Juegos Populares (Alcaucín)
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Aunque muchos de ellos no son utilizados hoy en día hemos creído interesante hacer una pequeña mención a los más habituales y utilizados antaño, pues a través de ellos se ve la cultura, la época, las costumbres, etc...y nos ayuda a conocer a Alcaucín y sus gentes.
Tradicionalmente los niños y niñas de Alcaucín han ocupado sus ratos de ocio con juegos que se desarrollaban, las más de las veces, en la calle. Juegos que se transmitían de grandes a pequeños cual preciosa herencia lúdica. En la actualidad la televisión y los modernos juguetes electrónicos restan protagonismo a aquellos otros divertimentos tradicionales.
De éstos, unos son universales, superando fronteras y practicándose en extensas áreas geográficas, otros más restringidos, circunscritos a comarcas o poblaciones, a veces cambian de nombre o se les introducen modificaciones.
Procedamos a un somero recuento de los juegos arraigados en los jóvenes alcaucineños.
La comba
Tradicionalmente considerado como juegos de niñas aunque es frecuente que participen niños. Para su practica se necesita una cuerda gruesa de cierta longitud, piernas jóvenes y ágiles. El número de participantes es ilimitado. Empiezan a dar dos jugadoras, cada una cogiendo de un extremo y volteándola. Las demás, en fila, van saltando con el cordel silvándole por encima de la cabeza. Quien tenga algún tropiezo con la cuerda y pierda debe coger uno de los ramales, liberando a la que lo sostenía hasta ese momento, que se suma automáticamente al grupo de saltadoras.
Sota, caballo y rayo
Juego conocido en otros lugares con nombres distintos, como churri-churri. Son necesarios dos grupos con el mismo número de componentes, más un jugador que desempeña el papel de madre, sosteniendo la cabeza del primero que se dobla por la cintura, y los demás se agachan, enlazados también por la cintura, formando un cordón orientados perpendicularmente a la pared. El equipo que le corresponde saltar lo hace corriendo individualmente y desde una cierta distancia, aterrizando sobre las espaldas de los que están doblados. Si estos no soportan el peso y se derrumban bajo los kilos de los saltadores, se empieza de nuevo amogando el mismo equipo. Cuando han saltado todos, uno de los de arriba grita:¡Sota, caballo y rayo! esgrimiendo uno, dos o tres dedos. De entre los sufridores corceles una voz trata de averiguar cuántos dedos han sacado; si acierta se invierten los papeles y amogan los que antes saltaban, si no se acierta, mala suerte, porque tendrán que seguir soportando el peso infinito de los que se lanzan, como panteras, en pos de sus espaldas.
Pollito inglés
Juego también muy extendido, conocido con otros nombres no muy distintos. Consiste en que cada jugador se coloca cara a la pared, golpeándola con la palma de la mano, mientras canta el siguiente estribillo: ¡ Un , dos, tres, pollito inglés! Mientras tanto, partiendo de una distancia fijada, los demás participantes se van aproximando con rapidez y cautela. El jugador que está cantando, al terminar la última palabra, se vuelve rápidamente y al que sorprende en movimiento le ordena retroceder hasta el punto de partida. Cuando los jugadores consiguen llegar a la altura del que se queda, tocan la pared y corren de vuelta al lugar de donde partieron. El que estaba cara a la pared corre tras ellos intentando atrapar a alguno, si lo consigue ese será el que se quede para la próxima jugada.
Gorri-Gorri
Extendido universalmente recibe numerosos nombres. En Alcaucín también se le conoce como amelo. Su nombre castellano es pídola. Consiste en que uno de los participantes, amoga doblado por la cintura, sobre una raya marcada en el suelo, alejándose de ella gradualmente. Los demás jugadores van saltando por encima de él, apoyando las manos en su espalda. Existen formas sutiles y crueles de martirizar al que amoga, dándole pica o saltando sobre él con los nudillos. A veces el juego se realiza corrido, formando una cadena en la que todos los partícipes saltan y amogan alternativamente.
La Taba
Juego muy extendido geográficamente. Es necesario el hueso de la rodilla de una cabra o cordero. Una vez limpio, seco y pulido, la diferenciación de sus cuatro caras será la base sobre la que gravite el juego. Existen dos papeles fundamentales: rey y verdugo. La taba salva y el hoyo oficia el papel de víctima.
La taba se arroja al aire, volteándola, y depende de la posición en que caiga al suelo, así se reparten las suertes entre los jugadores. El rey manda los castigos y el verdugo los ejecuta con un palo o regla. la gradación de éstos en orden creciente a su crueldad viene dada por nombres de hortalizas. tomate, berenjena, pimiento, picante y rabioso.
Hoyuelo
Consiste en arrojar botones o monedas de poco valor, desde una distancia fijada, a un hoyo abierto en la tierra. El jugador que consigue introducir la moneda o el botón se lleva todas las que se han tirado hasta ese momento. Hace años a los niños de Alcaucín les daba la ventolera de cosechar botones. A veces se dejaban caer por los tendederos instalados al aire libre y con ayuda de una navajita, cortaban los hilos que los cosían a la camisas, desabotonándolas. Era una práctica arriesgada, pues enseguida venían las averiguaciones de las vecinas, y se ponían en marcha las alpargatas.
Los botones se clasificaban por tamaños. los mayores recibían el nombre de tórtolas. Se jugaba en los recreos del colegio, cuando el centro escolar constaba de tres clases de planta baja; o en las largas tardes de verano. El hoyuelo siempre estaba hecho, y para iniciar el juego sólo era preciso acondicionarlo escarbando un poco con los dedos. Los botones se arrojaban con el dedo pulgar, extendiéndolo como un resorte.
Bilarda
También llamada marro, y en otros lugares palimocho. Consistía en golpear un trozo de palo corto, aguzado en sus extremos (bilarda), colocado sobre dos piedras formando puente, con otro más largo denominado mocho. Pueden participar un número indeterminado de jugadores. Se trata de llevar la bilarda lo más lejos posible, golpeándola cuatro veces con el mocho, midiendo las distancias tomando como unidad esemismo palo. Los golpes que se le propinaban a la bilarda, tras levantarla en el aire con un toquecito previo en un extremo puntiagudo, recibían los nombres de : maninduna, maindós, maintrés, maniqués.
La pillá de la correa
Juego antiguo no exento de violencia, pues consistía en perseguir y golpear a los participantes con una correa de cuero. Uno de los niños, armado de ese terrible flagelo, contaba hasta diez para dar tiempo al resto de los participantes a correr y esconderse. Luego salía en su persecución.
Normalmente se partía de la plaza extendiéndose los componentes en sus correrías por todo el perímetro urbano, llegando incluso hasta el cementerio. Para salvarse era preciso regresar a la base.
En cierta ocasión una persona huyendo de los temibles correazos, se escondió dentro de un nicho vacío. Desde su atalaya veía cómo el perseguidor escudriñaba entre las tumbas buscando a sus víctimas. En la oscuridad del nicho pasó un miedo atroz pues el escondrijo propiciaba las más lúgubres fantasías, pero su temeraria decisión lo salvó de unos ardorosos fustazos.
La cueva del moro
Los niños de Alcaucín son de natural intrépidos y en sus ratos de ocio se dedicaban- y dedican- a aventurarse en la Cueva del Moro. Esta oquedad, situada en la zona alta del pueblo, al noroeste junto a un barranco, es el recinto por donde han pasado todas las generaciones a testimoniar su valor y audacia. La boca posee forma triangular y es preciso entrar agachados, provistos de antorchas, cerillas, velas y, modernamente linternas. Los niños se dan bromas , apagando las teas para que los más miedosos se queden a merced de las tinieblas. Consta de siete salas, algunas de ellas de cierta amplitud, no exentas de belleza, con sus agudas concreciones, vuelos de murciélagos y eterno goteo de agua preñada de caliza. En la penúltima, tras penosas subidas y bajadas, los aventureros graban sus iniciales con piedras filosas sobre la roca húmeda, como recuerdo imperecedero de sus hazañas y su paso por el lugar.
Gusanos de seda
Al llegar el mes de Mayo los niños de Alcaucín se dedican a la crianza del gusano de seda. Se proveen d una caja de cartón y en ella los apacientan, cebándolos con hojas tiernas e morera. En esas épocas los moreros de la zona se echan a temblar, los niños cual bandada de gorriones, acuden a sus ramas despojándolas de su verde revestimiento de hojarasca.
Los niños de Alcaucín observan todos los años cómo los gusanos, tras el engorde, se encapsulan en sus capullos, tejidos pacientemente. Y asisten al misterio de la metamorfosis del gusano en mariposa. Luego de aparearse deja tras ella un rastro casi invisible de huevecitos pálidos.
Los bañios
En verano los niños de Alcaucín iban a darse chapuzones a la alberca de la Colorina. Dicha alberca , situada junto a la curva del depósito del agua, era profunda y se abastecía de Carrión Alto.
Los niños se bañaban desnudos, a escondidas de las madres que les amenazaban con la temida alpargata. Los baños del verano los alternaban con el Pozo del Avión, en pleno cauce del río. Algunos niños los más audaces, se arrojaban desde el petril del dique zambulléndose en el remanso con un estilo impecable.
Otros juegos
Para terminar este paso por la historia del juego nombrar algunos otros como:
- El juego de las canicas.
- Batallas de piedras.
- Buscar nidos.
- Las trampas
- Los trompos.
- Fabricación de ruedas.
- Fabricación de arcos y flechas.
- Fabricación de pitos, con huesos de albaricoque.
Y un largo número de ellos que sería interminable de contar, dado la gran imaginación que poseían.
Principales editores del artículo
- Tania82 (Discusión |contribuciones) [1]
- Pilarr (Discusión |contribuciones) [1]
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