Lagares y alambiques (Yunquera)

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Lagares y Alambiques

Yunquerano durante la recogida de la uva

A principios del siglo XX quedaban en Yunquera unos ocho alambiques y una innumerable cantidad de lagares, aproximadamente unos 35 lagares, debido a la existencia de innumerables viñas en el termino municipal. Incluso tenían que venir trabajadores de otras localidades a la recogida de la uva, y a realizar faenas agrícolas relacionadas con la vid.

Todo ese comercio tuvo una gran importancia en tiempos pasados, dando al pueblo de Yunquera nombre y fama, por sus finos aguardientes. Pero a causa de dos factores, vino todo a la ruina. Uno de ellos fue la terrible Filoxera, enfermedad de las vides, que aparece aproximadamente por el años 1870, llegándose a perder la totalidad de las viñas, que luego con el paso del tiempo se fueron reponiendo, con plantones de viñas americanas.

Otra causa que dio al traste fue la exigencia, por parte de la Administración, de la utilización del alcohol para la destilación del aguardiente y no el mosto de uva de la zona, encareciendo la producción, teniendo que ir cerrando paulatinamente los alambiques.

Descansando

Uno de los alambiques famosos que existió fue el de Antonio Garcés Guerrero, que funcionó desde 1920 hasta 1930, aunque el lagar continuó funcionado hasta después de la guerra civil. Y otro de gran fama, ya que tenía etiqueta propia fue el de Ant. María Garcés Hijo y sucesor de Matías Garcés, estuvo funcionado aproximadamente 25 años desde 1865 - 1890. Otros como el de Fco. Guerrero funciono hasta 1929 y el que más tuvo su dedicación fue de Antonio Toledo Cobos, hasta los años 1940.

La época de trabajo de éste y de otros alambiques comprendía desde el mes de octubre a diciembre, el proceso era muy lento y solían funcionar tanto de día como de noche. Entre las personas que trabajaron en algunos alambiques podemos mencionar: Antonio "el alambiquero", Salvador Sibaja, Rafael Mora y Juan Requena.

El combustible utilizado era la leña, que era traída desde la sierra en animales de carga. El aguardiente se llevaba a pueblos vecinos como podían ser, Casarabonela, Carratras, Grazalema, El Burgo, Ronda, Málaga.... Las personas que se encargaban de dicho transporte eran los famosos Arrieros, una de las profesiones ya desaparecidas.

Mi agradecimiento más sincero a D. Antonio Toledo Cobos, que actualmente tiene 103 años (julio de 2009), y que en una entrevista realizada en el año 2005, me transmitió muchas de sus vivencias, relacionadas con la historia de Yunquera, como podía ser los Lagares y alambiques, telares y mantas.

Preparación del aguardiente

Se quemaba el mosto de la uva en una gran caldera de cobre, conforme iba hirviendo, el vapor que soltaba pasaba por un largo serpentín, especie de tubo de poco grosor,parte de el de forma espiral,y a través de su recorrido iba pasando el vapor, que era enfriado al pasar dicho serpentín por una pequeña alberca, donde circulaba continuamente agua fría que provenía de alguna fuente pública.El horno de la caldera repleto de leña, tardaba en poner en funcionamiento la hervidura de la caldera una hora y cuarto.

El líquido frío caía a un recipiente o pequeña cuba de madera, este líquido se llamaba cochura, el cual de nuevo se volvía a echar a la caldera, para realizar el mismo proceso, pero en esta ocasión se la añadiría matalauva.

Una cuartilla de matalauva la cual se compartía en 3 calderas, que hacían unas 24 arrobas de vino mosto.(384 L.)

Cada caldera de 7 a 8 arrobas de vino mosto/128 Litros.

1 cuartilla= 12 kgrs.

Al final se extraía de las tres calderas unas 12 arrobas de aguardiente/ 192 L.

Con 22 grados, no servía ese aguardiente, estos restos se echaban a otra caldera, y así sucesivamente hasta 3 calderas, estos restos se denominaban La cola del refino (Las Flemas).

Por último se le hacía una prueba que consistía con un poquito de esparto se encendía en el horno de la caldera, y se ponía en la boca de la misma, para comprobar si tenia el suficiente alcohol, si ardía, indicaba que era bueno y en caso contrario, era desechado y se tiraba por el desagüe del alambique.

También existía una especie de termómetro de cristal, el cual se utilizaba para medir los grados del aguardiente, y según el resultado se le iba añadiendo agua, para ir rebajándolo, hasta conseguir los grados apropiados.

Ni que decir tienen que estos experimentados alambiqueros, pagaban religiosamente sus impuestos.

¡quien pudiera saborear por un momento aquellos deliciosos licores!

Alambrique en Yunquera

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