Historia de Málaga

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Historia de Málaga

Fundación: Los fenicios

La provincia malagueña estuvo habitada desde tiempos mucho más remotos y prueba de ello son el conjunto de dólmenes de Antequera, las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta en Benaoján, Cueva del Tesoro en Rincón de la Victoria o la cerámica encontrada en Nerja.

En el lugar donde se asienta la ciudad, existía un poblamiento túrdulo. En base a ella, Málaga fue una de las colonias comerciales fundadas por los fenicios de Tiro, desde el siglo VII adC, éste periodo tuvo una duración aproximada según algunas fuentes[1], del 770 al 550 adC. debido a las buenas condiciones para el atraque en su puerto natural al pie del monte Gibralfaro y la gran cantidad de yacimientos de plata y cobre, siendo bautizada con el nombre de Malaka (מלכה).

Entre las actividades económicas que esta colonia desarrolló, hay que hacer referencia a las industrias pesqueras destinadas a la producción de púrpura y a la salazón; y llegaron a acuñar moneda.

Dominio cartaginés

La segunda mitad del siglo VI adC es la transición entre la época fenicia y púnica de la ciudad, y se abandonaron la mayoría de las colonias fenicias.

Nabucodonosor II conquista los territorios fenicios, con lo que Málaga pasa a ser alredor del 573 adC dominada por los cartagineses, que pretendían quedarse con el comercio fenicio.

En los siglos que van desde fines del s.VI a.C al cambio de era, los territorios malagueños aparecen ocupados por dos tipos de gentes: los que habitan en la zona costera, denominados Libiofenicios, y los íberos o turdetanos del interior.

Los romanos conquistaron la ciudad al igual que otras regiones bajo el dominio de Cartago en el 218 adC tras las Guerras Púnicas.

Estas poblaciones del interior quedaron rápidamente captadas por los romanos a comienzos de la segunda centuria y transformándose las más importantes en auténticas ciudades, con cierta autonomía, pero siempre bajo el atento control de los romanos.

Malaka romana

Teatro Romano de Málaga

Los romanos unificaron a gentes de la costa y del interior bajo el común poder romano; se establecieron colonizadores itálicos que explotaron los recursos naturales y trajeron el latín y unos usos y costumbres que cambiarían la vida de los pobladores existentes.

El paso de Málaga al dominio romano, formando parte de del área de la Hispania Ulterior. Durante ésta época, el Municipium Malacitanum es punto de tránsito dentro de la Vía Hercúlea, dinamizadora de la ciudad tanto económico como culturalmente, al comunicarla ésta con otros enclaves desarrollados de la Hispania Interior y con los demás puertos del Mediterráneo. De esta época data el Teatro Romano, uno de los más antiguos de toda la Hispania.

Al caer la República y advenir el nuevo sistema político del Imperio, los territorios de Málaga, que ya llevaban dos siglos ocupados por los romanos, quedaron repartidos administrativamente entre los cuatro conventos jurídicos en que se dividió la provincia Bética, recién creada por Augusto.

Según el griego Estrabón, la urbe tenía planta irregular, estilo propio de las ciudades fenicias.

Los romanos comienzan la construcción de obras importantes. La dinastía Flavia comienza el Puerto de Málaga y con Augusto se construye el teatro romano. Es el emperador Tito, de la familia Flavia, quien concederá a Málaga los privilegios de municipio. En la época romana la ciudad (en latín Malaca) alcanza un notable desarrollo; convertida en ciudad confederada, se regía por un código especial, la Lex Flavia Malacitana y con peso importante de gente culta y amante del arte. A esta etapa pertenece el teatro romano y algunas piezas escultóricas conservadas en el Museo Arqueológico Provincial.

La dinastía Flavia comienza el Puerto de Málaga y con Augusto se construye el Teatro Romano. Es el emperador Tito Flavio Vespasiano, de la familia Flavia, quien concederá a Málaga los privilegios de municipio.

En lo referente a algunos aspectos sociales, como la vida espiritual, se encontraban algunas diferencias como consecuencia de su origen étnico. En cuanto a lo económico, la riqueza del territorio obedecía fundamentalmente a la agricultura de las zonas interiores y a la abundancia pesquera de las aguas que bañan el litoral. Entre los productos malagueños que alcanzaron fama debe destacarse el "Garum" malacitano que llegó a tener gran fama en la capital del Imperio.

En el año 325, año del Concilio de Nicea, Málaga aparece como uno de los pocos enclaves romanos dentro de Hispania en los que había enraizado fuertemente el credo cristiano. Anteriormente, se habían producido frecuentes levantamientos de carácter antirromano catalizados , por la oposición al paganismo de los hispanorromanos asimilados al cristianismo.

Invasión germánica y bizantina tras la caída del Imperio Romano

La decadencia romana da paso a la dominación de los pueblos germanos, que sobre el año 411 arrasaron las costas malagueñas. Tras la división del Imperio Romano, y la definitiva crisis del mismo, Málaga entra dentro de las áreas de la Península afectadas por las grandes migraciones y asentamientos de los pueblos germánicos, especialmente de los vándalos silingios, que durante el siglo V vienen importando a Occidente el arrianismo.

Bajo el dominio visigodo, Málaga se convirtió en sede episcopal. El primer obispo conocido fue Patricio, consagrado sobre 290], y presente en el Concilio de Elvira.

Con la intención de reconstruir el Imperio Romano, el emperador bizantino Justiniano conquista, entre otros territorios, Málaga, que fue una de las más importantes ciudades de la provincia bizantina de Spania, hasta que son expulsados por los visigodos, en el 615, tras la conquista el rey visigodo Sisebuto. Ya por ese tiempo, Málaga estaba rodeada de torres que eran usadas para vigilancia ante invasiones y para el cobro de impuestos al paso de carretas.

Presencia musulmana en Málaga

Alcazaba

A principios del siglo VIII la monarquía visigoda se encontraba sumida en una profunda crisis económica, además las endémicas luchas por el poder se habían agudizado cuando el último rey visigodo Roderico accedió al trono. La llegada a la Península del líder musulmán Táriq Ibn Ziyad avocado por los opositores a Roderico inició un extenso periodo de ocho siglos de presencia musulmana conocido como al-Ándalus.

Málaga formo parte de al-Ándalus desde su creación hasta 1.487 cinco años antes de la capitulación granadina, evolucionando su topónimo desde Malaka a Mālaqa (en árabe مالقة). Tras un período de inestabilidad provocado por revueltas de los habitantes indígenas el gobernador de la ciudad, Abd Al Aziz, logra imponer el orden en 716.

Desde el año 880 el muladí Omar ibn Hafsún organiza una revuelta contra un emirato cordobés en crisis. Apoyado principalmente por bereberes y mozárabes el territorio bajo dominio de Omar fue cambiante, en un primer momento llegó a apoderarse de fortalezas como las de Autha, Comares y Mijas y tras un intento fracasado por parte del emir Al-Mundir de someterlo asediando Bobastro, Omar recupera y hace crecer su territorio formando un amplio Estado que abarcó desde Elviria y Jaén al oeste hasta Sevilla al este, llegando incluso a las puertas de Córdoba. Su conversión al cristianismo y finalmente su muerte resto partidarios a su revuelta que heredada por su hijo Suleyman será definitivamente aplastada con la toma de Bobastro en el año 928, meses antes de la proclamación del Califato de Córdoba.

Con la sumisión de Bobastro por Abd-al-Rahman III se asienta y desarrolla definitivamente el sistema islámico en Málaga lo que se traduce en una etapa de paz y un nuevo esquema de población, basado en el desarrollo de las ciudades y la proliferación de alquerías en el mundo rural, con el florecimiento del artesanado y el comercio, así como de una agricultura intensiva con base en el regadío, en contraste con el feudalismo que sufría el resto de Europa.

Málaga se transformó en ciudad floreciente, rodeada por un recinto amurallado provisto de cinco grandes puertas y con gran cantidad de arrabales y barrios asimismo amurallados, dentro de los que evolucionaban los adarves, salpicados de huertas a orillas del Guadalmedina, y cruzada de este a oeste por una vía que comunicaba al puerto y la fortaleza con el interior del recinto amurallado; junto al recinto, se asentaban los barrios de comerciantes genoveses y las juderías, de forma independiente del resto de la ciudad.

Fue capital del reino taifa independiente de la dinastía Hammündi, entre 1035 y 1487.

Con la caída del califato de Córdoba, Málaga se convirtió en capital de la taifa hammudí. Del urbanismo de ésta época, quedan trazas en el centro histórico y en dos de sus principales monumentos: La Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro, además de un doble amurallamiento: la Coracha. Tras ello, el Califato de Córdoba se divide en casi una cuarentena de Reinos de Taifas. En esta época Málaga fue la capital de su propio reino, Rayya, independiente con la excepción de los intervalos de 1026-1058 (conquistado por Granada), 1073-1090 (bajo dominio almorávide), 1145-1053 (bajo dominio almohade).

Es el año 1089 cuando los almorávides son llamados por los Reinos de Taifas para solucionar problemas rivales, quedándose en Al-Andalus y arrebatando el domino a los regentes musulmanes.

En ésta época, contaba Málaga con dos arrabales fuera de las murallas y un comercio que poseía un discreto radio de acción con Marruecos. La ciudad contaba con una clase media dedicada a la artesanía y al comercio regulada por el tratado del buen gobierno del zoco, redactado por el malagueño Al-Sagasti.

Hasta 1143 no son expulsados de Málaga, donde, años más tarde, gobernaría Ibn Hud (hasta 1238) ferviente antialmohade. A la muerte de Hud, se ofrece la ciudad al rey de Granada Mohamed I, formando parte del reino nazarí hasta finales del siglo XV.

En esta época, vivían en Málaga unas 15.000 personas. En su conjunto, la población islamo-malagueña se atuvo a la ortodoxia religiosa más estricta bajo la tutela de los alfaquíes. Ortodoxia que respondía más a las normas de comportamiento social. La población no musulmana constaba de una importante minoría judaica mientras que la presencia de cristianos se reducía a los cautivos apresados en hechos bélicos, forzados a trabajar en las Atarazanas, dónde se construían navíos ligeros para la vigilancia ribereña y el corso además de una pequeña colonia de comerciantes extranjeros. En la Alcazaba residía el gobernador de la ciudad, a menudo un príncipe nazarí, como delegado del sultán, rodeado de secretarios y juristas.

En 1348, mientras la peste negra asolaba toda Europa, la Alcazaba y Castillo de Gibralfaro toman su forma definitiva. La ciudad dispone de varias puertas que permiten el paso a través del recinto amurallado, cuyos nombre siguen perdurando hoy: Puerta Oscura, Puerta del Mar... En esta etapa vivió uno de sus hijos más ilustres: el filósofo y poeta judío Ibn Gabirol, el cual será el primero en acuñar el término Ciudad del Paraíso (usado posteriormente por Vicente Aleixandre) para referirse a su ciudad natal.

La Reconquista e incorporación a la Corona de Castilla

Fachada y torre de la Iglesia de Santiago.

La conquista del reino de Granada comienza con la toma de Alhama por los cristianos en febrero de 1482. A los pocos meses, Muley Hacen se refugia en Málaga al ser destronado por su hijo Boabdil con el apoyo de los abencerrajes que habían regresado del exilio.

Durante la Reconquista los árabes construyeron gran cantidad de torres de defensa para la ciudad; así, al oeste Torremolinos, al norte Puerto de la Torre (antiguo camino a Antequera), al noroeste las 11 torres de Alhaurín de la Torre (de las que no quedan restos) y la torre de Alhaurín el Grande y al este la de Torre de Benagalbón. La conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos en agosto de 1487 supuso un episodio sangriento en la guerra final por la conquista del Reino de Granada.

Después de un largo asedio cortando las entradas de agua y víveres a la ciudad, desde el 5 de mayo al 18 de agosto, el poderoso ejército castellano formado por 12.000 jinetes, 25.000 infantes y 8.000 soldados más de apoyo, logró tomar la ciudad defendida por 15.000 gomeres africanos y guerreros malagueños. El asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista, duró 6 meses y cortó el suministro de alimentos, rindiéndose estos el 13 de agosto de 1487, la población fue castigada a la esclavitud o a pena de muerte, con excepción de veinticinco familias que pudieron permanecer en Málaga, como mudéjares, en el recinto de la morería. La conquista de Málaga supuso un durísimo y definitivo golpe para el reino nazarí de Granada que perdía así su principal puerta marítima.

El rey Fernando de Aragón decidió aplicar un castigo excepcional y se negó a conceder una capitulación honrosa para los vencidos. Excepto el grupo del mercader Alí Dordux que rindió la ciudad a espaldas del arraez Hamad al Tagrí o El Zegrí que resistiría en el castillo de Gibralfaro unos días más, los 15.000 supervivientes fueron convertidos en esclavos. Entre 5.000 y 6.000 cristianos repoblaron la provincia (1.000 la capital). En un primer momento se levantaron cuatro parroquias en la capital: las iglesias del Sagrario -dedicada a San Pedro, fundada en 1488 y reconstruida en el siglo XVIII, San Juan, Santiago y Santos Mártires.

Edad Moderna

Plaza de la Constitución

La ciudad empezó a cambiar su trazado urbano al adaptarse las nuevas construcciones al gusto de los reconquistadores. Se abre un eje longitudinal al que se añade otro transversal, en sentido noroeste-suroeste, cruzándose ambos en la "plaza de las cuatro calles", la Plaza Mayor (hoy en día, Plaza de la Constitución), y se empezó la construcción de la Catedral de Málaga sobre los cimientos de la mezquita mayor.

Las iglesias y conventos construidos fuera del recinto amurallado que empezaron a aglutinar a la población dan lugar a la formación de los barrios de extramuros, como La Trinidad o el Perchel. En esta época tiene lugar la construcción del puerto y su posterior ampliación.

El artesanado malagueño se divide en siete grandes bloques: textil, cuero, barro, metal, madera, construcción y alimentación. Málaga se convierte en un lugar de salida para los excedentes agrícolas de los reinos de Córdoba y Jaén, así como en punto de entrada de una serie de bienes que, al superar la demanda del mercado local, son llevados al interior de Andalucía.

Del siglo XVI al siglo XVIII, la ciudad entró en una época de decadencia, no sólo por las consecuencias que trajo consigo el levantamiento de los moriscos y su posterior expulsión, sino también por las epidemias e inundaciones provocadas por el río Guadalmedina, que se vieron acompañadas de varias malas cosechas sucesivas durante el siglo XVII, epidemias, terremotos, inundaciones, explosiones de molinos de pólvora y las levas de soldados (alistamientos forzosos). A pesar de ello, la población aumentó de 3.616 familias a 4.296.

En 1585, Felipe II ordena un nuevo estudio del Puerto, construyendo nuevo dique en 1588 en la zona de levante, junto a La Coracha. En los dos siglos siguientes el Puerto se fue prolongando a poniente y a levante. El edificio de la Aduana comenzó a construirse en 1791 y las obras no concluyeron hasta 1842.

En el siglo XVII, el vino y las pasas eran los productos que ocupaban la preeminencia de las exportaciones malagueñas y, por tanto, constituían la principal fuente de ingresos. En el ramo textil destacaba la seda, muy ligada a los moriscos. Socialmente el estamento aristocrático se vio incrementado por los procesos de "refeudalización" producido por la venta de señoríos, a la vez que acaparaba los altos cargos con la implantación de la nobleza. El municipio, que era una pieza básica de gobierno de los Austrias, sufrió las consecuencias de la corrupción general de la época por la venta de cargos y, además, por su sometimiento a las oligarquías ciudadanas, usurpadoras del poder político local.

Con la llegada del siglo XVIII la ciudad empieza a recuperarse y esto se nota en una nueva ampliación del puerto y en la reanudación de las obras de la catedral, que estaban paralizadas.

El campesinado y las clases populares formaban la gran mayoría, pero se observaba ya el auge de la burguesía, grupo aún pequeño pero muy activo que va a sentar las bases del gran auge económico del siguiente siglo. Entre las clases marginales destacaba la formación de bolsas de pobreza en los barrios periféricos y la persistencia de la esclavitud.

Con la llegada del siglo XVIII, a pesar de una gran cantidad de catástrofes, (la ciudad sufrió seis inundaciones de diversa gravedad, siete hambrunas, seis epidemias, cuatro guerras y dos terremotos), la ciudad empieza a recuperarse.

El Siglo XIX

La dominación de la Francia Napoleónica duró desde enero de 1810 hasta agosto de 1812. En torno a los sucesos del 2 de mayo, Málaga se subleva contra el invasor francés, encontrando la resistencia más enconada en las guerrillas, acabando en ruinas gran parte de la ciudad. Así se tuvieron que poner en marcha planes de reconstrucción y la elección de un nuevo Ayuntamiento constitucional compuesto tras dos alcaldes y diputados para las cortes, en esta etapa liberal promulgada tras la Constitución de 1812.

En 1831, el famoso liberal José María Torrijos y sus hombres, que lucharon contra el absolutismo de Fernando VII y por la restauración de la Constitución de 1812, fueron capturados en Alhaurín de la Torre, tras ser traicionados por el gobernador de la ciudad, y ejecutados en las playas del Bulto, y más tarde enterrados bajo el obelisco en su honor en la Plaza de la Merced. Fue una ciudad pionera en la península con el inicio de la Revolución Industrial, llegando a ser la primera ciudad industrial de España, y a mantener después el segundo puesto tras Barcelona durante años, conocida como la ciudad de las chimeneas.

Durante buena parte del turbulento siglo XIX Málaga fue una de las ciudades más levántiscas del país y cuna de varios levantamientos en pro de un regímen más liberal. En 1835, muerto Fernando VII de España, se organiza una revuelta por la ineficacia del gobierno del conde de Toreno. Un año después son asesinados en Málaga los gobernadores civil y militar. En 1843 comienza otra insurrección en la capital.

Tanta actividad "revolucionaria" le vale el título a la ciudad "siempre denodada" y la leyenda "la primera en el peligro de la libertad".

Con la renuncia al trono de Amadeo de Saboya se proclama la Primera República Española el 11 de febrero de 1873. Se producen grandes disturbios y la ciudad se declara cantonalista, creándose el Cantón de Málaga, la Aduana es asaltada, quemándose numerosos expedientes y legajos completos.

Será ésta la época de las grandes familias burguesas malagueñas, algunas de ellas con influencia en la política nacional. Sobresalen la familia Larios, el político conservador Cánovas del Castillo, el industrial Manuel Agustín Heredia, los Loring, el Marqués de Salamanca,...

Bajo la influencia de éstos, Málaga tiene ya dos sectores bien definidos, ambos enclavados fuera del centro de origen medieval: en el extremo occidental el paisaje urbano empieza a configurarse influenciado por la actividad industrial, mientras que en el otro extremo de la ciudad empiezan a aparecer villas y hoteles. Con la desamortización y el derribo posterior de viejos edificios eclesiásticos, la ciudad ganaría nuevos espacios para su crecimiento.

A partir de 1834 la ferrería de Manuel Agustín Heredia, La Constancia, entran en una fase de gran actividad, que las llevaría a situarse en poco tiempo a la cabeza de la producción nacional de hierro.

Las actividades mercantiles también tuvieron un importante incremento. El sector textil experimentó un inusitado desarrollo debido a la familia Larios. Otros nombres extranjeros destacan en Málaga: Loring, Huelin, Crooke, Sáenz, Gross, etc.

Con una economía en expansión todos los sectores necesitaban de un apoyo firme que no fuera el de los prestamistas y en 1854 se consiguió crear el Banco de Málaga.

De 1860 a 1865 las comunicaciones sufren una gran revolución, se construyeron las líneas férreas Málaga-Álora, Málaga-Cártama, y principalmente, Málaga-Córdoba, que enlaza la ciudad con el resto de España, y a finales de siglo cuando se pone en marcha el tranvía.

Culturalmente cabe destacar, las tres exposiciones provinciales donde se mostraron productos agrícolas e industriales. La más importante fue la de 1862, que visitó Isabel II.

En 1868, el pronunciamiento militar respaldado por el pueblo, que puso fin al reinado de Isabel II de España y al régimen moderado y abrió una breve etapa de gobiernos democráticos que se extiendió hasta 1874. El ambiente de euforia en Málaga se vivió cuando desembarcó en el puerto el general Prim junto con otros generales sublevados.

La vida política malagueña durante el sexenio democrático (1868-1874) se caracterizó por un tono radical y extremista. El republicanismo federal, que logró fuertes apoyos en las clases populares, alentó insurrecciones y actitudes levantiscas que produjeron gran alarma entre los sectores acomodados.

La Cámara de Comercio de Málaga fue creada en 1886, pero cuenta con los antecedentes de los consulados marítimos y terrestres.

En los 1860 se crean barrios obreros como El Bulto o Huelin para albergar a los trabajadores cerca de las fábricas.

En 1880 se inaugura el Real Conservatorio de Música María Cristina , la primera institución musical malagueña.

La decadencia de la ciudad se inició a partir de 1880 la crisis hace cerrar las fundiciones malagueñas, y acompañada por la plaga de Filoxera que hundió al viñedo malagueño. La crisis se ahondaría aún más en las primeras décadas del Siglo XX. El abandono de estas fincas trajo consigo una fuerte deforestación de las laderas en las que se cultivaban las viñas en terrazas, lo cual al cabo de un tiempo causó un incremento de las avenidas de agua en caso de grandes lluvias en los cauces de los arroyos y ríos cortos de prácticamente toda la zona costera. Este problema provocó muchos desastres y muertos hasta bien entrado el siglo XX.

Esta grave crisis y sus secuelas (pérdida de empleo, hundimiento de empresas y descenso general de las actividades económicas), llevó a muchos malagueños a buscar otras fuentes de riqueza que sustituyeran las desaparecidas, promoviéndose el Turismo, fundándose la Sociedad Propagandística del Clima y Embellecimiento de Málaga, en 1897, antecedente lejano de la revolución turística de los años 50.

Siglos XX y XXI

Calle Larios, una de las principales de la ciudad.

A principios del siglo XX, en cuanto a la economía, es esta una etapa de reajustes, afianzándose con cierta expansión y mejora de la Agricultura, que se consolida como el sector dominante; el progresivo desmantelamiento industrial y el fluctuante desenvolvimiento del comercio.

Todo ello, en el seno de una sociedad atrasada y escasamente alfabetizada, en la que una reducida oligarquía desempeña el papel hegemónico mediante el poder económico y político. Depresión económica, conflictividad social y dominación política hacen posible que también en Málaga, la oligarquía y el caciquismo sean señas identificadoras del atraso con que la provincia se asoma al Novecientos. En este contexto crítico el republicanismo pequeño burgués y el movimiento obrero irán afianzando sus posiciones, especialmente en la capital.

Aunque la ciudad cuenta con un comercio digno de tenerse en cuenta, no tiene ni mucho ni menos aquel brillo mercantil que le dio forma a fines del S. XVIII y casi todo el S. XIX. A comienzos del XX la enseñanza primaria - la secundaria es insignificante y la universitaria no existe en Málaga- está plagada de déficits: faltan edificios escolares, puestos y maestros, a principios de siglo hay cambios importantes en Málaga como son la circulación de tranvías en la ciudad y la puesta en funcionamiento de la Hidroeléctrica del Chorro, que surte de energía eléctrica.

En 1919 se crea el Aeropuerto de Málaga, para el paso de la primera línea aérea (Toulouse-Barcelona-Alicante-Málaga-Casablanca) establecida en España.

En 1933, durante la Segunda República Española, salió de Málaga el primer diputado del Partido Comunista de España: Cayetano Bolívar. Debido a esto y al gran número de militantes activos relacionados con el socialismo, el anarquismo y el comunismo, durante esta época Málaga era denominada como Málaga La Roja, muy a pesar de los sectores conservadores y ultraderechistas de la ciudad, que tampoco eran pocos. Tras la Guerra Civil Española, las autoridades franquistas hicieron creer a la ciudadanía que la destrucción masiva de la ciudad durante los bombardeos por parte de la aviación italiana fue por culpa del PCE, de la Segunda República y de las fuerzas izquierdistas españolas en general. A pesar de esta educación antimarxista que se dio principalmente en la década de 1940, tras la dictadura franquista el primer alcalde que tuvo Málaga pertenecía al Partido Socialista Obrero Español, y se mantuvo en el cargo hasta 1995.

En 1936, al comenzar la Guerra Civil Española, el alzamiento militar fue sofocado en Málaga por la intervención de las milicias obreras, principalmente Anarquistas. Sin embargo, tras los primeros movimientos militares, la provincia quedó prácticamente aislada del resto de la zona republicana al estar conectada tan solo por la carretera de Almería. Por ésto, durante los primeros meses de la guerra Málaga actuó en muchas ocasiones al margen del gobierno republicano. En febrero de 1937 las tropas franquistas, compuestas en gran parte por italianos, lanzaron una ofensiva contra la ciudad que fue tomada el día 7 de febrero. La caída de Málaga provocó un gran éxodo de civiles y militares por la Carretera de Almería bajo el constante bombardeo aéreo y marítimo, lo que provocó centenares de muertos. Éste episodio es conocido como el Crimen de la carretera Málaga-Almería. En Málaga la represión franquista fue una de las más duras de la guerra, se calculan unos 20.000 fusilados, enterrados en fosas comunes como las del cementerio de San Rafael, de los que ya se ha obtenido el nombre de 4.100.

Durante el franquismo, la ciudad vivió una expansión por el turismo extranjero hacia la Costa del Sol haciendo un boom en la economía de la ciudad en la década de 1960, apoyado por la emigración masiva hacia el norte de España, y los países del norte de Europa.

En 1972 se fundó la Universidad de Málaga, tras la instalación de una facultad de la Universidad de Granada a finales de los años 60, pues era la única ciudad europea de más de 300.000 habitantes que no poseía una universidad propia.

En el año 2003, se fundan el Museo Picasso y el Centro de Arte Contemporáneo. En cuanto a la economía, aporta un poco menos de la mitad del volumen comercial de Andalucía y tras la ampliación del puerto, espera la llegada de la ampliación del aeropuerto, el AVE y el Metro de Málaga.

Actualmente la Universidad de Málaga está reuniendo todos sus centros en el Campus Universitario de Teatinos (en la zona oeste de la ciudad) y acometiendo una ampliación que sumará 1.2 millones de m² y nuevas titulaciones a la oferta actual.

Referencias

  1. Historia y Situación de Málaga

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