La Fuentecilla (Benadalid)
Un sacerdote natural de Benadalid, D. José García Sierra, en el último tercio del siglo XIX, tenía por costumbre pasear diariamente desde el pueblo a la Chagua. Su salud estaba resentida. Se había esforzado en su quehacer como religioso y en la entrega al servicio de las personas.
Iniciado el paseo al llegar al arroyo de la Carruca se sentí cansado y con deseos de sentir en su boca el alivio del frescor del agua.
Se sentaba en una piedra, cerraba los ojos, y daba un repaso al estado de su alma y a su situación física. Por un momento dejaba volar a su espíritu desligándose de la materia.
El sonido de un chorrito de agua entre los zarzales lo despertaba. Mas sentía grandes dificultades en conseguir un vaso de aquella apreciada agua que circulaba entre los zarzales Vuelto a su casa, concibió la idea de trasladar la cazoleta de piedra de una fuentecita que tenía en el patio al lugar donde en sus paseos sentía la necesidad de mitigar su sed.
Hizo construir una pared de mediana altura y en el centro situó la cazoleta.
Mandó encauzar el agua del pequeño manantial para que fluyera por aquella taza pétrea. En el suelo se construyó una pila donde caía el agua. Al lado un trozo de pared que servía como asiento e invitaba al descanso.
Ante esta fuentecilla una pequeña explanada evitaba la interrupción del normal trasiego por el camino. Era parada obligada para llenar las botijas y dar de beber a los animales que acompañaban al hombre en sus labores.
Durante algún tiempo este manantial fue llamado: “ Fuente de los curas García”.
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