Umar Ibn Hafsún

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Umar Ibn Hafsún Ibn Chafs (¿854-918) fue un rebelde muladí que se enfrentó al régimen de los Omeya.

Nacimiento y primeros años

Umar Ibn Hafsún, según aparece en la crónica del historiador musulmán del siglo XI, Abu Marwán Hayyán Ibn Jalaf Ibn Hayyan, nació en el año 854. El lugar exacto donde nació está actualmente en controversia. La mayoría de investigadores afirman que nació en una alquería llamada “La Torrecilla”, que actualmente es el pueblo de Parauta, situado en la región de Ronda; otros afirman que nació en Júzcar, porque la alquería está en su actual término municipal. Estas dos tesis son las más aceptadas, aunque la primera más que la segunda. Sin embargo, algunos historiadores afirman que nació en alguna zona de la Axarquía o incluso en Tolox. Lo que sí parece cierto es que nació en el seno de una familia terrateniente de la zona de Ronda, cobrando impuestos y tributos a sus jornaleros. Acerca de su familia es poco lo que se conoce. Su padre Hafs, tenía en propiedad una serie de tierras por la zona del castillo de Awta, viviendo la familia de las rentas que estas producían. Por lo que parece, su padre falleció debido al ataque de un oso, aunque se desconoce la fecha exacta. El nombre de la madre es completamente desconocido. Del matrimonio, además de Umar Ibn Hafsún, nacieron dos hijos más, Ayyud y Ya’far.

Era una familia muladí, su padre descendía de un miembro de la antigua nobleza goda, concretamente de un noble visigodo llamado Alfonso. Por los nombres, se deduce Yafar, su bisabuelo, fue el que se convirtió al Islam durante el gobierno del emir Al-Hakam, y ya empezó a educar a sus hijos en la fe musulmana. Yafar tuvo dos hijos, Omar y Abderramán. Omar fue el padre de Hafs, y éste el padre de Umar Ibn Hafsún. Según historiadores como Isidro García Cigüeña, afirmar que el apellido de Omar (Hafsún), era Hafs y a este se le añadió el término de “un”, que entre los árabes lo consideran un mito o de alguien perteneciente a la aristocracia. Pocas cosas más se saben de su infancia y adolescencia, aunque sí se cree que, además del árabe hablaba occitano.

Problemas con la justicia

Uno de los episodios más famosos de Hafsún, y con el cual empezó su huida y conversión en guerrillero, fue cuando descubrió, según Jorge Alonso García, que un pastor bereber le estaba robando reses de ganado a su abuelo, Ya’far Ibn Salim. Umar, al descubrirlo decidió enfrentarse a él, acabando matándolo. Otros autores, como Antonio Urbaneja, afirmaban que Hafsún había matado al hijo del Gobernador de Archidona. Debido a ese asesinato, y por consejo de su padre y de su tío, decide huir la zona montañosa del Alto Guadalhorce, que actualmente se conoce como Mesas de Villaverde. Una montaña compuesta por tres cerros, Tintilla, Encantada y Castillón, de unos setecientos metros de altura, bañada por las aguas del Guadalhorce y con el desfiladero de los Gaitanes. En la cima, Umar, encontró las ruinas de un castillo donde se refugió, el llamado Castillo de Bobastro que fue localizado gracias al estudio de Francisco Simonet.

La zona circundante a las Mesas de Villaverde era una zona, según fuentes, bastante habitada. La mayoría de la población que no quería estar bajo la Cora de Rayya se establecía en esa zona. La llegada a Bobastro se puede establecer entorno al 873, aproximadamente. Viviendo allí empezó con el sabotaje y el pillaje, para así poder cubrir sus necesidades básicas, como la alimentación. A veces lo hacía solo, pero otras iba acompañado de una serie de individuos que, como él, huían de la justicia. En poco tiempo, cayó en manos de los hombres del Gobernador de la Rayya de Málaga. La sentencio del gobernador fueron cincuenta latigazos.

Esta sentencia pone en entredicho algunas afirmaciones planteadas más arriba. Según parece, Hafsún tuvo que trasladarse a Bobastro por el asesinato de un individuo. Aunque, hay dudas de si ese individuo era o no el hijo del gobernador de Archidona. Sin embargo, si hubiese sido el hijo del Gobernador, Hafsún hubiese sido reconocido por el Gobernador de la Rayya y, seguramente, su sentencia sería más agravante. Igualmente, tras el castigo de cincuenta latigazos fue apresado y encarcelado, y tal vez, por miedo a que fuese reconocido o por algún castigo peor, consiguió huir y trasladarse a la ciudad norteafricana de Tahart, en Algeria, y para camuflarse empezó a trabajar como aprendiz de sastre.

Vida en África

Mientras Hafsún estaba en África, en el sur de la Península se empezó a confabular una rebelión encabezada por Motahir, el tío de Hafsún, que decidió avisar a su sobrino. Según cuenta Reinhart Dozy, autor de “Historia de los Musulmanes de España”, Motahir envió a un anciano a buscarlo. El anciano viajó a Tahart y se encontró con Hafsún, que llevaba allí cuarenta días. El anciano le habló sobre la zona de Bobastro y la nueva rebelión que se había iniciado en ella, instándole a que fuese a ayudar a su tío diciendo que llegaría a ser un caudillo contra el poder de los Omeyas.

Rebelión

Aunque este relato entra dentro de la leyenda, lo cierto es que alrededor del año 880, Hafsún volvió de África desembarcando en los puertos de la zona de Estepona, seguramente acompañado por algunos seguidores, y reuniéndose con su tío en Ronda. Umar, preparó un ejército y se enfrentó al gobernador de Archidona cerca de la actual Antequera, según parece, en los pies de la Peña de los Enamorados. Después de vencer al Gobernador, es nombrado otro, Abd El Azzis Ben Abbas, el cual le propone un pacto de paz, el cual rechaza. Sin embargo, en el año 883 negoció un pacto con el Emir, mediante el cual fue admitido en el ejército cordobés, donde trabajó como escolta del propio Emir y fue enviado a combatir contra los Reinos cristianos del norte peninsular, allí conoció, entre otros, a Don Lope (Mohammed), el rebelde de Zaragoza. En el año 884, se realizó la Batalla de Montecorb donde ayudó a derrotar al rey astur Alfonso III “el Magno”. Sin embargo, tras esta batalla Hafsún decidió abandonar el ejército cordobés y regresar a Bobastro.

Principado independiente de Bobastro

Cuando volvió a controlar Bobastro, acompañado de sus seguidores, en su mayoría mozárabes, muladíes y bereberes descontentos con la aristocracia cordobesa, decidió asaltar una serie de puntos estratégicos, empezando por el castillo de Antas, la fortaleza de Mijas y Comares. Según el arabista Lévi-Provençal, Hafsún ya tenía en mente la construcción de un Principado independiente. No era algo extraño, ya que en otras zonas del sur peninsular estaba ocurriendo lo mismo.

Teniendo bajo su poder la zona de Bobastro, Mijas y Comares, controló por ende la depresión de la Hoya y una parte importante de los ríos Guadalmedina y Guadalhorce, todo ello entre la Axarquía, la Serranía de Mijas, de Ronda y el Torcal de Antequera. El control de esta zona tan fértil, provocó una fuerte atracción de individuos residentes en los alrededores. Paulatinamente, se fueron reconstruyendo los destrozos de las fortalezas y construyendo edificios defensivos como murallas y torreones. Incluso, una de sus más importantes obras defensivas, fue la reconstrucción y reforzamiento de las medidas defensivas de Bobastro, convirtiéndola en un lugar casi inexpugnable. Una vez asentados en esos territorios, se dirigió a la conquista de la capital de la Rayya, Archidona.

Tras la toma de la capital de la Rayya, se dirigió a Loja donde tomó la ciudad y el castillo de Joxán, dominando la zona de Vélez. El emir Muhammad I decidió intervenir tras la caída de Archidona y Loja en manos de los muladíes. Envió a su heredero, Al-Mundir a combatir contra Hafsún y sus rebeldes. Sin embargo, el ejército cordobés capitaneado por Al-Mundir tuvo que enfrentarse a varias emboscadas antes de llegar a la zona controlada por Hafsún, lo que provocó un debilitamiento del ejército.

Mientras el ejército cordobés se dirigía a luchar contra Hafsún, éste conquistó Ronda el 1 de agosto del 886, debido a una petición de ayuda realizada por los mismos Beni Rafa. Dos días después, el 3 de agosto, murió el Emir Muhammad I, provocando que el ejército cordobés que iba en busca de Hafsún se replegase y volviese a la capital para que Al-Mundir fuese nombrado nuevo Emir. Con la conquista de Ronda, dos poblaciones se unieron a Hafsún, Cabra y Priego.

Principado independiente de Bobastro durante el Emirato de Al-Mundir (886 – 888)

Aprovechando que Al-Mundir se tuvo que enfrentar a otros rebeldes, como a Ibn Al-Chiquillí, Hafsún empezó a crear una serie de alianzas con rebeldes y señores de la zona, como Ibn Merwan, Ben Yaya, Abd el Malick, Obei Abd Ben Humaya, entre otros.

Al-Mundir, inició un ataque contra Hafsún, empezando a crucificar a sus algunos de sus seguidores, como Talub o Aixum (defensor de la plaza de Archidona) y a una serie de alcaides nombrados por el muladí. En el año 888 Al-Mundir conquistó Iznájar y el mismo Emir decidió asediar Archidona, donde los propios muladíes se rindieron. Tras conseguir estas dos victorias, el Emir, seguido por su ejército, logró llegar a Bobastro y cercarlo. Hafsún y el Emir firmaron un pacto de paz, en el cual Hafsún se rendía a cambio de una amnistía. La tregua se rompió cuando el Emir se retiraba y éste volvió al asedio, sin embargo, murió supuestamente envenenado por su hermano Abd Allah.

Principado independiente de Bobastro durante el Emirato de Abd Allah I (888 – 912)

Durante su Emirato, Hafsún recuperó las plazas que había ido perdiendo poco a poco e incluso tomó Osuna, Estepa y Écija en el 889. Abd Allah utilizó otro tipo de política con Hafsún, intentando, en un principio, acercase a él. Envió una embajada a Bobastro y le prometió la paz y un título, a cambio de que le mostrase fidelidad y su hijo fuese educado en la Corte cordobesa. Hafsún aceptó, envió a su hijo a Córdoba y recibió el título de “virrey” de Andalucía. Tomó contactos con Ifriqiya, en la zona de Libia y Túnez, en un primer momento con los aglabíes y después con los fatimíes.

Según lo que cuenta Abu Meruan, Hafsún pidió a los habitantes de Alcalá la Real que se sublevasen, ya que tenía un plan para recuperar a su hijo. Cuando se inició la sublevación, el Emir envió al general Ibrahim Ben Jamin para que colaborase con Hafsún para aplacar la sublevación. Hafsun, alegando enseñar educación militar, pidió que su hijo fuese también con el general. El general Ben Jamin murió en medio de la sublevación y Hafsún pudo recuperar a su hijo.

Hafsún, decidió entonces seguir tomando tierras y se dirigió a la zona de Alicante. Allí pidió al gobernador de la zona, Daisan Ben Isaac, a que le ayudase entregándole hombres para un ejército. Con ello, inició una serie de órdenes que le beneficiaban y colocó, por ejemplo, a Abd El Melik Ben Chuad como gobernador de Beja y Mértola. El Emir, decidió enviar un ejército a Bobastro, pero fue derrotado. Con el ejército del Emir derrotado, Hafsún, tomó la ciudad de Elvira, según parece porque le pedían ayuda desde el interior. Desde Elvira, tomó parte de la ciudad de Granada.

El Emir organizó un ejército capitaneado por Abd El Mélik Ben Humeya para combatir contra Hafsún. Según fuentes árabes, Hafsún organizó un ejército de treinta mil hombres. El ejército cordobés derrotó a gran parte del ejército rebelde y éste, se refugió en el castillo de Poley (Aguilar de la Frontera). Allí fueron derrotados el 16 de mayo del 891 por los cordobeses y Hafsún huyó hacia Bobastro donde se refugió.

Dos meses después, Hafsún pidió una tregua al Emir, aceptando éste si enviaban de nuevo al hijo primogénito a Córdoba como rehén. Hafsún envió a un joven que se le parecía mucho y Abd Allah vio el engaño. Hafsún, que había perdido Archidona y Elvira en la batalla anterior, la quiso recuperar. Consiguió conquistarlas e incluso tomó Jaén y Algarbe.

En el año 889, instaló un Obispado católico en Bobastro, donde fue bautizado por las aguas del Jordán, convirtiéndose al Cristianismo y tomando el nombre de Samuel. Tal vez, éste fue un error de Hafsún o Samuel, porque el Emir lo utilizó contra él como una Guerra Santa contra el infiel, buscando ayuda incluso en el norte de África. Este hecho del bautizo, hizo ganarse a los mozárabes, pero perdió muchos partidarios muladíes y musulmanes. Convirtiéndose al Cristianismo, intentó que el rey Alfonso III reconociese su Estado, aunque no lo consiguió.

Sin embargo, Samuel es nombrado gobernador de todo el territorio entre el Algarve y Murcia, todo ello para limar asperezas. Decidió iniciar relaciones diplomáticas con Mohammed Ben Lope, el rebelde de Zaragoza, que ya había conocido. Ambos decidieron entrevistarse en Jaén pero finalmente no lo lograron porque Ben Lope murió. El Emir se alió con Aben Hadach y empezaron una conquista de los territorios de Jaén. Samuel derrotó al Emir en Belda. En octubre del año 912 murió Abd Allah y le sucedió Abd Al-Rahman III, primogénito del Emir Mohammed I. Los últimos días de Umar Ibn Hafsún

Últimos días y muerte

Los días finales del señor de Bobastro estuvieron marcados por los enfrentamientos constantes con el octavo emir y futuro primer Califa Omeya andalusí, Abd al-Rahmán III. Nieto del VII emir independiente de Córdoba Abd Allah, fue éste quien le otorgó la sucesión, excluyendo a sus hijos. Esta visión simplista sobre la sucesión del poder, es discutida argumentándose en dos asuntos. Por un lado, que los hijos de Abd Allah, conspiraron contra él en los años posteriores a su elección como emir. Y por otro, los textos del historiador, filósofo, teólogo y poeta Ibn Hazm, que narra cómo se proclamó el poder de Abd al-Rahmán III mediante una asamblea. Así que probablemente hubiese sido más convulsa la entrada en el poder del nuevo emir, alejándose de esa visión simplificada. La unión por tanto entre ambos está clara, y será la actual provincia sevillana la primera en ver la lucha entre ambos. La caída de Écija, en el 913 a raíz de la ofensiva lanzada por Abd al-Rahmán III hará que pase a manos cordobesas.

Más tarde y debido a la lucha entre los señores de Sevilla y Carmona se enfrentaron las tropas de Umar Ibn Hafsún y el emir Abd al-Rahmán. El primero combatía defendiendo las filas de los árabes sevillanos comandados por Ibn Maslama, mientras que Qasim ibn al-Walid había sido enviado para apoyar militarmente a Muahammad ibn Ibráhím ibn Haÿÿaÿ señor de Carmona. El combate obligó a Ibn Hafsún a refugiarse en Bobastro, e hizo que Ibn Maslama pactara con el Emir y volviese a la fidelidad anterior, quedando reflejada el 21 de Diciembre de 913 con la entrada de Badr, el háyib de Abd al-Rahmán. en Sevilla.

Además de la derrota sufrida, Umar deberá hacer frente a dos hechos desagradables en el mismo año. Ambos tuvieron lugar en el mes de octubre, donde por un lado, Alí ibn Muhammad, capturó al hijo de Ayyúb y nieto de Ibn Hafsún, Umar Ibn Ayyúb con 13 o 14 años; siendo encarcelado en Córdoba. Y el otro, será la muerte del comandante Abú aš-Šahlá en Arhiyat por una revuelta contra hombres leales al emir cordobés. Abd al-Rahmán III en el 914 lanzó otra ofensiva contra Bobastro, ayudados por yundíes al mando del háyib Badr. Sus pasos les llevaron primeramente por tierras de Rayya, sin resultado alguno. Posteriormente continuaron por la costa, donde con la caída de Lura y al-Ÿazírat, se sometieron numerosos enclaves más, debido al temor que infringían las tropas del emir.

Finalmente, y debido a la insumisión que se había producido en Carmona, por parte del gobernador Habíb ibn Sawáda, Abd al-Rahmán III dispuso a sus tropas para volver a restaurar su poder. Dicha tarea comenzó en Arkuš, donde Numára ibn Sulaymán y su hermano pidieron un pacto con el emir al ver que tras las murallas, se comenzaban a construir las torres para asediarles. Así que el Emir aceptó ese pacto quedándose estos con la fortaleza de al-Asnám.

Tras esto cayó Šillibar, se construyó Ašbíra y pusieron rumbo hacia Qarmúna que siguió como enclave independiente debido a la retirada del emir, el cual regresó a Qurtuba el 27 de Julio de 914. Por ello cabe resaltar que la segunda campaña emprendida por Abd al-Rahmán fue muy positiva, como así demuestra la petición de ayuda por parte de Umar, a numerosos poderes de la Península Ibérica como eran los Banu Qasi de Zaragoza, los idrisies de Marruecos o Alfonso III.

Tras estos hechos que se sumaban al de rebeldía que mantenía Umar Ibn Hafsún y que según Acién Almansa eran los vestigios de la sociedad basada en los señores de la renta; cayó la fortaleza de Ÿaríša pasando a manos del emir. A continuación se dispuso Abd al-Rahmán para sitiar el castillo de Munt Rubí ordenándole tal acción al general Abbás quien perdió la vida en dicho asalto el 18 de Junio de 915.

Fue ese año, el 915, recordado por el historiador andalusí Ibn Hayyán, como un año de sufrimiento y escasez debido a la prolongación de la sequía en al-Ándalus. Tal proceso climatológico causó problemas en la agricultura; que a su vez derivarían en subidas de precios como factor económico, y como factor social, en revueltas, problemas alimenticios y sanitarios donde se aprecia un desarrollo de la mortandad, que tendrá su cenit en el invierno de 915-916.

Este desastre llevó a las autoridades de Bobastro a un enfrentamiento que acabó por formar dos grupos. En uno, se hallaba el obispo Ÿa’Far ibn Maqsim y dos capitanes cristianos, quienes reclamaban al señor de Bobastro un pacto de paz, mientras que el otro grupo formado por los hijos de Umar ibn Hafsún, se negaban al mismo. El caudillo de Bobastro vio más acertada la visión del obispo y fue este, Ibn Maqsim junto con Ibn Nabíl y Wadinás quienes emprendieron las negociaciones por parte de Umar mientras que por parte del emir, serían Badr y Yahyà. Esto supuso el perdón de 162 fortalezas, sin constar el Muqtabis V a manos de Umar.

A partir de entonces, Ibn Hafsún prestó obediencia a Abd al-Rahmán III. Tal actitud quedaría reflejada años posteriores cuando se enfrente a su propio hijo Sulaymán, ya que este conquistó Ubbada incumpliendo la norma pactada por su padre, por lo que el mismo se dirigió hacia la ciudad regresando con su hijo encadenado hasta Bobastro. Y más tarde, este volverá al mismo lugar para apoderarse hiriendo esta vez al propio Umar ibn Hafsún, que finalmente buscara ayuda en las tropas del emir para poder derrocar a Sulaymán.

Así que al mando del general Abd al-Wahháb al-Ušúní marcharon para Ubbada, y al llegar estos, Umar Ibn Hafsún debilitado partirá hacia Bobastro, donde falleció a los 64 años, el 1 de febrero del 918 a causa de una muerte natural y dejando a su hijo Ÿa’far ibn Umar como nuevo señor de Bobastro. Lo más destacable fue el entierro que recibió Umar ibn Hafsún, siendo esté el rito cristiano como así demostró la exhumación de su cuerpo diez años después.

Principado independiente de Bobastro tras la muerte de Umar Ibn Hafsun

Tras la muerte, su hijo tomará el control de la fortaleza, que caerá definitivamente en el 928 conquistado por Abd al-Rahmán III y fue aquí cuando llevó a cabo la exhumación del cuerpo de ibn Hafsún y su hijo. Un año más tarde, el emir, pasó a denominarse jalifa diciendo que va a ostentar el título que habían llevado los omeyas de Damasco, ya que eran sus antecesores y por tanto le pertenecía. Además comenzó a acuñar dinares de oro.

Ello no supuso la unificación de Al-Ándalus ya que tendría que conquistar; Badajoz, Toledo y Zaragoza; hecho que ocurrió en años posteriores dándole concesiones para que aceptaran el jalifato. Por último, culminará la materialización de la divinización califal, al concederse el título de Imán (que ya adoptaron los abasíes) junto con el título de Al Nasir (el vencedor por la religión de Dios). A su vez imitará a los abasíes de Oriente y los fatimíes de Ifriquiya al crear una ciudad en las proximidades de Córdoba que será Medinat al-Zahra (ciudad brillante).

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