Viajeros extranjeros en Yunquera
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Viajeros extranjeros en Yunquera, (Siglos XVIII – XIX)
Los viajes al extranjero, algo tan habitual en nuestros días, fueron durante siglos algo muy excepcional, limitándose e emprenderlos casi exclusivamente aquellas pocas personas que se veían obligados a efectuarlos por graves motivos, fuesen cuestiones de Estado o grandes intereses comerciales. Incluso los pequeños viajes por la propia región eran prácticamente inexistentes por innecesarios, limitándose casi en exclusiva a los que realizaban los arrieros y, como consecuencia de ellos no existía ningún interés por la creación y conservación de buenos caminos.
Fue a partir de finales del siglo XVII cuando la aristocracia inglesa comenzó a realizar viajes al extranjero por placer, y con ánimo de conocer paisajes y culturas.
Andalucía fue una de las regiones que más atrajo a los visitantes extranjeros, finalizada la Guerra de la Independencia, quizás por las reminiscencias moriscas que pervivían en esta zona y le otorgaban un interés especial.
Tomando en muchas ocasiones como punto de partida la ciudad de Gibraltar, los viajeros ingleses se acercaron a la Serranía de Ronda fijando como meta a la propia ciudad de Ronda, desde donde algunos de los más osados realizaban cortas excursiones a los pequeños pueblos de los alrededores. El camino que unía a Gibraltar con Ronda fue conocido como el "Camino inglés", en el que destacaba el pueblo de Gaucín cono punto intermedio de la ruta para realizar el descanso.
Antes de centrarnos en la relación que algunos de estos viajeros extranjeros llegaron a tener con Yunquera, debemos aclarar que por aquellos años, el camino principal que comunicaba Ronda con Málaga no pasaba por esta villa sino que, desde El Burgo, buscaba la subida a Puerto de Martínez, dirección a Casarabonela, quedando por lo tanto Yunquera al margen de los caminos principales, y lógicamente con unas vías de comunicación aún peores condiciones que aquellos.
Francis Carter
En 1772 fue el primer extranjero inglés que tenemos noticias ciertas que citó a Yunquera, en su libro "Viaje de Granada a Málaga" y dentro del Capítulo IV dedicado a la Historia Natural de la Serranía de Ronda.
"El noroeste domina la Hoya de Málaga; allí despunta Sierra Blanquilla, eternamente cubierta de nieve…."
"…cerca del famoso Convento de las Nieves, en la carretera de Ronda a Málaga, nacen dos fuentes, muy próximas entre sí, de la que una es dulce; su compañera, salada, con incrustaciones de color bermellón más salada todavía"
"el aire de estas sierras es generalmente frío, con montañas con nieve, esta inconveniencia están más que compensada por la cantidad de leña barata y el clima seco y saludable, que hace que hombres y animales gocen de una salud inquebrantable y de largos años de vida."
"…al abrigo de sus bosques corre el lobo, el cual se distingue por su fiereza; en invierno llegan en manadas a tierras altas y atacan a los viajeros; solo las armas de fuego les asustan; a veces rodean los bueyes uncidos a una carreta, a pesar del carretero, que se ve obligado a soltarlos para que puedan defenderse mejor."
"..en estas tierras abundan el jabalí, el zorro, el gato montés… además en tiempos pasados había osos, el último de los cuales fue casado en el bosque de los Césares, (situados en las afueras de Ronda) en 1571"
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"Las nieves perennes de la Sierra Blanquilla originan y alimentan tres ríos caudalosos, al este de la Sierra, El Burgo, Pizarra, Yunquera y varios pueblos pequeños".
William Jacob
Casi cuarenta años después de la visita de Carter tenemos noticias de otros viajero inglés que, si no estuvo en Yunquera, paso muy cerca de ella y dejó en sus Cartas la descripción de sus entornos. Fue un político y comerciante británico que había desembarcado en Cádiz en el año 1809 con la intención de dirigirse a Sevilla para reunirse con el embajador de su país, el marqués Wellesley.
En el año 1811 publicó un libro titulado "Viajes por el Sur", en el que recopiló las cartas que había escrito durante los años 1809 y 1810.
"Dejamos la elevada cumbre de la montaña llamada Sierra Junquera, que estaba cubierta de nieve a nuestra mano izquierda y viajamos a lo largo de una carretera miserable, que alternativamente ascendimos y descendimos durante cuatro horas. A la distancia de media legua a mano izquierda, vimos el Convento de las Carmelitas Descalzas, que parecía estar rodeado de campos cultivados, buenas huertas y viñedos, mientras el resto de las tierras no presentaban más que extensos bosques de alcornoques y encinas, bajo el que miles de cerdos se alimentaban con las bellotas que habían caído".
"alcanzamos El Burgo, un pueblo de 1.500 habitantes, en cinco horas, y como llegamos prácticamente empapados, nos sentimos encantados al rodearnos de un gran fuego en compañía de una reunión de muleros, reclutas y contrabandistas que habían levantado semejante protección contra la inmensa tormenta…"
Washington Irving
Conocido autor americano que escribió el libro "Cuentos de la Alhambra", esta vez si, estuvo y citó a Yunquera en sus relatos. Como prueban sus anotaciones para el libro que después publicará relatando su viaje por España, en el que cuenta que el día 3 de abril de 1828, Jueves Santo cuando estaba recorriendo el camino desde Málaga a Ronda acompañado por una escolta armada de dos hombres y un muchacho, se detuvo para pasar la noche en Yunquera "situada en la parte alta de la montañas, con una vista preponderante sobre el valle de Málaga…"
"En la posada nos sentamos en una esquina de la chimenea junto a gente armada, muleros, etc. En otra parte de la sala se encuentra el establo. El posadero es un hombre alto, de buena presencia, moreno, delgado pero fuerte. Tiene una guapa hija en avanzado estado de gestación, otra de 13 años también muy bonita, así como un apuesto hijo. Nos ha acomodado en una misma habitación de diez pies cuadrados. Tenemos por camas tres trozos de paño oscuro extendidos en el suelo. Sentados sobre ellos comemos de los dispuesto en una mesita baja o taburete; una gran escudilla de leche hervida, pan y huevos. Todos comemos del mismo plato. Por la noche llueve. Salgo de la habitación y veo a los arrieros y a los guardias durmiendo en el establo y , también, pegados a la chimenea, echados sobre las piedras envueltos en sus capas."
"No deja de llover. Salimos hacia las 7. Subimos montañas hasta llegar a El Burgo, rodeado de verdes campos y restos de antiguas murallas. Las nubes se aprietan contra las sierras. La Cuesta de El Burgo, es escarpada y resbaladiza por el lodo. Tras el ascenso cabalgamos por una buena aunque estrecha carretera, Luego llegamos a los Dientes de la Vieja, una cresta de piedra caliza difícil de bajar. Pasadas las montañas de Yunquera descendemos un poco hasta alcanzar las llanuras tras las que se esconde Ronda. Este día hemos cabalgado cuatro leguas"
Samuel Edgard Coook Widdrington
En el mes de octubre de 1829, visitó Yunquera, quien se limitó a dejar una escueta nota sobre el pueblo.
Después de visitar Málaga, tuvo su primer contacto con la serranía al llegar a Yunquera, no encontró un lugar apropiado en la villa donde pasar la noche, por lo que acabó alojándose en la casa de un antiguo soldado del ejercito del Marqués de la Romana.
En la descripción de la serranía, existen treinta y cinco pueblos y que le parece una de las más hermosas serranías que existen en España. En verano suelen elevarse las temperaturas hasta 36 o 37 grados, aunque quedan suavizadas por la brisa que llega del mar y el aire frío que baja de las montañas. Es una región saludable con buenas tierras y abundancia de agua, y en la que hay abundante ganado.
Pero es curioso el comentario que hace al indicar el grado de desertización en la serranía, escribe que antiguamente en los años de la dominación musulmana, Ronda estaba rodeada de grandes bosques en los que abundaban los animales pero, apenas un siglo después, todo había desaparecido y solo quedaban tierras áridas e improductivas.
Charles Edmond Boissier
En 1837 visita la zona el botánico suizo ,quizás el más famoso de los viajeros extranjeros que pisaron la villa y quien se debe que el nombre de Yunquera se conociera en todo el mundo asociado a su descubrimiento –más bien catalogación científica del Abies Pinsapo Boiss, para los serranos el pinsapo.
En su libro "Viaje botánico al Sur de España" durante el año de 1837 Boissier relata la llegada a Yunquera tras partir de Málaga.
"Acompañado por los señores Haenseler y Prolongo a quienes convencí para realizar conmigo esta excursión, me puse en camino una bella mañana de finales de septiembre. Esta época del año es deliciosa para viajar por Andalucía, el tiempo es aún sereno, el calor moderado y las noches frescas, por todas partes se encuentran unas uvas tan exquisitas que con ellas nada más, se podría uno alimentar…."
"Dos leguas más al este, dejamos el gran pueblo de Casarabonela que se descubría pintorescamente escondido al pie de las montañas; llegamos a Alozayna y una subida bastante rápida de hora y media a través de las colinas nos condujo hasta Yunquera donde debíamos pararnos".
"Es un pueblo situado a más de 2.000 pies de altura sobre los flancos de la Sierra en medio de una meseta fértil y bien irrigada; su aire fresco y la bella vista que se disfruta desde allí, lo convierten en uno de los lugares más agradables de toda la provincia."
"Alojados allí en casa de uno de los principales habitantes, amigo del señor Prolongo, pasamos tres días de una manera muy agradable ocupados en recorrer los alrededores."
"Por encima de Yunquera se encuentra una vieja torre que domina una eminencia arenosa donde recogí dos plantas muy excepcionales. Allí se abre un valle entre la Sierra de la Nieve a la izquierda y otra montaña caliza menos elevada, que se llama Sierra de Yunquera." "Muy cerca del pueblo, en el fondo de una garganta pintoriesca, se encuentra una fuente del Guadalhorce o Río Grande de Málaga; este lugar encajonado estaba aún adornado con una encantadora vegetación…."
"Otro día fuimos a visitar en su revés septentrional, el Desierto de las Nieves, bonito valle solitario plantado de vid en la parte baja y rodeado por todas partes de alturas arboladas y breñosas. En el fondo, al lado de un gran parque rodeado de muros y plantando con toda clase de árboles, se elevan en forma de anfiteatro unas grandes construcciones que fueron, hasta estos últimos años, el convento de Nuestra Señora de las Nieves. Este nombre sin duda hace alusión a las nieves que cubren durante cinco meses las cimas de la Sierra…"
El grupo formado por Boissier, Haenseler y Prolongo continuó su ascensión por la sierra estudiando con detalle gran cantidad de plantas que aún no habían sido catalogadas y centrado su atención en la, que para ellos , era la más importante de todas, El Pinsapo. Boissier describe en su libro, perfectamente muchos de los lugares por los que pasó.
Heinrich Morizt Willkomm
El 2 de diciembre de 1844 llegó a junquera un joven botánico y naturista alemán, que estaba realizando un viaje de estudios por España y Portugal siguiendo los pasos de Boissier.
Al día siguiente de su llegada al pueblo de Yunquera, inició la subida a la sierra para conocer el pinsapo y el quejigo ya catalogadas y descritos por Boissier.
"a pesar de la intensa lluvia y nieve que cayó la noche anterior" Debido a la inclemencia del tiempo y a la época en que realizó la visita no pudo cumplir satisfactoriamente con sus objetivos, por lo que decidió regresar al pueblo "mojado y medio muerto por el cortante viento helado". A la mañana siguiente partió hacia Ronda.
No se dio por vencido Willkomm y regresó a Yunquera- “ una pequeña y limpia ciudad, se halla sobre un peñón empinado por encima de un arroyo” el día 24 de abril de 1845 acompañado por su criado Vicente. Por recomendación de Prolongo, se presentó al médico y al boticario del pueblo, quienes lo acogieron amablemente y le acompañaron en algunas de sus excursiones, como ocurrió al día siguiente cuando el grupo se dirigió al nacimiento de Río Grande.
Esta primera excursión impactó grandemente en Willkomm, como puede comprobarse en la extensa descripción que realizó del “romántico barranco del Nacimiento” en su libro Las Sierras de Granada:
“Visité este Ncimiento justo la primera mañana después de mi llegada a Yunquera, acompañado por el médico del pueblo, que ya me había acogido en su casa durante el invierno”, “Llegamos pronto al valle del Río Grande, un río muy cristalino, donde por aquel entonces se estaba construyendo una fábrica de hilados”
“La espaciosa gruta, que alberga el Nacimiento, y cuyas paredes , hasta donde entra el sol, están revestidas con alfombras oscuras de hiedra ,mientras que de su bóveda cuelgan blanquísimas estalactitas. Casi toda la cueva, donde pueden caber diez caballos, está ocupada por un estanque de una profundidad considerable, según dicén, insondable, cuyo espejo brilla completamente azul en esta penumbra, ofreciendo así un aspecto maravilloso. Tal como me contó el farmacéutico de Yunquera, que también me acompañaba y a quien pertenece la mencionada fábrica, con viento del Este aumenta la cantidad de agua de este estanque subterráneo, mientras que con viento del Oeste, sin embargo, disminuye; se trata de un fenómeno muy curioso que parece estar relacionado con el mar”.
De regreso al pueblo, “…. Mi hospitalario amigo dio conmigo un rodeo por la ciudad, hacia una segunda, grande también muy bonita, fuente que abastecía la ciudad de agua potable, el Nacimiento de Plano, a cielo raso, y desde allí a una torre o castro vecino, sobre una colina, desde la que se muestra Yuquera de su lado más favorable.”
“Emprendí el segundo día en Yunquera, una excursión, al Convento de las Nieves, acompañado solamente por mi criado. Se encuentra a una altura de 800 metros sobre el nivel del mar, un antiguo convento de los Jerónimos en el que descansamos un rato, no ofrece nada interesante. Los edificios, ya entonces en estado ruinoso, habitados por un cura y un arrendatario, encierran un amplio patio, que también estaba lleno de basura en inmundicias como el claustro; la iglesia, con una torre pequeña y simple que aún se utilizaba para la misa, es insignificante. Pero la ubicación del claustro es tan idílica como romántica, porque por casi todos lados se asoman enormes cerros a este valle de caldera verde y abundantemente ensilvecido”.
El día 27, Willkomm, visita la sierra. “…Después de ascender durante horas llegamos a un ancho valle en forma de caldera, abierto hacia el este llamado El Caucón, cuyos bordes alcanzan la región alpina. El Borde del Caucón termina en el este en una inmensa pila de masa rocosa, llamada el Tajo de la Caína…. Una pared colosal de mármol…. Esta pared rocosa, dotada de una gran riqueza vegetal, pero difícilmente accesible, ofrece al mismo tiempo una vista impresionante del Caucón, de la Sierra que se yergue detrás de él y del valle de Yunquera. Exploró la flora del Peñón de los Enamorados, y se encuentra con que en aquellas alturas la sierra todavía continua cubierta por la nieve. Al atardecer llega al Pilar de Tolox, situado entre la roca cáliza y rodeado por pinsapos viejos y alcornoques alpinos, donde decidieron pasar la noche. Mientras se montaba el campamento, Willkomm, emprendió la subida al pico más alto de la montaña, Las Plazoletas, en cuya base norte que el Pilar de Tolox, a una altura de aproximadamente 7.000 pies.
Debió resultar muy agradable para Willkomm aquella noche en la alta montaña cuando dejó constancia de ella en su libro, “Bajo uno de esos maderos muertos, inclinado en una roca, por dentro podrido y hueco, encendieron mis compañeros en el Pilar de Tolox, un estanque al pie del Cerro de las Plazoletas, un fuego de vigilia que pronto cogió todo el tronco, tanto que la llama ardía con gran fuerza desde la punta superior como si fuera una chimenea, iluminando de forma fulgurante toda la hondonada salvaje, cercada de sombrías rocas de mármol.”
A la mañana siguiente, Willkomm, regresa a Yunquera, cruzando “un elevado paso de montañoso a través de un estrecho valle rocoso, que se conoce conoce con el nombre de Las Angusturas de los Corales” y partiendo definitivamente para Málaga.
Hoy, al leer las notas dejadas por unos extranjeros que esotros tiempos pisaron las tierras yunqueranas, sentimos una extraña y al mismo tiempo agradable sensación al comprobar cómo también otras personas de otros tiempos anduvieron, contemplaron y descubrieron con tanta exactitud, y en algunos casos incluso concierto cariño, los paisajes que nosotros, ya en el siglo XXI, podemos seguir disfrutando.
No obstante, nos queda en el ánimo otra sensación un tanto amarga ante la falta de un mínimo reconocimiento a nivel local hacia algunos de estos ilustres visitantes como pueden ser Boissier y Willkomm quienes al descubrir en sus tratados de botánica la vegetación de la serranía de Ronda, hicieron que el nombre de Yunquera fuese conocido en todo el mundo.
Referencia
ANTONIO SANCHEZ CORRALES (Cádiz, febrero de 2.008)
Mi más sincero agradecimiento, a mi amigo Antonio, por enviarme este magnifico artículo de investigacion , que tantas horas de trabajo le ha dedicado, en la biblioteca de Cádiz. Es un yunquerano que ama a su tierra , su historia, sus raíces. Además de valorar la amistad.
Miguel Merchán Toledo (julio de 2.009)
Principales editores del artículo
- David (Discusión |contribuciones) [5]
- Faunaiberica (Discusión |contribuciones) [2]
- Toledo (Discusión |contribuciones) [1]