Balneario y Hostal El Príncipe (Carratraca)

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Fachada del balneario.

Introducción

Carratraca es una localidad del interior de la provincia de Málaga, cuya fama, en otra época internacional, se debe a la existencia de un manantial de aguas con propiedades mineromedicinales.

Hace dos siglos que Carratraca empieza a conocerse como municipio, justo cuando deja de ser la Puebla de los Baños, en la época en que dependía de Casarabonela. Su segregación viene originada por el famoso balneario de aguas sulfurosas que se encuentra en pleno casco urbano.

Alcanzó un auge pleno en el siglo XIX, cuando las grandes familias burguesas de Málaga descubrieron los saludables manantiales de Carratraca y decidieron crear allí su segunda residencia.

La vida de esta localidad adquiere sentido gracias al aprovechamiento de este agua. Ya en época romana parece existir un asentamiento en el lugar actual de la localidad, como lo demuestra el hallazgo de cuatro baños de piedra cerca del manantial, lo que constata tanto la ocupación como el posible uso medicinal del agua.

Historia

El actual núcleo urbano nace en torno a los baños, y en el siglo XVI encontramos que, con unas instalaciones muy precarias, unas simples albercas al aire libre para cada sexo, adquiere el Balneario, y con ello la localidad, fama y renombre. Es en ese momento cuando se construye la ermita que dará origen a la actual Iglesia Parroquial. Carratraca adquiere su autonomía como municipio en 1832 y en 1852 se privatizan las aguas, a cambio de que se organice su explotación y se adecenten los baños. Como consecuencia de ello se construye el establecimiento del Balneario, que queda inaugurado en 1855.

A partir de esta fecha se inicia el esplendor de Carratraca cada vez es mayor el aumento del número de visitantes al Balneario, que se pone de moda entre la burguesía malagueña, convirtiéndose a su vez en el centro de la actividad económica y social de la localidad. Incluso el propio núcleo urbano se modifica para atender las necesidades del Balneario, y así vemos un importante número de viviendas de tres plantas, destinándose algunas de ellas al alquiler, así como de hospederías, entre las que destaca el denominado Hostal del Príncipe, edificio que se levantó, según cuenta la tradición, por el Gobernador Donoy, para dar hospedaje al entonces Príncipe Fernando VII; este hostal, además de su estrecha vinculación con el Balneario, destaca por su valor tipológico.

A pesar de que en la actualidad el Balneario ha perdido su antiguo apogeo y esplendor, sigue manteniéndose abierto al público, y mantiene formalmente las características típicas de este tipo de construcciones, con un vestíbulo centralizado, galería de baños en una crujía y baños comunes en el otro extremo.

Este inmueble no es solamente hito y símbolo de Carratraca y uno de los Balnearios más representativos de Andalucía; es muestra de la vida y actividad social de la burguesía, de la sanidad pública y de la beneficencia durante el pasado siglo y es parte, a su vez, de la propia historia de la medicina.

Balneario

El actual edificio que alberga las aguas curativas se encuentra en la Calle Baños y es de estilo neoclásico y edificado en piedra arenisca y mármol.

Se levantó a mediados del siglo XIX cuando se hizo necesaria la construcción del establecimiento que sería inaugurado con la forma actual de 1855. Para su ampliación, en aquellos años, se utilizaron terrenos propiedad del Conde de Teba, padre de Eugenia de Montijo, que fueron cedidos a condición de utilizar un baño de forma exclusiva, que aún hoy se conserva. El poder curativo de estas aguas está científicamente probado y entre sus aplicaciones terapéuticas destaca el uso para cualquier afección de la piel y mucosas, procesos invalidantes reumáticos, artrósicos o artríticos o afecciones del sistema nervioso, entre otros.

Entre las personalidades que han disfrutado de estos baños se incluyen Moreno Carbonero, Rilke y Romero de Torres; ya en época más reciente están Antonio Gala, María Victoria Atencia y Antonio Banderas. Enlace con Diputación Provincial de Málaga

Las aguas del manantial de Carratraca, se clasifican como sulfurosas, cálcicas, magnésicas y radiactivas.

La acción fundamental de las aguas y de sus lodo naturales subyacentes al manantial es debida al contenido en azufre bivalente y a la presencia de otros factores mineralizantes como los bicarbonatos, sulfatos, cloruros, calcio, magnesio, sodio, potasio y ologoelementos tales como el hierro, cobre magnesio, zinc, níquel, selenio y cobalto, que pueden actuar en múltiples reacciones biológicas de oxidación – reducción.

Todos estos datos están respaldados por análisis periódicos realizados, siendo corroborados y actualizados por la Real Academia de Farmacia del Instituto de España.

Históricamente las aguas de este manantial tienen sus indicaciones más destacadas en las afecciones de la piel, aparato respiratorio y ginecología, sistema nervioso, en reumatismos y traumatología. El efecto antioxidante de las aguas mineromedicinal sulfurada y su repercusión sobre el sistema inmunitario ha ampliado su utilización en especial en el campo de la estética facial y corporal.

La instalación cuenta con piscinas termales cuyo origen se remonta en en el siglo XIX, bañeras con hidromasajes, aerosoles, vaporizaciones, duchas, chorros, duchas con masaje subacuático, varias cabina con tratamientos estéticos, de fisioterapia, diversas modalidades de terapias complementarias y masajes, las amplias terrazas son utilizadas para el reposo y ejercicios.

Además de todos estos beneficios a través de sus terapias, el este tipo de aguas también se puede beber, aunque no se caracteriza ni por su sabor ni olor.

Galería de imágenes

Descripción

Balneario

La construcción de este inmueble se debió a la cesión a una sociedad privada de la gestión de las aguas del balneario, en abril de 1852. En ella se establecen numerosas condiciones, entre la que se encuentra la construcción de un edificio de piedra, de acuerdo con los planos elaborados por el arquitecto José Trigueros. La inauguración del nuevo edificio balneario se llevó a cabo el 29 de junio de 1855.

El edificio aparece dividido en tres cuerpos con fachada de arenisca rojiza, el central de dos pisos, con una gran puerta y dos ventanas en su planta baja, y cinco balcones en su piso superior. Se remata con un frontón con ventana y una abertura oval en el tímpano. Los cuerpos laterales, de solo un piso, presentan puertas en sus extremos y cinco ventanas cada uno de ellos. En el interior, un gran vestíbulo da paso en primer lugar a dos corredores, el de la derecha conduce a las albercas y el de la izquierda a los baños templados; desde éste se accede también a otras dependencias y a la escalera de subida al segundo piso.

La galería de los baños templados tiene en su lado derecho, a mitad de la misma, la fuente de bebida, con escalera a ambos lados que dan acceso a las calderas, bombas y depósito; también se reparten a ambos lados los cuartos de baño, quedando al fondo una estancia reservada a la Emperatriz Eugenia de Montijo, aunque ésta nunca llegó a visitar los baños.

El corredor de la derecha da paso, en primer lugar, a un patio donde originariamente se encontraban los cuartos de baños dulces y desde aquí se accede a unos patios de planta elíptica en cuyo centro se encuentran las piscinas, también elípticas de

5 m por 5,30 m. En principio estas piscinas se proyectaron circulares, pero para un mejor aprovechamiento del escaso terreno disponible se cambiaron por las elípticas. Igualmente, en origen, estos patios se encontraban cubiertos mediante una bóveda tórica siendo su función la de concentrar los gases que desprende el agua que poseen un efecto terapéutico. Estas piscinas están rodeadas por cuatro grandes zócalos de mármol blanco que sostienen, a su vez, cada uno, dos columnas también de mármol sobre las que descansa un anillo compresor de la antigua bóveda tórica. Al interior de la alberca se accede mediante una amplia escalera.

El último elemento es un recinto con una piscina de 7 m por 3 m, consecuencia de la unión de dos primitivas piscinas, consideradas, originariamente, de segunda clase, y a las que, en un principio, se accedía por una de las puertas exteriores de la fachada, siendo posible, en la actualidad, el acceso desde uno de los patios elípticos.

Este edificio es una clara muestra de una arquitectura que se puede denominar culta, con un diseño espacial acorde con los postulados académicos del momento. Es un inmueble muy bien resuelto y concebido con un lenguaje armonioso.

Hostal "El Príncipe"

Son escasos los datos documentales referidos a la historia de este inmueble; su construcción se debió al General Donoy, gobernador de Málaga entre 1830-1832, que acordó crear un hostal para hospedar a Fernando VII en su visita a los Baños, aunque ésta nunca se llegó a realizar a causa de la muerte del monarca.

El edificio principal ocupa un trapecio formado por dos crujías paralelas a la fachada y otras dos perpendiculares, cerrando una U en torno a un espacioso patio. Posteriormente, cubriendo la dimensión de la medianera trasera, se adosaron dos edificios gemelos que siguen el esquema ya mencionado a una escala menor. Uno de estos edificios es también parte del Hostal y funciona como vía de comunicación al Balneario.

El Hostal "El Príncipe" tenía las dos plantas altas dedicadas a las habitaciones. En la segunda crujía de fachada se sitúan dos escaleras gemelas que desembocan, enfrentadas, en un amplio rellano central, reforzando el carácter simétrico del inmueble. En la planta baja destaca la secuencia axial del vestíbulo, zaguán de escaleras y salida al patio; en esta zona se disponen los servicios comunes del Hostal.

De este inmueble, el patio merece una mención especial, por su amplitud y vegetación, que crea un auténtico microclima, por sus condiciones de soleamiento y humedad. La fachada del Hostal es la más voluminosa del pueblo, ampliamente perceptible por quedar frente a un espacio verde. Sigue el esquema típico de las casa de Carratraca del siglo XIX, con tres plantas donde se abren ventanas en la planta baja y balcones en las superiores; la portada de acceso se presenta en piedra caliza, con arco carpanel sobre dos pilastras planas.

Referencia

Resolución de 18 de diciembre de 2000, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se incoa el procedimiento para la inscripción con carácter específico, como Monumento, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, del Balneario y Hostal El Príncipe, de Carratraca (Málaga).

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