Historia de Monda
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La villa de Monda se enclava en la comarca de la Sierra de las Nieves, cercana a la capital provincial y a la Costa del Sol occidental. Tiene, por lo tanto, una situación estratégica y privilegiada, que desde antaño le ha proporcionado una singularidad a su estructura socio-económica y a su gente. Aunque algunos antiguos historiadores han querido fijar aquí la famosa batalla de Munda, lo cierto es que en su término municipal, de apenas 70 km2, no existe planicie alguna que pueda albergar los casi 70.000 combatientes de los ejércitos de César y Pompeyo.
No hay que hacer cábalas ni inventar su historia para dotar a Monda del protagonismo que se merece en el devenir histórico. Este pueblo, de blanco caserío situado a los pies del castillo de La Villeta, centra su actividad económica en la agricultura a tiempo parcial o de subsistencia y en los sectores de servicios, construcción e industrias auxiliares.
Entre sus monumentos más importantes destacan El Calvario y la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol. Pero otras construcciones de especial interés son los molinos hidráulicos de tradición morisca localizados en el paraje de Alpujata, la antigua calzada romana, las cruces de Caravaca, del Agua y de la Sierra o la chimenea de Moratán, claro exponente de la arquitectura industrial. No hay que olvidar la notable presencia de fuentes de abastecimiento en su casco urbano, sobresaliendo entre éstas las de La Villa, la fuente de la Esquina, la fuente Mea-mea y la de La Jaula, con lavadero anexo provisto de cubierta de tejas a dos aguas.
Aunque no es visitable, existe también una cisterna o aljibe que aprovecha el sobrante de la fuente de la Villa, cuyo contenido se extraía mediante una noria movida por caballerías. Esta construcción data del siglo XVIII y actualmente es propiedad de la familia Puerto. En las proximidades de esta edificación podemos encontrar también los restos de un antiguo alfar o tejar que ha dado nombre al arroyo donde se sitúa, el Arroyo del Tejar, que fluye hacia el Alcazarín, siendo éste último uno de los dos principales arroyos que atraviesan el término municipal de Monda. El otro curso de agua más importante de la red hidrográfica de Monda es el Arroyo Seco, conocido popularmente como “Arroyo del Búho”.
Los puntos de mayor elevación del municipio los encontramos en la Sierra de Alpujata, en la antigüedad conocida como Sierra Bermeja, y en la Sierra de Canucha, rondando ambas elevaciones montañosas los 1.000 metros sobre el nivel del mar. La composición geológica de su territorio está representada por las rocas calizas o carbonatadas, las peridotitas y los materiales de origen metamórfico como los gneises, esquistos y pizarras. Cada tipo de roca va a condicionar la vegetación que crezca sobre ella, de tal modo que rara vez encontraremos un alcornoque en terrenos calcáreos. Este árbol de gran aprovechamiento y utilidad para el ser humano crece abundantemente en Los Villares, La Moheda y, antes del incendio que asoló la zona, en el Moratán, que no es más que una prolongación del alcornocal de Bornoque, ya en el término municipal de la vecina localidad de Istán.
En su casco urbano destacan sobremanera las plazas de la Constitución y la de la Ermita. La última de estas dos nombradas plazas se denomina así por la existencia en ella de una ermita, hoy desaparecida, bajo la advocación de la Virgen de los Dolores, de la que hoy sólo queda la calle a la que dio nombre, la calle Dolores, que tiene su arranque en el poniente de esta plaza de trazado irregular. En la actualidad preside este espacio abierto la estatua que rinde homenaje a uno de tantos oficios casi desaparecidos que dieron de comer a todo un pueblo en momentos agridulces de un pasado no tan lejano en el tiempo.
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