Corpus Christi (Yunquera)

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Breve Historia del Corpus Christi y su Relevancia en el pueblo de Yunquera (Málaga)

Corpus Christi.

En mayo o junio, según caiga la Semana Santa, se celebra el día grande del pueblo: la festividad del Corpus Christi, de tal magnitud que a pesar de los cambios que esta festividad ha tenido en las últimas décadas, en Yunquera se sigue manteniendo en jueves (dice el refrán: “Hay tres jueves en el año que relucen como el sol: Jueves Santos, Corpus Christi y día de la Ascensión). Se adornan las calles con flores de adelfas, arcos de palmeras y ramas de Helechos silvestres y Almoradux (plantas autóctonas de este municipio). Pero antes de ver la fiesta hoy en Yunquera, veamos algunos aspectos previos en torno al significado y simbolismo de la misma.

Orígenes de la celebración

La fiesta del Corpus Christi o del Cuerpo de Cristo se celebra en la Iglesia romana el jueves siguiente a la octava de Pentecostés, fiesta de la Santísima Trinidad, para conmemorar solemnemente la institución de la Sagrada Eucaristía.

Esta divina institución se conmemoraba antiguamente el Jueves Santo. En el calendario de Pocomio, año 448, se hace mención del Natalis Cálicis a 24 de marzo; el 25 era considerado en muchas partes como día de la muerte del Señor. El Jueves Santo, sin embargo, caía en la Semana Santa, tiempo de tristeza en que el pensamiento anda ocupado con la pasión del Señor, y casi distraído de la institución de la Eucaristía con la muchedumbre en las funciones que entonces se celebraban.

Ya en los siglos VII y VIII el enfoque que los cristianos daban a la Eucaristía era algo distinto del de las épocas anteriores, y la diferencia aumentó con las controversias eucarísticas del siglo IX, hasta el punto de ver en la ostia, omitiendo todo simbolismo, la sola presencia real de Cristo. Al mismo tiempo, la conclusión teológica de la presencia de Cristo todo en cada una de las especies, junto a la tendencia de ver en cada rito y momento de la misa una repetición detallada de la historia de la Pasión, más que participación en el manjar del sacrificio de del cuerpo y sangre de Cristo, van preparando el movimiento eucarístico que se origina. Berengario de Tours (murió hacia el año 1088) negó la presencia eucarística, pero su influencia fue minoritaria debido a que su planteamiento fue racional. Son los movimientos cátaro, albigense y valdense, con su interpretación de la pobreza evangélica y su negación de la Eucaristía los que por reacción influyen en el desarrollo de la devoción a la presencia real eucarística. Por parte católica se proliferan entonces muchos milagros eucarísticos, muchos de los cuales no podemos tener seguridad histórica. Con todo ello se fomenta inmensamente la devoción típica de estos tiempos de ver la ostia consagrada. Hubo algunos excesos, pero la prudencia de la Iglesia supo aprovechar de todo ello lo que verdaderamente había de enriquecer la auténtica piedad cristiana.

De cómo surgió la fiesta del Corpus Christi

La protagonista fue la religiosa Juliana de Rétine (luego beata Juliana de Cornellón). Nació en Rétinnes, junto a Lieja, en el año 1193, quedando huérfana en sus primeros años. Educada entre las monjas agustinas del monte Cornellón, hizo allí más tarde su profesión religiosa. Llegó a ser superiora, pero intrigas de varios géneros la obligaron a salir del convento. Murió el 5 de abril de 1258 en el convento de las monjas cistercienses de Fosses, y fue sepultada en Villares.

Juliana, ya desde sus primeros años, sintió particular devoción hacia el Santísimo Sacramento, y desde los 16 siempre que se ponía en oración, le parecía ver la luna llena, pero oscurecida por un lado; imagen con la que el Señor quería representarle el luminoso ciclo de las fiestas eclesiásticas, menoscabado, empero, por una ligera deficiencia, que había de llenarse con la institución de una nueva fiesta. Creyó Juliana ser esto una nueva tentación del mal espíritu y rogó con mucha insistencia al Señor la librase de ella. Al fin le declaró el Señor el significado de aquella imagen, y le dio a entender que aquella sombra había de iluminarse con los esplendores de una fiesta que debía celebrarse todos los años en honor del Santísimo Sacramento. Ella había de ser la primera en celebrarla y en anunciar a los demás la voluntad del Señor de que todos la celebrasen.

Debido a su humildad dejó Juliana de cumplir este mandato y, después, a los veinte años, se decidió a comunicar su secreto al canónigo de S. Martín de Lija, Juan de Lausana, rogándole que consultase con sabios teólogos sobre ello, pero sin nombrarla a ella. Juan se lo comunicó a Santiago Pantalón, arcediano de Lija y posteriormente Papa con el nombre de Urbano IV, que junto con Hurgo de San Caro, provincial de los frailes predicadores y luego cardenal legado en los Países Bajos, y con otros doctos de la iglesia, concluyeron que era justo y provechoso celebrar con más solemnidad que hasta entonces la institución del Santísimo Sacramento. Animada por ello, Juliana hizo componer un oficio del Santísimo Sacramento a un joven religioso llamado Juan.

Difundida la idea de la nueva fiesta, muchos se opusieron por considerarla inútil y las revelaciones de Juliana como ilusiones. Entonces el obispo de Lieja, Roberto de Torote, convocó un sínodo en 1246, y usando la facultad que tenían entonces los obispos de instituir fiestas en sus diócesis, ordenó la celebración de la misma a partir del año siguiente, señalando para ella el jueves siguiente a la octava de Pentecostés.

Este obispo murió el 16 de octubre de 1246 sin ver realizado este mandato, aún así los canónigos de S. Martín de Lieja celebraron los primeros, en 1247, esta fiesta. Años después el cardenal delegado de Hugo de San Caro celebró la nueva fiesta en S. Martín del Monte, predicando el mismo y diciendo la misa con gran solemnidad. Y no contento con ello, ordenó a todos los obispos y fieles de su legación que celebrasen la misma fiesta.

El 29 de agosto de 1261 fue nombrado Papa Santiago Pantaleón. Ya hacía más tres años que había muerto Juliana; pero una amiga y confidente, lalada Eva, heredera de su devoción a la Sagrada Eucaristía, al saber de la elección de Urbano IV, rogó a su obispo que pidiese al Papa se dignase extender a todo el orbe la fiesta en honor del Santísimo Sacramento. Urbano IV que había tomado parte años atrás en esta fiesta en Lieja, expidió el 8 de septiembre la famosa bula Transiturus, en la que después de conmemorar y ensalzar el de Jesucristo que resplandece en la Eucaristía, ordenó la fiesta anual del “Corpus Christi” en la fecha ya indicada, y para mover a los fieles a celebrarla con espíritu y solemnidad, expone en la bula las razones por las que pone la fiesta y termina otorgando múltiples indulgencias a los fieles que asistan a la misa y oficio divino. Este oficio es uno de los más hermosos del Breviario Romano, admirado incluso por muchos protestantes, fue compuesto por Santo Tomás de Aquino. La muerte del Papa Urbano IV retrasó la celebración universal de esta festividad, hasta que el Papa Clemente V ordenó su celebración en 1311, aunque fue su sucesor, Juan XXII que lo ejecutó. Ninguno de los decretos papales habla de la procesión teotórica por las calles como parte de la solemnidad. Esta procesión ya se celebraba en algunas iglesias y fue enriquecida con indulgencias por los pontífices Martín V y Eugenio IV.

En España se celebró también muy pronto la fiesta del Corpus, siendo la ciudad de Barcelona la primera que la celebró en 1319, pues en tal año se hizo un pregón convocando a los vecinos para tal solemnidad, la cual se repitió en 1322. En Vich se celebró en 1330. En Valencia se celebró en 1355 y es actualmente una fiesta muy rica en todos los aspectos. Es curioso el hecho de que en la procesión de Barcelona de 1535, el emperador Carlos V llevó una de las varas del palio.

Con ocasión de las fiestas del Corpus se compusieron los autos sacramentales: dramas alegóricos en que se ensalzaban las glorias de Dios Sacramentado ante el pueblo, que los entendía, gustaban y los aplaudía como expresión genuina del arte dramático español.

Entre los pueblos orientales, la fiesta del Santísimo Sacramento es conocida en los calendarios sirios, armenios, coptos, melquitas y rutenos.

Finalmente, hay que decir que el Papa Pío X, accediendo a los ruegos del episcopado español, se dignó restablecer en toda España como fiesta de ambos preceptos, la del Santísimo Corpus Christi, que era una de las que él había suprimido, de motu propio, el 2 de julio de 1911.

La festividad del Corpus Christi hoy (ss. XX y XXI)

A pesar de la “desaparición” de las Hermandades y grupos, esta celebración ha permanecido como algo intrínseco al ser yunquerano, un orgullo y una tradición señal de identidad del pueblo.

En el Día del Señor o día del Corpus Christi se saca por el pueblo en procesión a Jesús Sacramentado portado en la custodia por el señor párroco y bajo un palio que los cubre como Rey de reyes, portado por voluntarios del pueblo y devotos de este sacro misterio.

Aunque hoy lo porta el párroco en sus manos cubiertas por un humeral, lo cierto es que la actual custodia tiene unos anclajes en su base, probablemente debido a que antiguamente se llevaba sobre un trono o andas por las calles del pueblo.

Es costumbre colocar en las calles que van a ser visitadas por la procesión unos altares, popularmente llamados “mesas” por ser este el soporte base que los constituye. Estas mesas sustentan una imagen del Señor, normalmente una del Sagrado Corazón de Jesús, aunque y por motivos que se desconocen (otras devociones, no tener esta imagen, etc.), se dispone en las mismas una imagen de un San Rafael, alguna Virgen o un crucificado. Estas mesas están profusamente adornadas con flores y macetas de variado color, aunque sean el color rojo, amarillo y el blanco los que predominen, ya que se consideran “tradicionales de estas fechas”.

En cuanto a las calles estas se engalanan por los “cuatro costados” nunca mejor dicho. En las paredes se ponen ramas de chopo y otros arbustos. Las ventanas se adornan con macetas y las rejas se llenan de ramas de adelfas, helechos y flores de colores, sobre todo rojas. Por último en los balcones se cuelgan colchas de crochet sabiamente realizadas y mantones de manila, todas aquellas telas mejores tal y como se hacía en la antigüedad con los reyes y héroes para darles la bienvenida.

Sobre el suelo una base de helechos, juncos y otras hierbas aromáticas, como el almoradux que le da un aroma y crea una atmósfera tal que sublima el espíritu y lo acerca a la celebración que hacemos, incluso muchas veces se reparten al azar pétalos y florecillas del campo que le dan una tonalidad y colorido especial. En los últimos años, algunas calles como la calle Mesones y Calvario han tapizado con alfombra roja el centro de la calle, como corresponde a las altas dignidades, jalonando los laterales con hierbas aromáticas el paso que habrá de hacer la custodia, otras disponen dibujos alegóricos con diferentes materiales: arena, aserrín, etc., como la calle Virgen del Rosario, antigua calle Piojo.

En el aire, último lugar, se adorna con arcos de palmeras entre cuyas hojas se entremezclan flores: claveles, rosas, geranios, etc., sobre todo rojos. Estos arcos se unen y en su clave se dispone de un cartel de alabanzas al Santísimo Sacramento, en otros demandas de salud, de protección o bendición para los vecinos de la calle o del pueblo, enfermos, otros colectivos e incluso para los emigrantes, grupo todavía numeroso de yunqueranos y yunqueranas que, sin querer, se ven obligados a dejar su tierra para poder ganar dinero fuera. Se espera con deseos esta gran Llegada a las calles de Jesús presente de forma tangible y real en la Sagrada Forma y cuya venida nos anuncia el perfume del incienso, rica sustancia destinada sólo a Dios.

¡Y por fin llega!. La procesión iniciada por los ciriales y la cruz parroquial luciendo su manga festiva con el color litúrgico correspondiente, se adentra por las calles y, tras ellos, la Banda de Cornetas y Tambores Hermandad del Santisimo Sacramento de Yunquera, a continuación el estandarte sacramental de la Hermandad acompadado de 2 hermanas que portan canastillas: una con uvas y otra con las espigas, símbolos eucarísticos de este misterio. A continuación el palio de respeto con el Santísimo Sacramento acompañado de multitud de fieles.

Al pasar la procesión se para el cortejo en cada mesa y tras rezar una oración o decir unas frases con algúna meditación, se dispensa la bendición a los presentes, mientras se arrojan pétalos de flores por los niños de comunión sacados de sus canastillas que portan desde la parroquia, primorosamente arregladas y repletas de ellos.

El día antes o por la mañana temprano, ya que la procesión se desarrolla por la tarde como es tradicional, los yunqueranos se van al campo a recoger plantas aromáticas como el almoradux, helechos, etc., con los que adornar las calles por donde pasará la procesión, conformando una alfombra verde de varios centímetros, que llena el ambiente de agradables y frescas fragancias. Es la fiesta de los “seis sentidos”.

Se intenta, en el fondo, de conformar la idea de una Jerusalén celestial tal como nos la describe el Libro del Apocalipsis, de ahí la gran transformación que sufren nuestras calles, que parecen un vergel, un nuevo paraíso, para recibir al Señor, a Jesús Sacramentado, al Rey de Reyes, hecho presente y real en la hostia consagrada, acompañado de una cohorte de fieles que le alaba y da gracias por siempre.

La procesión finaliza como comenzó, con el incesante repicar de campanas. Destacar que en la plaza de la Constitución, en una enorme mesa que le esperan y donde una nube de pétalos de flores vuela airosa sobre la presencia de Jesús Sacramentado.

Destacar como parte entre las partes, que el Santísimo entra en todas las casas del pueblo por donde discurre la procesión y existen ancianos o enfermos que lo veneran y esperan con gran devoción. Asimismo, los enfermos de otras calles son dispuestos en sillas, a lo largo de algunas calles para ser bendecidos al paso del Señor. El sacerdote se acerca y da a besar el Cuerpo del Señor.¡ Es una estampa única!

Es costumbre entre algunas personas recoger una ramita de almoradux de cada altar una vez que ha pasado el Santísimo (¡ya está bendecido!) y con ellas realizan un ramo que conservarán e recuerdo todo el año en sus casas.


José Antonio Doña del Rio Albacea General de Cultos de la Venerable y Antigua Hermandad del Santísimo Sacramento de Yunquera.

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