Ciriaco y Paula
Ciriaco y Paula fueron dos santos y mártires cristianos hispanorromanos, muertos en Málaga el 18 de junio de 303 d.C.
Eran jóvenes pertenecientes a la floreciente comunidad cristiana existente en la ciudad y presidida por el Obispo San Patricio. Apresados en el contexto de la décima persecución del emperador Diocleciano y Maximiano, fueron sometidos a dolorosos tormentos con el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a las divinidades paganas. Como no consiguieron tal propósito, fueron condenados a muerte y lapidados, atados a sendos árboles, en el margen del río Guadalmedina, en el lugar que aún hoy conocemos como paseo de Martiricos (junto al estadio La Rosaleda). Ocurrida la muerte, cayó un fuerte aguacero que impidió que sus cuerpos fuesen quemados, y sus hermanos cristianos los recogieron y procedieron a su sepultura. Desde entonces y hasta el siglo XI fueron venerados en la ciudad y en toda la Bética.
Los Reyes Católicos consagraron a los Santos Mártires Ciriaco y Paula una de las cuatro parroquias fundacionales tras la toma de Málaga en la Guerra de Granada (1487), designaron a los Santos Mártires Ciriaco y Paula Patronos de la ciudad de Málaga en 1490, e incluyeron a los Santos Patronos en el Escudo de Armas en 1494.
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