Calle Río Verde (Tolox)
Historia de la calle
El nombre de esta calle viene del camino antiguo que se iba, bien andando o a caballería a la zona de Río Verde, este camino tiene una longitud hoy día de casi 30 kilómetros, y recorre prácticamente la parte oriental de Sierra Parda.
Pero centrándonos en lo que es la calle, tiene ésta una longitud aproximadamente de 129 metros y es la calle más empinada de todas las de Tolox, su anchura media es de unos cinco metros, el número de edificios según el Padrón del año 1924 era el siguiente: por su acera izquierda tenía 23 edificios y por la acera derecha 14, y el número de habitantes que tenía era de 124 personas.
Según el padrón de edificios del 2009 es el siguiente: en su acera derecha existen 17 edificios y en su acera izquierda 25, y el número de habitantes en de 63 personas.
Esta calle es de las más visitadas por aquellas personas que vienen buscando calles típicas, aunque he de decir que antes estaba más bonita, ya que, estaba toda escalonada y las fachadas de los edificios llena de macetas y arriates que mezclaba el verde con la cal de los edificios, ahora esta calle pueden bajar los vehículos y ha perdido todo el sabor típico que tenía.
La calle Río Verde va paralela con el Barrio Alto, y tiene conexión con las siguientes calles: calle Chopillos, calle Balcón de San Cristóbal, calle correos, Plaza Alta y calle Ancha. Sus edificios son todos de planta baja y una alta, y la mayoría están pintados de cal.
Personajes populares
Dentro de los personajes que han vivido en esta calle, han sido muchos pero para no hacer demasiado larga esta calle voy a poner los más significativos:
Carmen Vázquez. Mujer muy alegre y que cuando llegaba el Carnaval era una de las primeras en ponerse el mantoncillo, las flores en la cabeza y salir a pasear a la plaza, era soltera y adinerada por lo que siempre tenía pretendientes a su lado, pero ella se reía de todos. Recuerdo una vez que estando en mi casa el día de los polvos, mi hermano Juan Luis que entonces era Alcalde, la empolvó, y ella con ese salero que tenía cogió el teléfono y llamo al Comandante de Puesto de la Guardia Civil , y pasándose el teléfono por toda la cara le decía, "fíjese Sr. Cabo como me ha puesto el Alcalde".
Doña Araceli y Doña Mariquita la madrileña. Eran dos amigas solteras. La primera era una señora de muy buen ver y que tenía un porte de gran dama. Su padre fue un héroe en la guerra de Cuba y de Filipina, y el estado le concedió la mayor distinción existente en el ejército la Laureada individual. Esta distinción le daban una paga aparte de de su paga como militar y Doña Araceli cobraba la paga de la medalla (murió a los 101 años). Doña Mariquita la Madrileña (se le llamaba así porque era de Madrid) la acompañaba siempre tanto en la casa como en los paseos que daban.
El cura Espinosa. Era natural de Tolox y de familia humilde y del campo, hizo la carrera por la devoción que tenía. Durante la Guerra del 36 lo estuvieron buscado para matarlo y ayudado por personas del pueblo se lo llevaron a la sierra y en una cueva estuvo escondido hasta que pasó el peligro, ejerció el sacerdocio en muchos pueblos y murió siendo ya bastante mayor.
María Amaya. Ya sabemos que en los años 40, 50 o incluso en los 60 que una mujer saliera de Tolox era como pedirle peras al olmo, pero ella tenía la vocación de ser practicante (como se le llamaba antes a los ATS), y se fue estudió y consiguió sacar la carrera, ha ejercido en muchos sitios, incluso en las Islas Canarias, ya en la actualidad se encuentra jubilada.
Alonso el Mutilado. Él se llamaba Alonso Aguilar Vera, y durante la Guerra Civil recibió un tiro en el brazo y se le quedó completamente seco a pesar de las operaciones que sufrió, ya en Tolox se le nombró Guarda de Campo, más tarde fue nombrado Guardia Municipal y estuvo ejerciendo en el Ayuntamiento hasta que falleció.
Diego Fatiga'. Fallecido recientemente a los 95 años de edad, era un hombre muy hablador y le gustaba mucho andar y las mujeres, se había criado en el campo como ganadero e inclusive con noventa años andaba por el carril de Caubria para ver las cabras de sus hijos (conservaba muy buena vista). -"Él me enseñó donde había en Sierra Parda el matagallo real, me decía con esa voz clara que tenía, "si quieres el matagallo ese te va al Puerto del Monte allí lo encontrarás" -recuerda un vecino. Ya cuando no podía casi andar iba al hogar de los jubilados y allí entre varios echaban unas parrafadas bastantes buena.
Localización
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