Cementerio Municipal de Casarabonela
Antiguamente los entierros en Caarabonela se realizaban en las criptas de la Iglesia parroquial, o bien en un cementerio y osario anexo a la misma, donde hoy se encuentra el jardín parroquial que está totalmente restaurado.
Fue a finales del siglo XVIII cuando reinando Carlos III se dictan unas normas especificas con fecha 3 de Abril de 1787, que prohibirían este tipo de enterramientos en el interior de los Templos y se ordenaría el traslado de los cementerios a sitios ventilados y siempre a las afueras, debido al alto riesgo de contagios que suponían las numerosas epidemias (peste, tifus, cólera, etc.,) dichas epidemias asolaban periódicamente gran parte del país y era en los pueblos dónde mas muertes había.
En la obligación de hacer los entierros en estos nuevos cementerios, se excluían: los obispos, la familia real, las monjas y religiosas de clausura y aquellos que poseían panteones particulares.
A pesar de la orden de 1787, la construcción de los nuevos cementerios tardó bastante tiempo en generarse y hubo que esperar hasta el siglo XIX para construir los nuevos cementerios, uno de los mayores problemas en la construcción de éstos era el cambio de jurisdicción de la Iglesia a los municipios.
Fue en el año 1833 cuando se establece que los nuevos cementerios deben construirse con fondos municipales, aunque fuera la Iglesia la encargada de su custodia.
En un principio la planta original pudo ser cuadrada o rectangular, realizando varias ampliaciones a lo largo del tiempo, consta de una puerta de acceso monumental con arco de medio punto y espadaña que hace las funciones de campanario, a los lados de la entrada encontramos los cuartos del guarda del cementerio, que antiguamente era la sala de autopsia y que hoy es usado como almacén, a su derecha se encuentra la capilla ; todo el conjunto se encuentra completamente cerrado al exterior , situándose el antiguo osario al fondo , en una esquina.
El cementerio fue construido en unos terrenos que hasta 1820 pertenecieron a la Iglesia e inaugurado en el año 1860.
En 1843 el párroco don Francisco González del Río vendió el cementerio al Ayuntamiento cobrando por ello 12.000 reales.
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