están obligados a residir lejos de la tierra que quieren, además está fiesta supone un flujo monetario muy importante.

Información de Miguel Vázquez González, el cual escribio "Toro de cuerda, Gaucín" y en el que se puede profundizar mas sobre el origen y la evolución del festejo.

En cuando al recorrido, hay que decir que ha variado a lo largo de su historia. Inicialmente se colocaban unos cuantos obstáculos (principalmente palos o vigas de madera) para impedir el paso del animal, que era conducido con mas empeño que en la práctica por las calles del recorrido. Con el paso del tiempo se fue fraguando un recorrido a lo largo de prácticamente todo el pueblo, y ha sido en los últimos años cuando dicho recorrido se ha visto modificado debido a las exigencias legales, lo que ha llevado a cortar numerosas calles para así configurar el recorrido.

Recorrido anterior comprende: la Calle Luis de Armiñan o Calle Convento, La plazoleta, la Calle Santo Niño y plaza Santo Niño, la Plaza Guzman el Bueno, la Calle Cañamaque o Calle Larga, la Calle Alta, la Calle Mártires o Calle Nueva, la Calle Queipo de Llano o Calle los Bancos, la Calle del Corral o de San Juan de Dios y la Calle Barrio Alto, volviendo de nuevo a Calle Luis de Armiñan. Recorrido actual comprende: Calle Luis de Armiñán o Calle Convento, Calle del Santo Niño y la Plaza del Santo Niño, la Plaza de Guzman el Bueno, la Calle Martires o Calle Nueva, la calle Queipo de Llano o Calle los Bancos, la Calle del Corral o Calle San Juan de Dios y la Calle Barrio Alto hasta la primera salida que conduce de nuevo a la Calle Luis de Armiñán.

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