Historia de El Burgo

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Historia de El Burgo

Es muy probable que El Burgo, en sus orígenes, fuese un castro céltico y que estuviese después ocupado por las distintas civilizaciones que han pasado por estas tierras. Así, los cartagineses construyeron una torre vigía que ha sido llamada Torre de Aníbal. En tiempos del emperador Trajano tuvo la ciudad privilegio imperial, por ser paso obligado de las legiones romanas, por encontrarse junto a la calzada que iba desde Acinipo a Málaga; restos de ésta calzada se pueden contemplar aún en el Puerto de los Empedrados.

Fueron los árabes los que más huellas han dejado de su paso. Junto con Ardales, Turón, Casarabonela, etc., formó parte del reino de Omar Ben Hafsun, siendo su fortaleza, que actualmente se denomina Atalaya de la Cornicabra, uno de los principales nichos defensivos de la zona. Después de la muerte de Ben Hafsun, pasó a depender directamente del Califato de Córdoba, estando bajo la tutela administrativa y militar de la cora de Rayya (Málaga). Ya en época de los reinos de Taifas, fue feudo de Ronda durante cincuenta años, más tarde pasó a Málaga y por último a Granada.

Durante el siglo XV, El Burgo fue cuna de heroicos y bravos guerreros que intervinieron en múltiples hechos de armas de esta época:

En el año 1362 Pedro I aprovechando la lucha entre el rey Bermejo y el rey Mahomad se apoderó de los lugares de El Burgo, e Hardales e Cañete, e Turón, e las Cuevas, e otros castillos, e de donde tornase a Sevilla, el rey fizo en ella un muy rico aposentamiento en las mejores terras que en la fortaleza hay. Poco duró esta dominación, pues en el año 1368, otrosí los castillos que el rey don Pedro ganara al reyno de Granada cuando ayudaba al rey Mahomad contra el rey Bermejo, todos los cobraron nuevamente los moros en esta guerra... e otrosí los Castillos que el Rey don Pedro ganara, como dicho es, que eran Turón, Hardales, El Burgo, Cañete e Las Cuevas, los cobraran los Moros e ficieron mucho daño en tierra de Christianos por la división que avía entre ellos, referiéndose a la lucha fratricida que había entre los hermanastros don Pedro y don Enrique.

Una vez que cayó Ronda en poder de los Reyes Católicos el 22 de mayo de 1485, mandó mensajeros para suplicarles que los tomase por vasallos. El rey les dió seguridad con tal que entregasen la fortaleza, todas las torres y cualquier fuerza que en ellos hubiera.

En el término de El Burgo existe hoy en ruinas el Convento de las Nieves, de carmelitas descalzos, fundados por San Juan de la Cruz.

De El Burgo era Juan Mingolla Gallardo, Pasos Largos, el último de la larga lista de bandoleros románticos que tuvo Andalucía muerto en tiroteo por la Guardia Civil en la Serranía de Ronda en 1934.

Como introducción general al tema que nos ocupa, se puede decir que los pasos del hombre sobre la tierra se puede estimar en unos 8,5 millones de años, encontrándose vestigios de estos primeros homínidos en el continente africano (Kenia, Tanzania, Etiopía, etc). En la península ibérica los restos más antiguos se han localizado en Gibraltar (Cádiz) y Orce (Granada) datando su antigüedad en 1,5 millones de años. Pero es en Atapuercas (Burgos) donde se están realizando las más importantes investigaciones y estudios, sobre el paso del hombre prehistórico por la península. De ellos, los arqueólogos, paleontólogos y antropólogos, deducen que el hombre conocía el fuego, utilizaba el silex como material básico para fabricar sus herramientas de trabajo y uso doméstico. Vivían agrupados, formando comunidades, siendo el sistema alimenticio los producidos y derivados de la caza y los frutos silvestres. A esta actividad se la conoce como cazadores recolectores. La fauna era similar a la africana, compuesta principalmente por elefantes, rinocerontes, tigres, hienas, cabra hispánica, osos, caballos, etc. La antigüedad del yacimiento de Atapuercas se estima en 1.000.000 de años.

Ahora bien, en nuestro ámbito geográfico y lugares adyacentes, existen evidencias de la presencia del hombre hace varios cientos de miles de años. Los hallazgos de herramientas del tipo bifaz y los confeccionados con material de silex y cuarcita, nos orienta a pensar en ello.

El Hombre siempre ha vivido en total dependencia con la naturaleza, y cuanto más retrocedemos en el tiempo, mayor ha sido la relación entre ambos.

La práctica del nomadismo era la actividad más usual de estas comunidades, tratando de buscar mejores asentamientos, cazaderos, acuíferos, frutos de la flora autóctona, etc.

Una vez conseguido estos condicionantes, el hombre comienza a echar raíces, dejar de ser nómada y se transforma en sedentario.

En nuestro ámbito geográfico, así como en su entorno y por los distintos factores que conforman su biodiversidad (sistema ecológico, ambiental, flora, fauna, hidrológico, orográfico, paisajístico, climático, etc), el hombre ha habitado estas tierras de forma ininterrumpida desde hace muchos miles de años hasta nuestros días.

Situándonos en El Burgo, en el sector superficial delimitado por los cortijos de los Peñones, Chorrito, Pilar y Espildora, se suelen hallar restos y vestigios de esta etapa de la Edad Antigua. Como elementos de hábitat, se puede apreciar restos de poblados, los cuales y generalmente están estructurados de la siguiente manera: la elección del mismo es en un lugar abrigo y protegido de los rigores climáticos; se construye una muralla de piedras oscilando su altura de 1 a 1,5 mts adaptándose siempre a la topografía del terreno; generalmente la superficie del poblado se divide en dos secciones, una de ella se utiliza de usufructo común, en la otra se construyen pequeñas habitaciones, para ser utilizadas por una o dos personas. También se suelen utilizar pequeños abrigos naturales, los cuales se adaptan para viviendas, tapándoles las fisuras y desperfectos interiores. En un lugar destacado del poblado se aprecia una habitación principal, pudiéndose llegar a pensar que esta era la utilizada por el jefe de la tribu o comunidad, por ello, en su organización local, se tenía asimilado el sistema de jerarquía. Este estilo y modo de vida urbano, se ha venido utilizando hasta los comienzos de la época romana. En este área geográfica, de los cortijos antes mencionados, también se hayan pequeñas habitaciones diseminadas en la superficie del terreno, siendo su utilidad para una o dos personas.

El número de poblados hasta ahora descubiertos supera la decena, así pues, el caso demográfico de habitantes de este sector geográfico se puede estimar en varios centenares.

La industria lítica está ampliamente representada como es sabido, el hombre hasta hace unos dos mil quinientos años, ha utilizado este material para producir las herramientas básicas de uso y trabajo. El material lítico empleado es silex, siendo el de color negro el más usual. Estas piezas también se utilizaban como parte del ajuar funerario de algún enterramiento de fallecidos. La abundancia de esta materia prima en estado nativo por algunas zonas próximas a los poblados, nos hace pensar en una relación poblado/taller. Estos talleres líticos eran de gran importancia ya que en ellos se fabricaban piezas de distintas formas según su uso y utilidad., destacando por ejemplo: hachas, cuchillos, raspadores, bulires, perforadores, hojas, láminas, etc… En El Burgo y su entorno podemos constatar la presencia de tres canteras-talleres; todos ellos con un potencial, de piezas elaboradas muy importantes. Hasta ahora el único taller que ha sido estudiado y publicado es el del paraje del Chorrito. Los trabajos de análisis y valoración se han llevado a cabo por los arqueólogos Bartolomé Ruiz González y Juan Antonio Leiva Rojano; publicándose este trabajo en la revista de arqueológica malagueña “Mainake” años 1979. Fijar su cronología es problemática, aunque las piezas analizadas se pueden encuadrar dentro de la etapa del paleolítico superior (auriñaciense-perigordiense), dentro de un marco temporal de unos veinticinco mil años aproximadamente, aunque también se suelen hallar piezas de épocas anteriores y posteriores a las señaladas. La gastronomía alimentaría de estos pobladores se basaba en la caza, pesca del río Turón, frutos silvestres de su masa forestal autóctona como la bellota, buenos y saludables manantiales de agua, etc… La fauna autóctona que habitaba en estos parajes estaba compuesta generalmente de cabras monteses, bóvidos (toros salvajes), équidos (caballos salvajes), cervídos (ciervos), etc. y en cuanto a la fauna del río, esta la formaban los peces (barbos) y galápagos, serpientes de agua, nutrias, etc… La presencia de estos animales ha quedado muy bien representada en las cuevas, santuarios próximos a la zona de El Burgo, uno de ellos se encuentra en Ardales (cueva de Trinidad Grund), en la misma se utiliza como forma de expresión la técnica del grabado y en menor grado la pintura; la otra se haya en Benaojan (La Pileta) utilizándose la técnica de la pintura; la tonalidad de colores se compone de amarillo, rojo y negro. Estas dos cuevas forman parte del patrimonio cultural de las cuevas con arte rupestre en Andalucía.

En el Cerro de la Cruz Blanca, se ha localizado un sepulcro megalítico, el cual se ha escavado, estudiado y analizado por los arqueólogos Fernando Villasecas Díaz y Antonio Garrido Luque, publicando dicho trabajo de la revista en “Armario Arqueología de Andalucía III”, año 1990. Una vez realizado los trabajos de limpieza y excavación, el sepulcro resulta tener 5,25 metros de largo, 1,30 de ancho, estimándose el número de enterramientos en al menos 4 individuos. El ajuar funerario estaba compuesto de material lítico silex (puntas de flecha, láminas, raspador), pulimentos (una azuela) y cerámica (2 vasos). Cronológicamente se sitúa este en el Calcolítcico Antiguo, con una fuerte herencia neolítica (III milenio Antes de Nuestra Era).

Durante el I milenio antes de nuestra era (a.n.e) tomarán asiento en la Península Ibérica distintas culturas, cada una con determinados fines.

En el siglo VIII a.n.e. son los celtas provenientes de Centro de Europa los que cruzan los Pirineos y comienzan a asentarse por el Norte, pero con el transcurso del tiempo llegan al Sur, formando comunidades “Celtas y Celtibericas” gracias a la unión con la población indígena; así nos lo manifiesta el historiador romano Plinio en su libro “Historia Natural”.

Este autor nos da noticias de muchos pueblos y ciudades, los cuales formaban la “Beturia Celtica”. De nuestro ámbito geográfico se cita entre ellos Arunda (Ronda), Acinipo (Ronda la Vieja), Turobriga (Esta ciudad aún no localizada es la que nos orienta a pensar que hubiera podido tener asiento en las proximidades del actual pueblo de El Burgo).

En el siglo VIII a.n.e. son los fenicios quienes por razones comerciales, fundan en la costa la ciudad de “Malaca”, próxima a una colonia griega de nombre “Mainake”; por esa época era también conocida la ciudad de “Cartima” (Cártama), “Iluro” (Álora) y “Niscania” (Valle de Abdalajis).

En el siglo IV a.n.e. son los cartaginenses los que por motivos militares toman asiento en “Iberia”, siendo estos los primeros que comienzan a construir sistemas de fortificaciones y torres defensivas, conocidas con el nombre de “Torres de Anibal”.

Con la construcción de una de estas torres (la que hay en la Plaza de la Villa), tiene comienzo la fundación del actual pueblo de El Burgo.

En el lugar conocido como “Los Altabacales”, sobre el año 1965, se puso al descubierto una necrópolis, la misma estaba formada por un conjunto de 15 tumbas, suponiendo varias de ellas de ajuar funerario, como piezas de ornamento y decoración estas contenían: anillos, zarcillos, collares, cuchillos de cobre, punzones de hueso, piezas de silex y cacharros de cerámica confeccionado a mano por la población indígena.

Analizado estos materiales por los profesores Ramón Luís Monllao y Jorge Gumi Cardona de Barcelona, estos pertenecían a la cultura Celtopúnicas, quedando entre las fechas en que los fenicios tuvieron sus colonias en España (siglos IV a I a.n.e.).

Con la romanización en Hispania, sus pobladores comienzan a vivir un nuevo sistema social. Las ciudades y pueblos tienen que adaptarse al nuevo estatus que el imperio romano les imponía. En nuestra comarca se aprecia la decadencia de ACINIPO (Capital celta) y el florecimiento de ARUNDA (Ronda Romana).

En nuestro ámbito geográfico los habitantes de El Burgo comienzan a realizar sus vidas en torno a su castillo.

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